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La jienense recibiendo por sorpresa una tarta. CARLOS Gª AZPIAZU
El Bafle

Fiesta de cumpleaños de Amparanoia en el 37º Getxo Folk

La cantante Amparo Sánchez celebró su 52 cumpleaños en una feliz verbena manonegrista que desde la primera canción conectó con el público que agotó el Muxikebarri

Sábado, 25 de septiembre 2021

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A la tercera, la vencida. En el tercero de los cinco conciertos principales del 37º Festival Internacional de Folk de Getxo por fin el folk se convirtió en lo que debería ser: un vehículo de celebración, una fiesta de la alegría del pueblo. En la sala Ereaga, la principal del Muxikebarri, tras el envarado academicismo euskaldun del miércoles con la pareja trikitilari paterno-filial vizcaína formada por Roberto & Miren Etxebarria y del repertorio ecléctico y a veces fuera de onda del jueves con la violinista conquense Judith Mateo, el viernes se generó un festejo espontáneo y constante a lo largo de las 17 canciones interpretas en 90 minutos exactos por la andaluza ahora vecina catalana Amparanoia al frente de un ochote mixto: cinco chicas más tres muchachotes (un corista danzón y dos trompetistas entre lo fronterizo y lo torero, olé).

La jefa y los tres hombres de su octeto, delante su hijo . CARLOS Gª AZPIAZU

Amparanoia, alias escogido por la jienense Amparo Sánchez cuando se convirtió en la reina del mestizaje manonegrista en España, vino a presentar su último álbum, 'Himnopsis colectiva', que sonó casi al completo. La acústica fue buena y vivaz, la interpretación tuvo actitud (dentro de la pachanga guay, claro), la banda tuvo sentido en cada componente (las dos trompetas que pintaban todo de épica, los tres coros que empujaban, la teclista, la afilada guitarrista…), no hubo invitados especiales forzados por el alto presupuesto (de esos convidados que diluyen el efecto del repertorio), el ritmo del show cursó con rapidez, y el público respondió desde la primera canción (con jaleo, palmas, coros, contoneos, y por el final hasta se puso en pie para bailar sin que nadie en la sala se sintiera inseguro). Un público de mayoría femenina que agotó el aforo con antelación (391 butacas) y que bastante tardón: ¡cinco minutos antes de la hora faltaban por entrar 125 espectadores! Por eso el show arrancó a las 19.09 horas.

Abriendo el show con 'Mi genética' y el ukelele. CARLOS Gª AZPIAZU

El inicio fue absorbente y estimulante. Se abrió con fusión reggae ('Mi genética'), justo a la segunda cayó su viejo hit de turismo melómano 'Welcome to Tijuana' (tequila, sexo y marihuana, y con el patio de butacas coreando a pleno pulmón), Amparo dio el primer gran campanazo con 'Ahora' (empero la pereza jamaicana de su espíritu), se asomó al rock torero, con perdón ('Centímetros' y las dos trompetas apretando), recibió la tarta de su 52 cumpleaños (le pilló de sorpresa: «ha habido muchos cómplices, ya estoy emocional y llorona», y se secó las lagrimillas) antes de 'Somos viento' (un híbrido entre el rock zíngaro y Depedro, quien por cierto colabora en esa grabación, nos enteramos al escribir este texto), y hasta sugirió a Buika en el soul-funk 'La despedida'.

El ochote completado por cinco músicas y tres muchachotes . CARLOS Gª AZPIAZU

La banda tocaba contenta creyendo en lo que hacía, estaba bien empastada y además se adornaba con arreglos y algunas coreografías. Y en la segunda mitad del repertorio previo al bis se dejó ir descaradamente por el tobogán de la verbena, en el buen sentido: 'En la noche' que parece un premeditado pastiche, 'Galiza Tropical' tipo Os Resentidos en plan pachanga guay, un par de cumbias, el rock fronterizo 'El día que no' y la despedida en falso con otro momentazo: 'Que te den', un rock and roll ranchero tejano y vengativo que fue cuando el patio de butacas se revolucionó y bailó feliz en pie.

Hasta entonces había ido todo rapidísimo. Todo en una hora. Pero aún quedaba un bis de cuatro temas en media hora, un poco largo. Reaparecieron los ocho y dijo Amparanoia: «Guau, a tope de emoción, y no soy solo yo, ¿verdad?». Y el luengo bis comenzó por todo lo alto con el fronterizo algo Bunbury 'De principio a fin' y el rock zíngaro vía Kusturica 'La fiesta', y rematado de modo más plano, quizá para tranquilizar las almas antes de evacuar el recinto, mediante el reggae sonero 'Tumbao lo nuevo' (y la sesión de casi yoga cantando al unísono «y lo bueno para acá, y lo malo para allá») y el africanismo 'Ella baila bembé' con una coda que fue pura timba, tras lo cual se despidieron y dijo la jefa: «Salud y suerte, amor y alegría para toda la gente». Amén.

Saludos tras el bis . CARLOS Gª AZPIAZU

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