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El personaje interpretado por Michel Piccoli junto a la muñeca con la que comparte su vida en 'Tamaño natural'.
Berlanga 1921-2021

El juego de un gran tímido

Erotismo ·

Era un especialista en la literatura de ese género, pero en sus películas apenas se encuentran escenas que puedan considerarse de alto voltaje

Sábado, 12 de junio 2021, 00:13

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El director de 'La vaquilla' estableció que la diferencia entre erotismo y pornografía no era más que una cuestión de clases sociales. Así, decía, a ... la pornografía se le llama erotismo cuando la (lo) hacen los ricos. Y citaba a Cela, quien precisaba que el erotismo es pornografía vestida por Dior. En todo caso, Berlanga aceptaba para sí mismo el término de erotómano aunque no fuera de su gusto ser etiquetado, ni siquiera como ácrata. Se reconocía fetichista clásico de ligueros, corsés y zapatos de tacón de aguja (al igual que Buñuel, para quien sin embargo erotismo y pornografía sí eran dos mundos distintos). También, dirigió la colección de libros de narrativa erótica La Sonrisa Vertical, en la que se publicaron obras de tan proceloso título como 'El bajel de las vaginas voraginosas', de Josep Bras, o 'Ligeros libertinajes sabáticos', de Mercedes Abad. Poseía una considerable biblioteca de género venéreo con tres mil volúmenes y en lugar casi oculto al que tenía prohibido que se entrara a limpiar, como mandan los cánones rituales del disfrute íntimo. Una novela del ramo que apreciaba especialmente era 'Historia de O', de Dominique Aury (que publicó con el pseudónimo Pauline Réage). Berlanga consideraba que el tórrido erotismo sadomasoquista de una novela como esta era imposible de llevar a la pantalla con buenos resultados y sin caer en lo ridículo. La adaptación que realizó Just Jaeckin protagonizada por la bella Corinne Cléry parece darle la razón. Quizá sea por el convencimiento de esta imposibilidad el que en la filmografía del erotómano Berlanga apenas haya erotismo. O la razón resida en que el esperpento, que con tanta brillantez recreó, casa mal con el enfoque erótico. O tal vez en lo que dijo Marisol Carnicero, su directora de producción: que para don Luis el erotismo no era una pulsión, sino el juego de un gran tímido, y el cine otra cosa, o al menos otro tipo de juego.

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