Cradle Of Filth entre esqueletos en Bilbao
Una teatral y creciente ceremonia pagana oficiaron los británicos capitaneados por Dani Filth en una Santana 27 de la que nadie salió descontento
Este martes 444 almas metálicas, de mayoría masculina, se congregaron, tras abonar 35-42 euros, en la Sala Santana 27 para sumergirse en la ceremonia hereje, internacional y cuádruple oficiada por Black Satellite, Mental Cruelty, Butcher Babies y los cabezas de cartel, los arzobispos del maligno Cradle Of Filth. Fue la última fecha de una gira ibérica con este itinerario: viernes Barcelona (agotado en la anticipada), sábado Madrid (agotado en la anticipada), domingo Lisboa, lunes libre, y martes Bilbao.
Pongamos el foco en Cradle Of Filth (Suffolk, Inglaterra, 1991), sobre un escenario propio de tren de la bruja (dos esqueletos en los laterales, el pie de micro que parecía un alien fosilizado, la verja victoriana que rodeaba a la batería, las luces tan a menudo rojas e infernales…). Liderado por el único miembro permanente en estos 33 años de obediencia al maligno, el pequeñajo Daniel Lloyd Davey, alias Dani Filth (cuando se subía a los pódiums del borde del tablado parecía que su tamaño se achicaba), el sexteto dinámico permanecía colocado en niveles (detrás, sobre sendas plataformas, el baterista de la verja -«que locura de batería», manifestó uno al acabar el primer tema- y una teclista y corista de la escuela valkiria, y delante sin dejar de moverse por el tablado Dani, el bajista y dos guitarristas). La banda ejecutó 13 temas (mal número, pero parecieron una quincena por los parones y cambios de ritmo de los primeros temas) en 91 minutos desde que se apagaron las luces hasta que se apagaron los saludos finales.
Teatrales (Dani presentaba las canciones en plan gutural, como un barraquero ronco de madrugada), exagerados (o sea extremos), muy móviles sobre la escena (ya se ha dicho), vestidos de negro como sicarios de Mad Max y maquillados (entre el público se vio también a chicos y chicas pintados como en Halloween), Cradle Of Filth dieron un concierto creciente, contundente y muy profesional. Con numerosas partes disparadas (violines transversales tipo The Verve y probablemente numerosos alaridos agudos de Dani, que agarraba un micro con muchos trucos de magia pagana), arrancaron cual Alice Cooper exorbitante ('Existential Terror'), llevaron a Rammstein a parajes góticos ('Saffron's Curse') y se dispararon con death ('The Forest Whispers My Name').
A partir de la cuarta, Dani Filth presentó bastantes títulos y se fueron sucediendo death tormentoso por él interpretado cual exorcista orate ('Summer Dying Fast'), orquestaciones a base de pregrabados ('Heartbreak and Seance'), una balada fornida que hizo que brotaran los móviles para registrarla para la posteridad ('Nymphetamine (Fix)', cuando una princesa apareció con un ramo de flores que le tendió a Dani, una princesa que luego se convirtió en una pipa, o sea en una técnica de escenario vestida de negro). Más fanfarrias enlatadas (las del prólogo de 'Malice Through the Looking Glass', cuando Dani apareció con un cacho de esqueleto que parecía los restos de un festín caníbal), más alaridos agudos de Dani (cada dos por tres se ponía a chillar y en la segunda mitad del show el que suscribe se carcajeaba por puro disfrute lúdico).
Y el tridente del bis con la suite marcial 'Cruelty Brought Thee Orchids', el son de Rammstein en Gotemburgo 'Scorched Earth Erotica'. Y la despedida algo más atropellada con 'Her Ghost in the Fog', cuando salió un craso peregrino con un báculo con chivo diabólico (suponemos que sería otro técnico en un papel pluriempleado).
Y más o menos así cursó un concierto iconoclasta, un entretenimiento aparentemente inofensivo que no dejó a nadie descontento, por ejemplo al sujeto que vestía una camiseta que rezaba en castellano: 'Satán te cuida'.