«Si eres pobre, no eres bienvenido»
El artista libanés de raíces armenias confiesa que pensó que no volvería a tocar el violín tras una caída de un escenario en Costa Rica. «El éxito nunca es para siempre»
Llega hoy al Bilbao Arena en plena forma tras recuperarse de una caída sufrida en un escenario de Costa Rica que le obligó a pasar ... por el quirófano. Malikian (Beirut, 1968) pensó incluso que tendría que dedicarse a otra cosa.
- ¿Por qué es tan conocido siendo un violinista?
- No lo sé. Ja, ja. ¿Por qué uno tiene éxito o no lo tiene? Eso nadie lo sabe. Hago las cosas como las entiendo yo, a mi manera. Las hago con amor, con pasión, me gusta compartir mi música con los demás, pero no sé el secreto. Obviamente, estoy muy agradecido. Fue un largo camino. No he sido reconocido de un día para otro.
- Nunca es fácil para un violinista.
- También hubo un momento en que tocaba igual el violín, pero no era reconocido. Hay que creer en sí mismo. Hay que realizar lo que uno sueña, lo que uno se pone como meta. Yo soñaba hacer esto hace 30 años y he trabajado para llegar aquí.
- Bravo por usted.
- Todo ha ido bien.
- Un aplauso por su empeño.
- Ahora, si me lo creo y pienso que va a ser así toda la vida, también estoy equivocado.
- ¿Por qué?
- Uno tiene que renovarse, buscar nuevos caminos y crecer porque el éxito nunca es para siempre.
- ¿Le gusta la fama?
- No es algo que busque ni me interese. Me gusta mi profesión, que es hacer música. Yo nunca he tocado el violín para ser famoso. No es mi meta. Hoy en día está un poco equivocada la idea de ser artista.
- ¿En qué sentido?
- El objetivo de un artista no es ser famoso. Si la fama, viene, maravilloso, por supuesto. Quiere decir que llegas a mucha gente. Los 'talent show' no son un buen ejemplo. Son programas hechos para que alguien que canta sea famoso de un día para otro. Yo llevo trabajando desde los 5 años. Me paso todos los días estudiando e investigando.
- ¿Por qué enloquece a los niños?
- No hay un secreto. Llevo trabajando con ellos desde hace muchos años, pero al principio fracasé.
- ¿Por qué?
- Lo hice muy mal. Los niños se espantaron de lo que veían. Me di cuenta de que el público infantil es el más importante y exigente. No se enganchan a la música si les tratas como si fueran tontos y para tocar el violín te disfrazas de cocodrilo... ¡o yo qué se! Me di cuenta de que no hay que hacer nada de esto y sí ofrecer la música, tal y como es. Me costó casi 20 años aprender esto.
- ¿Fue muy dolorosa su recuperación tras la caída de Costa Rica?
- Más que dolorosa, fue muy especial. El dolor es lo de menos.
- ¿Por qué?
- Juega más lo mental. No sabía si volvería a tocar el violín otra vez.
La clave
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Ídolo del público infantil: «Si a los niños les tratas como tontos y te disfrazas de cocodrilo, no se enganchan a la música»
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Críticas a los 'talent show': «Son programas que están hechos para que alguien que canta sea famoso de un día para otro»
«Mi brazo no se movía»
- Recuperó en tres meses sus tendones del hombro, pero ¿lo pensó de verdad?
- Pues es que mi brazo no se movía. Aunque los médicos me dijeron que volvería a ser como antes, siempre queda la duda. Trabajé muy duro desde el primer día de la operación. El brazo funciona y es maravilloso. Suerte de poder hacer lo que me gusta.
- Tras superar la angustia y preocupación, ¿pensó en qué sería de no volver a ser violinista?
- Sí. Fue una terapia muy bonita e importante. Miré y pensé cómo podría reinventarme para seguir haciendo lo que me gusta, que es la música, pero sin tocar el violín.
- ¿Y?
- Me ofrecieron varias posibilidades, pero tuve la suerte de poder volver a tocarlo. No pasó nada, pero pensé mucho. Toda mi vida he estado en la música y quería quedarme en ella.
- Era la primera vez en diez años que paraba tres meses. ¿Qué busca ahora con colaboraciones con artistas como Bunbury, el rapero Kase-O, Battiato o Calamaro?
- Busco inspiración con gente con la que me siento identificada. Son artistas que aprecio y me motivan. Todo salió maravilloso.
- ¿Sigue pensando que el violín es el instrumento más abierto de la historia de la música?
- Bueno, eso lo digo yo porque soy violinista. Lo mismo dirá un pianista del piano. Cada uno está enamorado de su instrumento. ¡Que triste si no!
- ¿Por qué?
- Pues porque sería triste decir que toco el violín y mi instrumento favorito es la trompa. O lo que sea. Defiendo el violín a muerte. Me permite hacer todas las cosas que quiero hacer con la músicas.
- ¿Sigue soñando con ser libre?
- Todo el rato. Es mi meta. Me costó muchos años liberarme de todos los prejuicios y encasillamientos. Ahora que soy libre he aprendido a disfrutar la libertad, especialmente la artística. Es lo que más aprecio.
- Fue inmigrante. ¿Tuvo la suerte de que le ayudó mucha gente?
- Sí. No hay que tocar un violín para que te ayuden. Aunque no se toque el violín, se debe ayudar a los demás, a quienes más lo necesitan.
- Insiste en que se es racista con los pobres, no con el color de la piel.
- Me costó entenderlo pero es lo que he podido ver. El racismo se vuelca sobre la gente sin recursos. Si tienes dinero para comprarte una casa, te regalan la nacionalidad. Es triste. Si eres pobre y tienes que escapar de tu país para tener una vida en paz, no eres bienvenido. Es una injusticia muy grande que se clasifique según la cantidad de dinero que tienes. La fobia es contra los pobres.
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