Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Gerardo Elorriaga
Viernes, 23 de diciembre 2016, 16:57
Quizás la soberbia ha condenado a Santa Sofía a una existencia convulsa. La controversia se encuentra en sus orígenes, ya que, en realidad, su nombre alude a la Sabiduría del Señor y la acepción habitual es la transcripción fonética del término griego. Quemada, arrasada y reconstruida tres veces con creciente ambición, sobre su desaparecido altar el cardenal Humberto depositó el acta de excomunión del patriarca de Constantinopla, origen del cisma cristiano entre Oriente y Occidente. Esa ruptura fue el antecedente del saqueo por los cruzados que, durante un breve periodo de tiempo, la convirtieron en iglesia de culto latino.
La transformación en mezquita, a mediados del siglo XV, también señala el fin de la Edad Media y la irrupción de la Moderna. Ese cambio dio lugar a la pérdida de algunas de sus más valiosas posesiones. El resultado es una de las muestras más ricas de la heterodoxia arquitectónica y religiosa. Bajo su espléndida cúpula contemplamos restos de los frescos y mosaicos como el que corona la Puerta Real, con un Cristo portando el Evangelio en una atmósfera que llama a la oración en dirección a La Meca. Los grandes medallones con versos coránicos constituyen el contrapunto a la fe del templo primitivo y los minaretes que flanquean el conjunto suponen su definitiva adscripción al culto musulmán.
El acondicionamiento como museo durante el periodo de Atatürk suponía una decisión salomónica. Pero esa medida, que implicaba otorgarla el estatus de patrimonio laico y común, se halla hoy cuestionada por fuerzas empeñadas en devolverla su función anterior.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran muerta en un río a la actriz Sophie Nyweide
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.