El teatro se moja para dar lecciones de natación y de vida
K Producciones y Tanttaka estrenan 'El nadador de aguas abiertas', una comedia sobre la amistad
El teatro ha demostrado su capacidad para recrear historias que ocurren a cielo abierto, en plena naturaleza. En 'El nadador de aguas abiertas' uno de ... los protagonistas es el mar. El director, Fernando Bernués, ha creado una escenografía con cientos de cubos transparentes llenos de arena y agua y proyecciones de un Cantábrico «enrabietado». Una instalación donde se mueven Adolfo Fernández y Markos Marín, los actores de esta historia de amistad «como salvavidas» que en unos días llegará a los teatros vascos.
El nuevo montaje de K Producciones y Tanttaka se estrena este fin de semana en el toledano Teatro de Rojas y hará una intensa gira que pasará por Getxo (4 de marzo), Santurtzi, Amorebieta, Leioa, Galdakao, Basauri, Barakaldo y Durango. «Fernando y yo teníamos muchas ganas de trabajar juntos», cuenta Adolfo Fernández. «Un día aparece con esta novela de Adam Martín Skilton y me dice: yo creo que aquí hay un buen espectáculo».
El protagonista es un actor interpretado por el vitoriano Markos Marín –que ha trabajado en La Abadía, el Centro Dramático Nacional y la Compañía Nacional de Teatro Clásico– al que la vida se le pone patas arriba. No le sale trabajo ni para hacer anuncios, su mujer le deja y la relación con su padre hace aguas. Empieza a pensar cómo ha llegado hasta ahí y al repasar sus frustraciones aflora un recuerdo de infancia. A los nueve años su padre, con esos métodos de enseñanza poco sutiles, le tiró al agua y estuvo a punto de ahogarse. Nunca consiguió aprender a nadar, así que decide empezar por ahí.
No busca a un profesor convencional sino a un nadador de aguas abiertas al que da vida Adolfo Fernández. «Un señor de mi edad, 65 años, cuya vida es adentrarse en las profundidades del mar y hacer recorridos de muchos kilómetros con un afán de superación. Y con una historia trágica detrás, ha perdido a una hija», describe.
«Llevo un payaso encima»
Juntos hacen un viaje «amable y muy divertido. Hay que vernos con nuestros bañadores ajustados cada vez que nos tenemos que sumergir y dar brazadas». Acostumbrado a los papeles intensos, el actor vizcaíno explora otros registros e interpreta también al representante de su alumno, al padre, a la mujer que ha dejado... llevo un payaso encima y he dejado que se suelte en el escenario».
María Goiricelaya firma la adaptación y hay una versión en euskera, con Asier Hernández en el papel del profesor. La música de Fernando Velázquez «representa el mar» y los sentimientos que despierta, «de la paz a la descomposición del alma. A veces solo puedes mantener la cabeza fuera del agua e intentar flotar. Imagínate ahora en Siria y en Turquía, o alguien que sufre la pérdida de un hijo», incide Fernández.
Asegura que esta historia «de gente buena, llena de esperanza» reconforta como un buen chapuzón. «Cuando ensayábamos en San Sebastián, a primera hora de la mañana veías a la gente que iba a nadar. Son una casta muy especial, en inviernos muy fríos alli siguen a las 7 de la mañana y entran con paso firme, sin poner caras. Es una disciplina muy rígida, pero muy liberadora también».
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