Dani Martín: «Ya no necesito aparentar nada»
«Vivimos en un mundo de falsedad», dice el músico y actor madrileño a su paso por Bilbao para promocionar la gira de su próximo álbum «Lo que me da la gana» que dentro de un año presentará en el BEC
Josu Olarte
Viernes, 22 de noviembre 2019
El cantante, compositor y actor Daniel Martín (Madrid, 1977) originó ayer un buen alboroto en la Gran Vía firmando parafernalia de su carrera de ... veinte años (diez con El Canto de Loco hasta 2008 y otros tantos en solitario) y entradas para la gira de su próximo álbum 'Lo que me dé la gana', que verá la luz en marzo. Una suerte de reciclaje sonoro «diferente a todo» que ha llegado precedido por el sencillo 'La Mentira' y que escenificará dentro de un año en una mini gira española que pasará solo por cinco ciudades, Bilbao, Málaga, Valencia, Madrid y Barcelona. En apenas hora y media agotó el jueves el papel del Wizink Center madrileño (17.500 de aforo) donde tendrá que encadenar tres noches a la vista de la demanda. «Es una locura que ha superado todas las expectativas», apuntaba recién llegado a Bilbao desvelando las claves de un disco homónimo que escenificará en siete únicos conciertos peninsulares que augura «espectaculares». «Ya estamos ensayando y maquetando los directos con la banda que va a incluir la sección de metales . He ido aprendiendo a tener tiempo para plantear bien las cosas y montaremos un buen lío».
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– Ya incitaba al público a hacer lo que les viniera en gana en su anterior gira. ¿Lo considera un lema vital o es algo que ahora se puede permitir?
– Creo que toda la vida lo he hecho. Nunca he seguido ningún plan de márketing ni nada parecido. Ni siquiera con El Canto del Loco. Nos acusaban de ser un producto y hacíamos lo que nos apetecía. Se ha convertido en el leit motiv de mi próximo álbum, que es diferente a todo lo que he hecho.
– El sencillo de adelanto 'La mentira' tiene un punto de rumba arrabalera a lo Mano Negra. ¿Van por ahí los tiros?
– A mí me suena como una cumbia balcánica con algo de cumbia a lo Mano Negra, pero el resto del disco es como un collage de todos los estilos que me han acompañado en mi vida. Hay canciones de hip hop puro de rumba mezclada con El canto o Green Day, menos tiempos pop y alguna cosa más tradicional. Vengo escuchando mucho a Calle 13, Residente, Manu Chao, Los Rodríguez, Illia Kuryaki y cosas de folclore latino que me apetece explorar.
– «Mi vida es una mentira y me la inventé», dice la letra. ¿Cree que hay mucha falsedad y postureo en la música?
– En la música y en todo somos todos unos falsos. Vivimos en un mundo de falsas apariencias queriendo gustar a todo el mundo, con nuestras comidas, las vacaciones o el vino que nos tomamos. No estamos a gusto con lo que tenemos porque siempre estamos comparándonos con el de al lado o aparentando algo para ser aceptados.
– Lo de adoptar la chulería para ocultar la inseguridad suena a autocrítica.
– Claro, toda la canción lo es, por eso está en primera persona, me gusta llamarme más mentiroso a mí mismo que a los demás. La chulería fue una pose que adopté pero para parecer más seguro o más rockero, ya no necesito aparentar nada.
– También ha predicado con el ejemplo. Canta «Bórrame la mancha y la cicatriz y edítame, a ver si me veo feliz» pero hace poco mostró su rostro enrojecido por la enfermedad cutánea que padece, la rosácea.
– Sí, te hace parecer enfermo. Fue una manera de decir que todos somos imperfectos. Yo me he puesto muchas corazas para ocultar complejos y fantasmas personales, pero ahora creo que es mejor mostrarse como soy, con naturalidad. El próximo disco tiene mucho de eso.
– Se diría que ha ganado crédito con menos pose. La crítica que le acusó de ser un producto con El Canto del Loco y blandengue en solitario le trata últimamente mejor.
– Sí, pero relativizo ahora el reconocimiento tanto como los sartenazos que me llevaba antes. Intento hacer lo que me sale con respeto y cariño para gustar y luego los críticos tienen todo el derecho a opinar. Pero estoy en un momento feliz y con ganas en el que me apetece trabajar y cuidar las cosas al milímetro.
– Su público ha crecido pero sigue siendo mayoritariamente femenino.
– Sí, al 75% , y me encanta. Lo curioso es que, aunque ya no me tiran ropa interior u ositos como con El Canto, sigue habiendo chicas muy jóvenes que no pudieron vernos en su momento pero también mujeres de mi edad, además de mensajeros, oficinistas familias enteras... de todo. Para llenar tres Palacios de Deportes tienes que tener un gran abanico de seguidores.
– En la despedida de la anterior gira se acompañó de amigos como Fito, Leiva, Iván Ferreiro o El Drogas. Todos ellos exlíderes de grupos de éxito que han sabido emanciparse con éxito como solistas. ¿Es complicada esa transición?
– Mucho. Cuando en 2008 deje El Canto en lo más alto estaba feliz porque un año después iba a grabar. Que pasara algo me parecía impensable pero acabó pasando. De lo que estoy más orgulloso de de haber ido con la realidad de cada momento. Empecé haciendo salas pequeñas y teatros y diez años después me puedo permitir los grandes espectáculos que vamos a hacer. Eso te lo da el tesón y cuidar lo que haces a diario.
– Parece haberse reconciliado con su pasado tras volver a cantar temas de El Canto del Loco.
– Es verdad. De hecho cuando acabamos casi odiaba la popularidad que habíamos alcanzado, cogí manía a canciones como 'Zapatillas' o 'La madre de José'. Y eso que era un grupo que yo me inventé. Hasta que un día me dije ¿por qué no me voy a sentir orgulloso de canciones que he escrito? Y en gira de 'Grandes éxitos y pequeños desastres' les hicimos un homenaje haciendo que sonara con más caña power pop que nunca.
– Suele dar puntadas políticas en sus entrevistas pero no en sus canciones. Tiene la indefinición que mostraba en su biografía 'Soñar no es de locos' donde decía encontrar ideas válidas en la izquierda y la derecha.
– La falsedad de la que habla 'La mentira' vale también para lo que viene sucediendo en las últimas elecciones. Mucho mirarse al ombligo y poco pensar en los demás, valorar al vecino y hacer los deberes que nos tocan a cada uno. No me salen canciones políticas prefiero hablar desde un punto más humano. La política ocupa tanto tiempo que no quiero darle el poco que tiene la música.
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