Mikel Erentxun arrancando los 40 años de Duncan Dhu en Logroño
El cantante donostiarra abrió en el festival Actual la gira DD40, en el auditorio Riojaforum, lleno, cantarín y aplaudidor
Este jueves el donostiarra Mikel Erentxun, de 59 años, arrancó la gira DD40, o sea la de celebración de los 40 años de su anterior grupo, Duncan Dhu, cuyo primer disco, el miniLP 'Por tierras escocesas', vio la luz en 1985. Se dio el pistoletazo de salida en el Festival Actual, de Logroño, y el auditorio Riojaforum llenó sus 1223 butacas (nunca olvidamos que el gran Julio Iglesias suspendió un concierto en el mismo local, se supone que por ventas insuficientes en la anticipada; era verano...). Antes de la tercera canción, Mikel informó que ahí comenzaba «esta aventura intensa, divertida y larga. Muchísimas gracias por haber llenado este sitio tan bonito».
En esa velada creciente cantó 22 canciones en 89 minutos desde que salieron los cinco músicos hasta que se despidió él a solas desde el tablado mientras el público le ovacionaba satisfecho, contento y hasta encantado. A la segunda canción ya la peña se puso a dar palmas, y las cinco últimas las disfrutó en masa en pie, como si ese jueves de un grado de frío en la calle se hubiera convertido en verano dentro del auditorio. Mikel, con sombrero que sólo se quitó un instante para saludar en los bises, bebiendo tinto como en él es habitual en vivo («este es el mejor sitio para beber un buen rioja», dijo sin demasiado ánimo halagador), y arropado por Caballero, Neira, Arancegui y Azpiroz (guitarra eléctrica solista, bajo, batería y teclados respectivamente), pilotó un concierto pulcro y contenido que, a pesar de ser la primera fecha de la gira DD40, no estuvo lastrado ni por los nervios ni por la banda sin engrasar, aunque se supone que con el discurrir de las fechas los cinco agitarán más el repertorio.
Sólo una canción de las 22 les quedó flojita, la conocidísima de 'Una calle de París', pero el resto estuvo bien, o muy bien o superbién, caso de 'Siempre' con su fondo Nilsson, del pop a lo Morrisey 'A tientas' (era la séptima y las palmas de los riojanos echaban humo), de una 'La herida' creciente que en su inicio recordó a Ruper Ordorika con más reverb y con la guitarra más ruda, y en el bis caso de una blusera y contoneante 'No puedo evitar pensar en ti' en comunión con el respetable.
El concierto contenido contuvo muchos momentos elegantes, desde el rockabilly de apertura 'El ritmo de la calle' hasta el tema a solas con él al piano y el sombrero de ala ancha protegiéndole del foco cenital que caía a plomo sobre su testa mientras el paisanaje se arrobaba con la letra de 'A tu lado' (esa que comienza clamando «pienso en ti, interminablemente en ti...»), pasando por las dos canciones que Mikel subrayó como «mis favoritas de este repertorio» y que fueron 'Un punto más' (con deje vocal Chris Isaak en su inicio) e 'Y la tarde está muriendo' (bastante folk rock), y llegando hasta 'Rozando la eternidad', con unos coros del público catalizadores de la ósmosis del epílogo del estreno.
Lo de la ósmosis lo decimos porque al final el público se hizo dueño del concierto, se convirtió en un elemento más del show, en el sexto elemento o miembro del grupo. La crepuscular y pistolera 'Palabras sin nombre' cosechó palmas de fiesta, la exangüe 'Esos ojos negros' fue cedida al público por el cantante, un público que se ovacionó a rabiar a sí mismo al acabarla, y 'Jardín de rosas' (dime tu nombre...) fue expropiada por el gentío entusiasta, con muchos espactadores ya en pie, que fue cuando Mikel dijo: «Ya no os podéis sentar. No, no, no... Todo el mundo arriba».
Y las 1223 almas le obedecieron, y la cita acabó en falso con 'La casa azul', cuando Mikel pidió «arriba esas manos», y todos manos arriba. Y hubo dos bises dobles, en los que todo el mundo se mantuvo en pie. En el primero en trío rocabilesco y aristogato Mikel revisó el fundacional 'Casablanca' (y al comenzarlo recordó que Duncan Dhu ya tocaron en el Actual, cuando el festival tenía otro nombre, en 1985 o así, cuando no les conocía nadie, y que volvieron «hace once años» con 'El duelo'), el citado blues 'No puedo evitar pensar en ti' fue un hito, y en el segundo bis con la gente en pie (insistimos para que no lo olviden) cayeron un 'Cien gaviotas' con swing y la despedida a la tercera la definitiva con 'En algún lugar', la canción más dura de todo el repertorio, y con la peña aguantando el tirón y ovacionando, silbando, y ululando de puro contento más estival que invernal.