«Lo principal para sentirte libre en el flamenco es respetar a tus maestros y a la tradición»

Baras (San Fernando, Cádiz, 1971) fluye en esa corriente y aporta lo suyo. «Tienes que respetar la tradición y saber la técnica, pero luego hay un momento de locura cuando estás bailando en el que eres tú misma. No es que quieras hacer algo nuevo, es que eres, y eres de hoy, no puedes quedarte en el antes». Esta semana hay cinco oportunidades de verlas a ella y a su herencia flamenca, fusionadas, en el Teatro Arriaga. Desde hoy hasta el domingo, con 'Sombras', el montaje con el que celebra los 20 años de su compañía. «No es fácil cumplirlos».

- Cinco tardes en Bilbao. Casi nada.

- Normalmente vamos cinco o seis días, sí. No es algo raro para nosotros, aunque suene un poco así... Es un honor y es un gusto poder volver, es uno de mis teatros favoritos. Y la cantidad de cosas bonitas y de sensaciones preciosas que vivimos allí, eso es un regalazo.

- ¿Hay algo que le haya dicho el público que recuerde en especial?

- No es algo concreto, es más notar esa energía tan bonita de la gente, ver que salen con ganas de bailar, de sentir, de disfrutar. El baile me da esa oportunidad de transmitir y de conectar. La suerte del flamenco es que no tiene fronteras, que va directo al corazón y que estés donde estés, se siente. No hace falta saber, sino dejarse llevar.

- Para crear 'Sombras', ¿de dónde parte?

- Queríamos celebrar los 20 años de una compañía privada y, en vez de repetir coreografías y personajes que nos han marcado, decidimos dar una lectura nueva a todo lo aprendido. La gran sombra que nos acompaña es la farruca, el baile que más me ha marcado a mí, y de ahí vamos viajando con mucha libertad, incorporando otros bailes, otros ritmos, otros estilos, cosas más antiguas y otras más de hoy. 'Sombras' es una farruca grande llena de pinceladas y hecha con mucha libertad.

- Libertad y tradición, ¿están reñidas?

- Lo principal para sentirte libre es respetar a tus maestros -los grandes y los pequeños, que en mi caso es sobre todo mi madre- y tu tradición. Si respetas y amas eso, que sin amor no hay flamenco, luego solo puedes dejarte llevar por lo que sientes. No es que quieras hacer algo nuevo, es que eres. Si te olvidas del respeto, no hay libertad posible.

- Ha habido muchas polémicas últimamente en torno a las nuevas voces del flamenco, sobre si son o no, si respetan o no.

- A mí todo lo que tiene calidad me gusta. Lo que mezcla lo que eres hoy mismo con lo de antes no es un problema. El público ha evolucionado, y nosotros también, no podemos quedarnos como éramos, ni falsear lo que somos hoy. Pero si algo está hecho sin cabeza y sin base, a lo mejor no le encuentro sentido... Gente como Antonio Gades, Carmen Amaya, Enrique Morente, Paco de Lucía y Camarón nos han dejado las puertas bien abiertas al mundo y si los escuchas, los ves y los sientes, el camino está clarísimo

- ¿Se imagina un futuro en el que no sean esos los referentes?

- Es imposible. Lo que hicieron hace treinta años parece tan actual, tan de hoy, que solo puedes pensar que fueron unos adelantados a su tiempo y que seguirán siéndolo en el futuro. ¡Pero cómo es posible que Gades y Amaya bailaran así ya! Siempre creemos que vamos a descubrir una nueva forma de hacer y resulta que ya lo hicieron ellos.

- Habrá alguna futura bailaora pensando eso de usted...

- Uf, puede pasar que una niña me esté mirando a mí como yo los miro a ellos... Yo miro para atrás y me da mucho orgullo todo el trabajo serio y honesto que hemos hecho, pero la responsabilidad duele mucho. Es sacrificio y es entrega, muchas horas de trabajo y estar al cien por cien, es estar en una línea de transmisión. Por eso no podemos bajar nunca la guardia.