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El escritor Garth Risk Hallberg, fotografiado en Barcelona.

«Pensar que mi novela era impublicable me dio una gran libertad»

Por 'Ciudad en llamas' el escritor Garth Risk Hallberg recibió un adelanto de dos millones de dólares pese a que era un desconocido

César Coca

Viernes, 29 de abril 2016, 12:04

Sin haber cumplido los treinta años ni haber publicado apenas nada, Garth Risk Hallberg (Baton Rouge, 1980) se encerró en su casa a escribir una novela de mil páginas de letra apretada que ambiciona contar la historia de Nueva York en unos años de caos y furia. Ciudad en llamas (Ed. Literatura Random House) narra las historias de personajes muy distintos ricos herederos, arribistas sin compasión, adolescentes desubicados, jóvenes desnortados por el consumo ingente de drogas, periodistas de vuelta de todo... que se entrecruzan en el laberinto de la urbe a finales de los setenta. La novela cambia de protagonistas y de estilo a medida que avanza, jalonado todo ello por relatos paralelos que lo mismo adquieren el carácter de un fanzine que de un atestado policial. De su impacto en el ámbito literario de EE UU da idea un dato muy simple: su autor recibió el adelanto más importante que jamás ha logrado nadie en aquel país por una primera novela. De todo ello habla Garth Risk Hallberg en una larga entrevista concedida a Territorios durante su estancia en Barcelona.

¿Cómo se consigue vender los derechos de una novela por dos millones de dólares sin haber publicado apenas nada antes de eso?

No fui yo quien los vendió. No sabía ni cómo hacerlo. Así que esta sería más bien una pregunta para mi agente en EE UUo para la editorial que lo ha publicado allí. Lo que hice fue simple:me concentré en la escritura, en la parte narrativa, y no le conté a nadie en lo que estaba trabajando. Cuando tuve la sensación de que ya no podía llevar la cosa más lejos, lo que pasó en el sexto o séptimo borrador, empecé a mostrarlo a otras personas, pensando que me iban a decir que no. Eso era lo que esperaba.

¿Por qué?

Porque tenía la sensación de que era un proyecto impublicable. Fui el primer sorprendido de que hubiera una respuesta afirmativa, se lo aseguro.

¿Y cómo se convence también a un productor tan importante como Scott Rudin cuando la novela es tan larga y compleja que parece casi imposible de llevar a la gran pantalla?

Tampoco sé qué responder. La novela parecía impublicable por su envergadura, y también por la energía quizá excesiva que contiene, y parecía igualmente imposible de llevar a la pantalla. De todos modos, en algún lugar recóndito de mi alma, a pesar de todos los mensajes que me llegaban sobre la cada vez menor capacidad de atención del público, mantenía la fe en que hubiera lectores como yo mismo, que si disfrutan con algo quieren que siga cuanto más mejor. Pero nunca alcancé a imaginar que un libro que se interesa tanto por la vida interior de los personajes, su vida privada y secreta, tuviera ningún atractivo para productores de cine.

Volvamos al original porque acaba de decir que pensó que la propia novela era impublicable. ¿Qué lo impulsó a seguir, qué fue lo que mantuvo en pie un proyecto tan ambicioso?

Esa sospecha de que era impublicable me dio en parte esa sensación de libertad que siempre busco como escritor. Sentía que podía hacer justo lo que el libro pedía de mí, y lo que tal vez anhela el lector imaginario que siempre está en la misma sala que el escritor. También pensé enseguida que estaba con un libro que quería literalmente tragarse mi vida durante cuatro o seis años. Y estaba justo en el momento preciso para que eso sucediera porque además descubrí muy pronto qué condición debe cumplir una novela tan larga.

¿De qué condición habla?

Que tiene que proporcionar al autor un cierto placer de una manera temprana y constante a lo largo del tiempo como para acompañarlo en el camino. Supongo que de forma ideal eso también es cierto para el lector. Y me di cuenta de que a mí este libro me daba alegría.

La novela de una ciudad

Usted escribe una novela sobre una ciudad que no es la suya y un tiempo que no vivió. ¿Cómo surgió la idea argumental?

Nunca sentí que no fuera mi ciudad. Nueva York es una urbe básicamente de inmigrantes y de gente que busca, de soñadores, también de personas que viajan hasta allí cada día para trabajar. Cuando viví en el campo, durante la infancia y la adolescencia, soñaba con una vida más amplia y atractiva. Fue entonces cuando me enamoré de las ciudades y sobre todo de la que parecía arquetípica para un joven americano:Nueva York.

¿Yqué le pareció cuando la conoció?

Empecé a viajar allí con frecuencia cuando tenía unos 17 años y descubrí que, a diferencia de muchos sueños, era como había imaginado: un lugar con muchas tensiones y posibilidades, con gente distinta en medio de una multitud de historias diversas. Después del 11-S, la ciudad entró en crisis. A mí durante un tiempo me pareció que estaba acercándose a algo así como su propia destrucción. Entonces sentí que todas aquellas cosas que yo más quería habían sido iluminadas por una nueva luz.

¿En qué sentido?

En el de que habían quedado liberadas por su propia vulnerabilidad. Llegó un momento en que me pareció que todo aquello que estaba experimentando, lo que me parecía más urgente respecto a mi mundo, quería expresarse. Y quería hacerlo a través de un espejo, que era la ciudad en ese otro período histórico de crisis e iluminación: mediados los años setenta. Aquí está la respuesta a la otra parte de su pregunta. Por eso elegí justamente ese período histórico.

Nadie puede decir que hay elementos autobiográficos en esta novela, pero al parecer ha prestado a sus personajes su afición por la música de Patti Smith. ¿Es así?

Todos los personajes del libro son como estados de ánimo de mí mismo, aunque no empecé entendiéndolos así. Al principio eran muy distintos a mí y entre sí. Eso era importante porque así es en parte como experimento y siento la ciudad. Pero del mismo modo que tengo que entender a vecinos, colegas, amigos y extraños que me cruzo por la calle, para convivir con ellos, necesitaba entender a estos personajes. Yaprendí que eso pasa por entendernos a nosotros mismos. Por eso me detuve en lo que los personajes compartían conmigo, lo mismo un gusto musical, un recuerdo de infancia o un sentimiento de duelo.

Los mundos míticos de su infancia y adolescencia eran Narnia, la Tierra Media y Nueva York. En la novela opta por el realismo sucio y se centra en Nueva York en la quizá peor época de la ciudad desde la guerra. ¿Por qué?

En muchos sentidos, el peor momento es fantástico. Quiero decir que la sensación de crisis te acerca mucho a lo que sería una distopía, un mundo imaginario que refleja nuestro propio mundo. Los escritores o al menos yo siempre buscan escenas un poco exageradas, con colores brillantes, contrastes agudos y la música un poco más fuerte. La idea es mantener esa iluminación para arrojar luz sobre los extremos, las fantasías, los sueños y los conflictos que existen en nuesra vida cotidiana.

En un tiempo en que estamos obligados a una gran concisión, algunos escritores estadounidenses se han lanzado a escribir novelas enormes. ¿Qué está pasando? ¿Por qué luchan contra esa corriente?

No creo que seamos solo los escritores quienes lo hacemos. Hay otras personas que comparten mi percepción de que existe algo valioso, único, especial, en el hecho de dar el regalo de nuestra atención a un texto largo, profundo, amplio, que supone un desafío y en última instancia ofrece una recompensa. Le voy a dar un ejemplo personal: ayer me pasé el día esperando que llegara la noche para quedar absorbido por el libro de Javier Marías que estoy leyendo. Sabía que en ese momento el resto del mundo desaparecería.

Contra la brevedad

Pero es usted consciente de que la mayoría de la gente quiere relatos muy cortos, o que le cuenten la historia en un vídeo de dos minutos.

Sé que defiendo un placer un tanto complicado porque no solo es una escapatoria de tu mundo, sino también una aventura de la que siempre vuelves cambiado. Estoy seguro de que en Twitter hay placeres similares pero su intensidad será menor. Y seguramente por eso se necesitan tantos tuits en un día. Al mismo tiempo, se habla también de la capacidad menguante de atención pero hay unos cuantos datos que apuntan lo contrario.

¿Aqué se refiere?

Otro ejemplo: en EEUUcada más o menos dos años, un lunes por la noche allí los libros se publican los martes, se forma una cola enorme a la puerta de una librería, a la espera de que lleguen las doce porque justo en ese momento sale a la venta un libro. Digamos que la última entrega de Harry Potter, que es una historia de 4.000 páginas por entregas. La capacidad de mantener la atención con estos relatos me llena de admiración hacia los lectores. También me hablaba de vídeos, y tengo otro argumento en contra de la brevedad.

¿Cuál?

Llevo tiempo observando que mis amigos se reúnen cada domingo por la noche en casa de alguno de ellos a ver alguna serie de TV compleja en su argumento y sus personajes, según una tradición que viene de Dickens. Y no creo que sean los únicos:estoy convencido de que hay mucha gente que ha vivido esa sensación similar de mantenerse en vilo gracias a una historia que exige y gratifica. Eso se puede llevar al límite con la novela. Con ello no quiero decir que yo lo haya conseguido, pero me siento reconfortado al estar en buena compañía.

En su libro pueden verse elementos que también aparecen en novelas de Franzen, Tartt, Roth y hasta Wolfe. ¿Considera que hay un hilo conductor que les une, pese a la distancia que separa a algunos en cuanto a edad?

Quizá ese hilo puede ser solo formar parte de una tradición. Lo que me gusta de estos novelistas es la forma de entretejer hilos narrativos a partir de autores anteriores. También me impresiona la ambición de Roth y de Franzen de hacer lo imposible;lo que Roth decía que era imposible, abrazar la locura y el caos de la vida americana. De Tartt y Franzen admiro su fe en que a partir de historias fragmentadas se puede alcanzar una visión general.

«El Nobel debe descubrir autores de otros lugares»

  • Muchos críticos consideran que la Academia sueca está cometiendo una injusticia al haber ignorado la poderosa literatura estadounidense desde hace casi un cuarto de siglo. No es el caso del autor de Ciudad en llamas. «Hay una literatura fantástica por descubrir en todo el mundo asegura. Una de las grandes potencialidades de estos premios es que pueden poner el foco en escritores que de otro modo no conoceríamos. Así descubrí a Le Clézio y Herta Müller, por darle dos nombres. Aunque también tengo que decir que considero nuestra a Alice Munro, porque el mundo que ella describe es el de mi padre, que creció a 70 millas de distancia».

Ambición totalizadora

También hay algo que parece encontrarse hoy solo en la literatura estadounidense: esos autores muy jóvenes que escriben obras de enorme ambición. ¿Por qué eso se está produciendo allí y ahora, y no se da en Europa?

No estoy seguro de estar de acuerdo con la premisa. Me explico:cuando me fijo en Reino Unido, veo a Zadie Smith y al Martin Amis de Campos de Londres. En el continente aunque la verdad es que el registro de traducciones en América es lamentable encuentro a Elena Ferrante, Knausgard y sus enormes novelas; más hacia el sur Bolaño, Daniel Sada, Vargas Llosa y García Márquez, por supuesto, y más si seguimos retrocediendo en el tiempo. Me gusta pensar que el sueño de poner en una novela más de lo que se puede encajar en ella es casi sinónimo de la tradición de escribir literatura.

Creo que le gustan mucho los guiones de David Simon. ¿La literatura de hoy es deudora (más que antes) de las series de TV y las películas?

Diría que es al revés. Parte de lo que parece interesante de The Wire es la fe que tiene en la tradición novelística en cuanto a narración de historias. Creo que precisamente eso es algo que toma prestado de los contemporáneos de los que hablábamos antes y a los que me interesa reivindicar para mi propia literatura.

¿Estar de gira promocional por Europa es el premio después de haber vivido encerrado escribiendo un libro de dimensiones descomunales o está deseando volver a casa a escribir de nuevo?

Siempre estoy escribiendo, lo he hecho esta misma mañana antes de esta entrevista. Ahora estoy con mi familia pasando unos meses en Barcelona y aprovechando para conocer la Europa que he soñado, gracias a la novela. Teniendo en cuenta que antes no habíamos podido viajar de esta manera, es difícil quejarse. Y aprovecho cuanto veo de cara a utilizarlo más adelante. Para mí es un gran honor ver mi novela traducida a tantos idiomas europeos. Nunca lo habría imaginado.

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«Pensar que mi novela era impublicable me dio una gran libertad»