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La Furia: «No tengo miedo a casi nada y eso me hace infinitamente libre»

La navarra Nerea Lorón, que ya no sólo es rapera, presenta en la Azoka de Durango su quinto disco, 'Ultra', de «puro poliamor» y en el que se revela como «una macarra con rabia y ternura infinitas»

Martes, 3 de diciembre 2024, 07:29

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La rapera y más allá nacida en Cascante, Navarra, y afincada en Arrasate-Mondragón, Gipuzkoa, estará presente esta semana en la Azoka de Durango, Bizkaia, vendiendo su quinto disco, el solvente 'Ultra' (Baga-Biga), que trae 8 cortes en 21 minutos con sonido sólido. En él que se puede cartografiar experimentos dance algo Afrika Bibang ('Ziertzoa'), exploraciones allende la música que nos evocan a Rosalía ('Me sobran tres dedos', con voz algo Tulsa, por cierto), folk que cruza a Valeria Castro con Vicente Navarro ('Pobre cancioncita mía'), la amenaza reptante de la Zahara más rapera ('Han matado el arte'), reflejos a lo Lola Indigo polisexual ('Animales'), y más rap ('Erro') y reguetón ('Gasolina').

Tras 'No hay clemencia' (2013), 'Vendaval' (2017), 'Pecadora Volumen I' (2019) y 'Post Mortem' (2022), llega este quinto disco, 'Ultra' (2024), del que explica la hoja de promoción: «Habla de la identidad, de los no lugares, de la bisexualidad, de la Ribera, de la industria de la música, que ahoga; del deseo, del miedo, de los vértigos. A nivel musical, 'ULTRA' suena a muchos viajes en uno, o a un viaje con distintos ramales. Sigue habiendo rap, pero no solo. Porque hay bakalao, hay instrumentaciones acústicas, hay pop electrónico, hay reggaeton, hay techno».

Antes de la gran cita comercial de la Feria del Libro y el Disco Vasco Durango, centrado en la producción en euskera, entrevistamos a Nerea Lorón Díaz, alias La Furia, que arrancará la gira de su bilingüe novedad 'Ultra' el jueves 9 de enero en Bilbao (Kafe Antzokia, 21.30 h, 10-14 €; más Albina Stardust).

-¿Dónde estás? ¿Sigues viviendo en Mondragón?

-Respondo desde una guaridita que he pintado de azul y desde la que veo los tejados de Arrasate. Aquí huele a palo santo y hay repartidos micrófonos, cables y objetos rosas o de leopardo por todos los rincones. También hay un sofá verde para pensar y para recibir. Y una chimenea.

-¿Cómo es un día normal tuyo entre semana? ¿Qué haces?

-No sé muy bien qué es lo normal, pero en cualquier caso sí sé que no es lo mío. Hablo en el sentido amplio de la palabra: lo normal es un hombre blanco heterosexual y sus cosas, supongo, y yo no soy nada de eso, casi nada. Y lo normal también es lo que más se da, ¿no?

-Eso, ¿qué es lo que más se da en tu día a día?

-Lo que más se da en mis días depende de la época. Esta vida de titiritera no es muy rutinaria, cosa que me gusta mucho, pero casi todos los días desayuno con mi criatura y le acuesto con cuentos cantados que hace que me invente. Todos los días hablo con mis amigas y escucho música. Y todos los días sin excepción me duermo más tarde de lo que debería.

-'Ultra' es tu quinto disco. Pero has llegado a decir que no ibas a sacar más discos…

-Lo he dicho muchas veces. Supongo que hay varios factores que me llevan a pensar esto recurrentemente… Por un lado lo pienso debido a la exigencia que viene de fuera, no sé si de la industria, de lo que se genera a través de las redes, o del capitalismo en general. Detesto el concepto de éxito y los baremos con los que se mide. Me parece que es lo contrario a la música. Las canciones no son productos y las artistas no somos comerciales. Me da asco y pena mirar afuera y ver en el suelo de una industria forrada la cantidad de cadáveres de gente talentosísima que tienes que esquivar para llegar hasta un escenario, una oficina o una discográfica. También hay gente currando en esto que ama la música y conozco a unos cuantos, claro. Esto es lo que te da aliento y ganas de seguir.

-Ajá.

-Por otro lado, y ligándolo con lo anterior, a veces he dicho que no voy a sacar más discos por la sensación de que de nada sirve, por el descreimiento, por la apatía… Por eso siento que hay que apagarlo todo, mirar una montaña, o un mar o un horizonte, y volver a una. Y no me he vuelto hippie, lo juro.

-¿Tú compras discos? ¿Cómo oyes la música?

-Claro que compro. Soy una fetichista de manual. Empezando por el vinilo. No estoy de acuerdo con que avanzar sea desechar todo lo anterior y no me gustan los formatos nuevos para escuchar música. ¡Estoy harta del móvil para hacer absolutamente todo! Quiero mi ritual de tocadiscos. Quiero la vida un poco más lenta porque creo que por el atropello este de 'todo ya y a la vez' se nos pierden los detalles y hasta el aliento. Quiero elegir un disco con las manos y con la vista, y colocarlo y ser consciente de que ha acabado una cara y darle la vuelta. Me parece que todo esto que para mucha gente es una pérdida de tiempo, tiene más que ver con estar presente. Me da vértigo el ritmo al que se nos lanza. No creo que sea el de la vida. También oigo música en el coche, mucha y muy alta. Y la oigo por la calle con cascos pequeños. Y en directo. Ojalá pudiese más en directo.

En los conciertos benéficos 'Som València'.

-Ya, en conciertos de otros. ¿Y cómo compones tu música? ¿Cómo es el proceso creativo? ¿Con ordenadores, bases, loops, a solas, en compañía…?

-No tengo un método único, ni siempre el mismo. Antes escribía mucho por necesidad, en un momento de insomnio o de ansiedad o frustración o rabia. También me empuja a escribir la tristeza, aunque de eso no suelo hacer canción. Pero en este último disco el proceso ha sido otro. Aunque después vinieron dos amigas, me fui sola a una casita que me dejaron, mirando al Cantábrico, con mi portátil, una tarjeta de sonido y un micrófono… Estuve allí el tiempo suficiente para hacer un disco. Escribí, grabé, mezclé, exporté, escuché… Me metí en otras lógicas de creación artística, en otros ritmos y en ninguna exigencia. Lo que me queda claro es que si no hubiera sido porque estoy bien rodeada de gente amorosa que me sujeta cuando tengo que soltar, yo no hubiera podido hacer este disco. Y también tengo claro que es un privilegio poder frenar el trabajo productivo para darle tiempo a la creación… Y no debería ser un privilegio, debería ser un derecho porque es necesario para el trabajo artístico. Y necesitamos el arte para vivir. El arte que cambia y mueve, lo demás es decoración.

-¿Sueles trabajar sola en esa etapa de composición?

-En cuanto a la soledad o la compañía, voy combinando. Hay partes del proceso que requieren introspección y soledad, y otras que te piden conectarte con 'otres'. Yo amo estar sola y lo necesito mucho, pero no paro de abrirme también al amor, a las conexiones, a todo lo que nos trae el encuentro con 'les otres' desde esta forma también. Este disco es puro poliamor.

-Este quinto disco se titula 'Ultra', más allá. ¿Por qué? ¿Significando qué?

-¿Para qué quedarnos en lo tibio, en lo superficial? No me interesa. Me gusta ir a la raíz y no me importa que me llamen radical. Estoy comprometida conmigo y con lo que hago, por eso siempre quiero ir más allá. Explorar, experimentar, crecer con todo. Ya sé que los golpes vienen solos cuando te lanzas a la vida así como yo, pero tampoco tengo miedo a casi nada y eso me hace infinitamente libre. Lo que se puede ser dentro de un mundo patriarcal, colonialista y capitalista, tú ya me entiendes. No tengo nada que perder y lo que depende de mí está guardado en cajas fuertes. Que son mis amores.

-El disco se llama 'Ultra' pero las letras no son explícitas, no pecan de panfletarias…

-Es que tengo 40 años... Más vale que no sea panfletaria, no me toca. Pero está bien que otras lo sean. En ciertos momentos el panfleto o las pancartas musicales son súper necesarios y todas las revoluciones necesitan música. Para todas las edades. Así que yo hago música de lo que soy, una tía de mi edad, con mucha terapia hecha, feminista y bisexual, vasca de Cascante, madre de una persona de cinco años y una macarra con rabia y ternura infinitas.

-Hablando de letras… ¿Te gusta leer? ¿Qué estás leyendo en estos momentos?

-Me gusta leer. ¿Sabes qué? Esta pregunta siempre me ha sentado mal. Me parece que dividía a la gente lista de la otra, y yo siempre me he sentido de la otra.

-Perdona, pero no había ninguna intención subyacente en la pregunta. Ni siquiera subliminal.

-Como siempre he sido una chula, por pura supervivencia, pues siempre respondía que no leo. Por aquello de que antes de que me excluyas tú, ya lo hago yo. Por aquella razón tan queer de reapropiarse del insulto. Ahora te digo que me gusta leer y que he encontrado lo que me gusta leer. Mi escritora favorita es Amelie Nothomb (Etterbeek, Bélgica, 1966). Si no la conocéis os acabo de hacer un regalo.

-¡Gracias! Por eso era la pregunta, para conocer cosas nuevas. Iré a la biblioteca y si tienen libros suyos de menos de 200 páginas, los pido prestados. Y si tienen más páginas, lo sopesaré.

-Yo ahora mismo estoy leyendo dos libros a la vez, algo que hago mucho. Uno es 'Stone butch blues', un clásico de la literatura queer. Me está encantando y me da por pensar que soy súper mala bisexual por estar leyéndolo tan tarde en mi vida, cosa que me importa una mierda. Y también estoy leyendo 'La seducción', de Sara Torres, una escritora que me atrapa. La verdad es que para leer, y para más cosas, soy muy sáfica. O estoy, no sé.

-¿Cuál es tu palabra favorita? En euskera y en castellano.

-En euskera hay millones, pero te diré dos. 'Hilerria' (cementerio), porque me fascina imaginarme a las muertitas en un pueblo propio, y no abandonadas en agujeros, solas para toda la eternidad. Y 'zerumuga' (horizonte), ppffff…, qué romanticada, ¿no? Me encanta que el horizonte sea el límite del cielo… El euskera es un idioma que invita a la poesía, ¿verdad?

-¿Y en castellano?

-Y en castellano ahora no se me ocurre ninguna… ¿'Mandanga' a lo mejor?

-Ja, ja, ja…

-No me gusta cómo suena, pero sí cómo se aplica… Y los insultos en castellano también me gustan bastante… Lo que pasa es que son jodidamente chungos para quienes los reciben siempre. Se me llena la boca, pero hay que darles una vuelta.

-¿Cómo vas a mover este disco, hacer que llegue al público general?

-Pues voy a estar en la Azoka de Durango del jueves 5 al sábado 7, en el stand de Baga-Biga. Y por primera vez con cinco discos, así que feliz, honrada y emocionada. Ojalá vengáis a saludar. En mis redes iré especificando los horarios. Después el disco estará presente en las tiendas. Y ya está en todas las plataformas digitales… Y por supuesto lo moveré en directo… Creo que no hay mejor manera de escuchar un disco que en directo.

-Ya. ¿Tienes conciertos a la vista?

-¡Hay conciertos a la vista! Arrancamos en Bilbo el 9 de enero, en el Kafe Antzokia. Ya podéis pillar las entradas. Seguiremos en Donostia y luego sacaremos un cartel con todas las fechas junticas. Habrá que coger la furgoneta y hacer kilómetros, porque pienso recorrerme todo. Ahora mismo lo que quiero es cantar y cantar y encontrarme con la gente. Necesito soltarlo y quiero ir a todas partes, así que llamadnos, je, je.

-Pues suerte con la gira.

-La verdad es que están pasando cosas chulas en torno al disco casi sin haberle dado tiempo a salir. Hemos sido seleccionadas para GPS (Girando Por Salas), que es una iniciativa del gobierno central que apoya a grupos para girar por diferentes puntos del Estado. Ser elegida entre muchas bandas buenísimas y súper diversas es un empujoncillo guay para la autoestima, y sobre todo para el trabajo de todas las que estamos aquí implicadas… También estaremos en los conciertos de Radio3, que para toda señora mayor musiquera como yo es una cosa especial. O sea que estamos recibiendo con los brazos abiertos lo que ya está trayendo 'Ultra'.

-¿Cómo serán esos conciertos? Ya pudimos verte en el BIME, en la Stage Live.

-Van a ser un show con música mimada, bailarinas, DJ… Bailarinas que cantan y yo que bailo, y DJ que canta y baila, y yo haciendo lo mío... Mi equipo es increíble y el directo es un momento en el que las canciones crecen, se hacen mayores, explotan… Todo tiene sentido. Además de quienes subimos al escenario, a los directos voy con mi técnico de sonido, mi técnica de luces, y mi road manager, que son las mejores en lo suyo y me hacen ir segura y con la cabeza alta por cualquier escenario o camino.

-Ajá. Gracias, Nerea.

-Ah, y quiero que el directo refleje absolutamente todo: que cree un universo, que la imagen acompañe a la letra, que la música lo envuelva todo, que las luces nos lleven de la mano y que todo lo que pase ahí sea parte de algo redondo. Y que nadie se quede fuera, ni nosotras ni por supuesto el público. No es completa la experiencia si cada agente no adopta su lugar. Así que lo vamos a intentar todo, porque no merecemos menos. Y sé que lo vamos a conseguir.

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