«La cultura y la vida se llevan estupendamente en mis versos»
Luis Alberto de Cuenca. Poeta ·
Entra en el olimpo de la poesía con una obra que aporta «una generosa dosis de aire fresco» sin romper con el clasicismo y la tradición cultural ibéricaJuan José Lanz
Sábado, 5 de julio 2025, 00:15
Poeta, filólogo, ensayista, traductor, columnista, tertuliano, persona de curiosidad y cultura infinitas, Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) ha sido profesor de Investigación en el ... Consejo Superior de Investigaciones Científicas, director de la Biblioteca Nacional (1996-2000) y secretario de Estado de Cultura (2000-2004). Es además académico de número de la Real Academia de la Historia y de la Academia de Buenas Letras de Granada. Ha sido galardonado con el Premio de la Crítica por 'La caja de plata' (1985), con el Nacional de Traducción por su versión del 'Cantar de Valtario' (1989), con el Nacional de Literatura por 'Cuaderno de vacaciones' (2015) y con el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2021) antes de recibir por fin el XXXIV Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que reconoce el conjunto de su obra.
Se incorpora así a un elenco de notables autores, algunos de los mejores poetas en lengua castellana de la segunda mitad del siglo XX y de comienzos del XXI como Gonzalo Rojas, Claudio Rodríguez, José Hierro, Ángel González, José Ángel Valente, Pere Gimferrer, Nicanor Parra, Juan Gelman, Blanca Varela, Antonio Gamoneda, Francisco Brines, Ida Vitale... «La verdad es que le tenía unas ganas morrocotudas», confiesa. «Del Reina Sofía había sido jurado en varias ocasiones, finalista en otras, y con el premio me ha invadido una enorme satisfacción personal».
- ¿Qué cree que su obra aporta dentro de esa enorme corriente de la poesía en castellano?
- Mi poesía aporta a la poesía contemporánea en castellano una generosa dosis de novedad, de aire fresco, sin romper con el clasicismo y con la gran tradición cultural ibérica. Mi visión del mundo es incisiva, sarcástica, divertida, popular y al mismo tiempo muy sofisticada. Apuesta por la comunicación con el lector por encima de todo y nada tiene que ver con los postulados de las insoportables postvanguardias.
- En su discurso de entrada en la Real Academia de la Historia señalaba que «una persona culta debe tener memoria histórica (…) y memoria geográfica», y añadía que «Cultura es lo contrario de arbitrariedad. Es la respuesta a cuándo y a dónde».
- Lo de «memoria histórica» debí decirlo, pero no es un concepto bienquisto para una persona como yo, enfrentado al universo 'woke' y a la corrección política (como si todo se redujese en nuestra historia a cinco años de Segunda República mal gestionada y a casi cuarenta de franquismo cutre). Lo que quise decir es que nadie que no sepa historia y geografía puede considerarse culto.
- «Cultura» es un concepto fundamental en su obra, pero también aparece de forma constante la «vida». ¿Cómo se funden ambos elementos en su poesía?
- Se llevan estupendamente la cultura y la vida en mis versos. La cultura es la quintaesencia, para mí, de la vida. Cultura y vida no solo no se contradicen, sino que desfilan juntas por la experiencia biográfica de todo aquel que no se conforma con los placeres domésticos y busca conocerse a sí mismo.
- «Que nadie confunda lo culto con lo escuro, que lo escuro no es culto, sino inculto», proclamó Gabriel Bocángel tal como recordaba en una 'Poética'. ¿La cultura debe ser clara, debe aclararnos la vida? ¿Cómo se funda esa poética de «línea clara» que caracteriza su obra desde 1979 aproximadamente?
- Esa frase de Bocángel fue un descubrimiento para mí. Un estricto coetáneo mío, José Luis García Martín, habló de «línea clara» a propósito de mi poesía en un artículo publicado en el diario 'La Nueva España' de Oviedo. A mí aquella comparación de la «línea clara» de Hergé o de Jacobs con mi credo estético me pareció reveladora y siempre la he difundido y defendido desde entonces.
- Con 'Amour fou', un poema que se incorporaría a 'La caja de plata' (1985), se inauguraba un período diferente en su poesía, el paso de unas «locuras culturales» a otras más «mundanas». ¿Qué cambios personales se produjeron para esa transformación estética?
- No sé si hubo un cambio tan profundo, tan radical, o si lo que hubo fue que la brisa de la calle llegó a la biblioteca sin puerta ni ventanas en que vivía yo por aquel entonces, al modo de la torre donde vivía Segismundo en 'La vida es sueño', sin comunicación alguna con el exterior. Y logró perfumar con aroma de vida mi refugio antinuclear.
Lecturas más queridas
- Detrás de cada anécdota aparentemente cotidiana que pueda verse en alguno de sus poemas hay un arquetipo; detrás de cada comportamiento, un mito. ¿Hasta qué punto el mito nos permite ordenar un mundo que experimentamos como caos? ¿Se ha invertido el viaje del mito al logos, para volver del logos al mito?
- El viaje del mythos al logos es, por desgracia, irrebatible. Yo sueño siempre con un recorrido en dirección inversa, porque me cae mucho mejor el mythos que el logos. Pero la historia del pensamiento humano va, por desgracia, en otra dirección. Hay que volver al universo de los héroes, a los códigos caballerescos, a los pocos 'Volksepen' que nos quedan.
- Pero también en su poesía encontramos esas «mil caras del héroe», las mil caras de un Luis Alberto de Cuenca, como personaje poético, que se parece mucho al autor que firma sus libros, pero que se enmascara en cada uno de sus poemas. ¿Cómo funciona ese juego de ocultarse y mostrarse en su poesía?
- Es el fenómeno de la ficcionalización del yo, tan esgrimido por la crítica contemporánea. El yo poético es el que escribe, pero también el que es escrito. El genial Juan Manuel de Prada se inspiró en 'El héroe y sus máscaras' para titular su celebérrima novela 'Las máscaras del héroe'. Solo con escuchar la palabra 'héroe' se me eriza el pelo de emoción épica. Y vuelvo a mis lecturas «heroicas» más queridas, que son el Gilgamesh, los poemas homéricos, la 'Eneida', Chrétien de Troyes, Marie de France, el 'Amadís de Gaula', el folletín decimonónico, Valle-Inclán, Juan Eduardo Cirlot...
«Estos tiempos son fatales para la épica, pero tiene sus defensores»
- En narrativa se habla de autoficción, ¿podría hablarse de algo semejante en su poesía?
- ¿Por qué no? Los géneros literarios no son compartimentos estancos en el transatlántico de la escritura.
- Eso conlleva una transgresión de los límites génericos por la que textos ensayísticos, artículos, traducciones, etc dialogan con poemas o se presentan como tales. «Hacer versos / con todo y sobre todo» es un lema que aparece en un poema de 'Bloc de otoño' (2018), ¿Cabe todo en el campo de la poesía? ¿Es necesario ampliar los estrechos márgenes de la lírica?
- En los orígenes existía solo la poesía. Todo cabe en la 'poíesis', todo se desarrolla a partir de la poesía. Y está claro que me estoy refiriendo a la poesía épica, la única que posee el kit médico necesario para convertirse, como en una mesa de operaciones de cirugía estética, en cualquier otro género literario, pues el 'epos' es el padre y la madre de los demás géneros (de la misma manera que la guerra es para Heráclito el padre y la madre de todo).
- Creo que puede describirse la evolución de su poesía como un viaje de la saturación culturalista de sus primeros libros ('Los retratos' o 'Elsinore') a la ironía intertextual a partir de 'La caja de plata' y 'El otro sueño'. Los referentes culturales siguen estando presentes, pero no son tan evidentes. ¿Cabe la ironía cultural como base de la escritura poética?
- Esa es una de mis aportaciones a la poesía española de las últimas décadas. Fundamentar en la ironía la escritura poética. Un viaje, por cierto, del que he vuelto a casa a mis 74 años mucho más sabio en desilusiones y aventuras que cuando la abandoné en la remota adolescencia, como hizo Ulises en la 'Odisea' y, muchos siglos después, Constantino Cavafis en su poema 'Ítaca'.
- 'Scholia' (1978) se tituló uno de sus libros de poemas. Allí apuntaba: «glosar es hoy la única actividad creativa -en lo literario- que me parece honesta y divertida». ¿Cuándo murió la originalidad? ¿La forma más verdadera de escritura es la reescritura?
- Todo es reescritura. Lo que ocurre es que la más mínima variación, si se lleva a cabo con gracia, inteligencia y talento, produce imitaciones que se acercan tanto en calidad e intensidad al modelo que resulta difícil llegar a distinguir qué es más interesante, si el original o la copia.
- En algún momento ha declarado que su poesía es fundamentalmente narrativa y que lo lírico son apuntes dentro de un contexto épico. ¿Cómo se puede hacer épica de la contemporaneidad? Si son 'Malos tiempos para la lírica', como dijo Bertolt Brecht y recordó Golpes Bajos, ¿por qué lo son mejores para la épica?
- Estos tiempos son fatales para la épica. Pero eso no quiere decir que no haya defensores de su discurso. Yo, uno de ellos.
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