Dani Martín, al grito de «¡viva El Canto del Loco!» en Santander
El cantante madrileño triunfó en el festival santanderino Magdalena en Vivo, donde dominó a 12.000 almas a las que ordenaba cada dos por tres: «¡Canta!», «¡palmas!», «¡esas manos más arriba!»... Hubo dos invitados: el cántabro Rulo, y el asturiano Adri de Marlon
Al evacuar la península de La Magdalena la masa que parecía marchar en procesión tras el gran concierto de Dani Martín, un gran evento en ... todos los sentidos (sonido, visuales, inspiración, comunión, llamaradas...), un chaval gritó de puro contento: «¡Me has dado el mejor concierto de mi vida, Dani...!». Y con sus amigos se puso a cantar la penúltima del repertorio, 'Zapatillas'. Vaya, el chaval, un adolescente, habría visto el mejor bolo de su vida, pero el caso es que nosotros disfrutamos de uno de los conciertazos del año.
El concierto de Dani Martín, dentro de la gira de su último disco en solitario, el titulado 'No, no vuelve', con 10 regrabaciones de canciones de El Canto de sonido más moderno (más indie) y con el añadido de un tema inédito homónimo, fue muy parecido al del BEC en diciembre de 2021, pero mucho mejor por la banda más rodada en la misma gira, por el ambiente más oxigenado al aire libre, y por el sonido diáfano y orgánico donde se entendían perfectamente las letras bien entonadas por un Dani de 45 años que en todas las canciones cosechó por igual los coros de las madres que de las adolescentes, o sea que se ha convertido en intergeneracional.
En diciembre, en el BEC, ante 11.400 almas (se agotó el aforo, aunque se pudo haber ampliado hasta las 16.000 plazas), en 110 minutos sonaron 22 canciones. Y este jueves, en el festival Magdalena En Vivo, ante «unas 12.000 personas» según la organización, en 113 minutos, contando los saludos finales, sonaron 22 canciones. Las mismas y en el mismo orden, pero cambiando la undécima: 'Cómo me gustaría contarte' en el BEC por 'Contigo' en Santander.
El del jueves fue un macroconcierto vibrante y memorable que desde el principio apuntó a lo mejor del año y que no se desinfló por el final ni siquiera durante las dos interpretaciones más latinas y festivas que encajaron mejor con la atmósfera veraniega. Dani abrió fuego con el medio tiempo 'La suerte de mi vida' (El Canto del Loco) y los móviles y los coros brotaron en toda la campa. Y a la segunda, 'Volverá' (El Canto del Loco), ordenó de modo seco «palmas», «mucho más alto» (por los coros de la masa, que no cejaba en su empeño a pleno pulmón), y se subió a un pódium como los del heavy metal y se puso a ondear el brazo, siendo imitado al instante por el gentío. «Arriba las manos» exigió antes de 'Son sueños' (El Canto del Loco, con guitarras mucho mejores que las de The Killers), y al acabarla saludó: «Buenas noches, Santander. ¿Cómo estáis? Creo que nos merecemos volver a disfrutar» (por la salida de la pandemia), y llegó el turno de 'Qué caro es el tiempo' (El Canto del Loco).
Y Dani seguía dirigiéndose con locuaz naturalidad a la masa: «Buen rollo. ¿Estáis a gusto?», y cantó 'Puede ser' (de El Canto del Loco, «¡arriba las manos!»), y a continuación en 'Qué bonita la vida' sonó a baladista itálico a lo Sergio Dalma en una interpretación superior a todo el concierto del gran Alejandro Sanz recientemente en el BEC. «Te quiero», gritó una espectadora, «y yooooo», le replicó otra, y justo presentó Dani: «Esta es una canción de amor que se llama 'Emocional'». Tuvo vocación de himno y la gente se la apropió. «Pero bueno, qué público tan increíble», halagó el ídolo intergeneracional.
Himno soul fue 'Que se mueran de envidia' («todo el mundo enciende la luz de su móvil», exigió entonces, y se hizo la luz sobre la campa), como otro himno fue la autobiográfica y catártica 'No, no vuelve', algo Radiohead, la cual introdujo así, hablando como Coque Malla: «Siempre que he venido a Santander ha estado lleno. La primera vez con El Canto del Loco. Viva El canto del Loco. Hasta hace poco no lo podía decir. Era como una herida. Pero pensé en ello cuando nos tuvieron este tiempo encerrados. Y lo que importa son las canciones. Quiero creer que todos habéis venido aquí porque estas canciones han significado algo en vuestras vidas».
'Portales' fue un soul-rock que escribió para Niña Pastori pero esta pensó que no pegaba en su estilo. Más Radiohead pareció la variación del setlist 'Contigo', y al acabarla Dani planteó a lo Coque: «¿Estáis bien?, ¿estáis felices?, ¿muy felices? Yo estoy feliz», y enlazó otra tacada de El canto del Loco con la introvertida y reflexiva 'Peter Pan' («creo que esta es la canción más bonita que he hecho en mi vida»), el power pop 'Ya nada volverá a ser como antes', la algo Radiohead 'Tal como eres' («esta nos la dedicamos el uno al otro mi primo David y yo»), y, tras una pausa en la que se quitó la chupa con su parche de Green Day para volver a escena únicamente vestido con la camiseta de un rayo (el logo de esta gira), otra cima la holló con 'Una foto en blanco y negro' y las columnas de llamas ardiendo dentro del tablado.
En 'Cero' salió el primer invitado, Rulo, de Reinosa, ex La Fuga y hoy líder de La Contrabanda. «Dani primero era colega, luego amigo y desde hace un tiempo es familia», manifestó un Rulo que acabó abrazado con Dani delante del provocador, la estensión del escenario que no se usó demasiado. Por las postrimerías llegaron las latinas 'La mentira' (manonegrista) y 'Los huesos' (reggae onda The Clash), y al acabarlas Dani vio un cartel que le proponía jugar a piedra papel y tijera en las filas delanteras e invitó a subir al tablado a saludar a su portadora (Esther, de Santander).
Tras la salida de Esther, Dani hizo otro himno a lo Mumford & Sons con 'Dieciocho' y las manos ondeando, y se despidió con otro tridente de El Canto del Loco: el punk muy Green Day 'Volver a disfrutar' invitando al asturiano Adrián, el líder de Marlon (los teloneros del jueves con su cancionero pijotero con dejes de Arnau Griso, Taburete, Dani o un Leiva que estará el domingo 7 de agosto en el mismo escenario), el hit 'Zapatillas' con el mono en escena, y el adiós por todo lo alto con la muy power pop 'Insoportable', una fusión de pasión, energía y comunión que serviría como ejemplo de todo el concierto.
Antes de esta agradeció «gracias, Santander, por comprar una entrada para venir a vernos», tras la cual saludaron todos juntos (Dani no fue el último en hacer mutis quedándose para recibir a solas la gran ovación, sino que se largó entre sus músicos), y luego hubo un impasse en el que pareció que iban a volver a salir, pero todo tenía pinta de estar haciendo tiempo con la masa retenida en el vallado de la campa para que ellos salieran en coche al hotel antes de que se formara un tapón de gente tras este concierto, memorable, brillante y feliz, muy feliz. De lo mejor del año, ya lo hemos dicho.
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