Joshua Edelman, Rob Schneiderman, la familia y el retrovisor en el Jazz Cultural Theatre of Bilbao
El pianista neoyorquino llenó la academia de público entrañable, espíritu navideño y música en variados formatos. La próxima cita tendrá lugar el 25 de enero
Se llenó este domingo la academia de música Jazz Cultural Theatre of Bilbao, situada enfrente del Teatro Campos, para ver el concierto anunciado entre dos pianistas: los neoyorquinos Joshua Edelman, que vive en Bizkaia hace años y tiene hijos vascos (los mellizos Ander y Julen, y Rob Schneiderman, un tipo calvo y flaco con pinta de secundario en una película de Woody Allen que vive en Manhattan y que da clases en el Departamento de Matemáticas y Ciencias Informáticas del Lehman College de la City University of New York. «Su área de investigación es Topología Geométrica y su trabajo está enfocado en la investigación de las esferas en cuatro dimensiones y la teoría de nudos en tres dimensiones». Ejem, esperamos haberlo copiado bien.
Los albergados en el Jazz Cultural Theatre of Bilbao son conciertos íntimos, y una treintena larga de espectadores llenaron el local este domingo. Una docena perteneciente a la familia Barturen Vesga, que estaban homenajeando a su benemérita madre. A la postre, mucha familia también hubo en escena. Joshua Edelman requirió la participación de su cuñado Saúl Santolaria a la voz, de sus hijos mellizos Ander y Julen a los dos contrabajos, y también dijo que era de la familia la chavala Ana Sagastizabal (alias Anita Gasti), cantante de vestido rabiosamente rojo. No era de la familia el séptimo elemento, el flautista y otro cerebrito Gonzalo Muga, catedrático e investigador en Física Cuántica de la UPV.
Al final todos estos participaron tanto que opacaron la intervención de Rob Schneiderman, quien tocó un piano de pared, pegado a la ídem del fondo, de espaldas al respetable, con un espejo vertical a su izquierda. Un retrovisor para poder ver a Edelman, sentado ante el piano de cola, ejerciendo de maestro de ceremonias al presentar el repertorio y contar detalles de la idiosincrasia de su academia, una antigua tienda de lámparas. Dijo al empezar Joshua, elegantísimo con su pantalón de cuadros, su gorra y su primoroso chaleco: «Es una noche muy especial e improvisada porque la anunciamos hace cinco días, aprovechando la visita de un amigo mío de toda la vida, un pianista y doctor en Matemáticas. Hemos estado tocando juntos desde jóvenes. Hicimos un disco titulado 'Manhattan Bilbao Jazz Zubia', de 2013».
Y con absoluto silencio de la treintena de melómanos y familiares, en un marco adornado con brillo de Navidad, con la madera de las paredes acariciando la acústica y con los actuantes apenas amplificados (la flauta y la voz solamente), el encuentro duró 93 minutos para 11 piezas y hubo una copa de cava posterior en el local anejo, la academia de teatro y oratoria de otra cuñada de Edelman. Las tres primeras piezas sí fueron a dúo de los dos pianos. 'Hymn To Freedom' de Oscar Peterson, «una especie de rezo, un himno por la libertad, la paz y la justicia» que principió en modo góspel y derivó hacia el blues; 'Las luces de Bertendona', un blues que cupo en ese disco del puente 'Manhattan Bilbao Jazz Zubia' y que fue de lo óptimo de la velada; y un 'Bésame mucho' que pareció un bolero al gusto de Nosferatu.
A partir de entonces se sucedieron los invitados, la mayoría inesperados, o sea sorpresas. El tema cubano 'Almendra', de Abelardo Valdés, fue un danzón fragmentado a trío con la excelsa flauta del catedrático Muga. Y luego Saúl Santolaria, el único anunciado en el cartel, cantó dos. En inglés, 'The Christmas Song' de Mel Tormé, que le quedó muy navideña, en plan crooner de terciopelo, y que Saúl conocía por la versión de James Taylor («mi alter ego de toda la vida», dijo el también ingeniero musical, productor, compositor…, antes de que apostillara Joshua: «ésta también la han grabado grandes cantantes como Frank Sinatra, Nat King Cole…»). Y en portugués 'Chega de saudade' de Antonio Carlos Jobim, que él tradujo como 'Morriña' y donde coló un scat y participaron sus sobrinos los mellizos a los contrabajos.
Luego Joshua contó que los dos hermanos participaron en el citado disco de 2013, cuando tenían seis años, y que ahora estudian música seria (lo dijo en broma) en el Conservatorio de Leioa. Y padre e hijos, father & sons como diría el bluesman Muddy Waters, a la clásica se acercaron en trío con la melancólica 'Elegy' del ruso Mikhail Lukyanovich Yakovlev (Moscú, 1798 - San Petersburgo, 1868), otra cima emocional de la velada, con influjo del klezmer.
Y apareció con su vestido rojo Ana Sagastizabal / Anita Gasti, y se lució en dos standards. 'A Foggy Day' de George Gershwin, un tanto estilista y muy realzado por el piano de Joshua, y luego el blues sofisticado 'At Last', afamado por Etta James, donde la joven estuvo mejor, y que fue cuando Joshua anunció que el 25 de enero, sábado, en la misma academia, actuará el 'Tribute to the great ladies of jazz', un trío tributo con Joshua, Sagastizabal y al contrabajo Liosel Machín, sobrino-nieto del maestro, que vive en Algorta.
Y la cita acabó con dos temas vocales más: 'Bizkaia maite' de Benito Lertxundi llevado al bolero por Ana Sagastizabal, y a modo de bis un 'Silent night' en septeto blusero. Que tengan buenos regalos de Reyes, queridos lectores, que lo de ayer fue un regalo que le hicieron a la matriarca de la familia Barturen Vesga.