Muere Berta Riaza, gran dama trágica del teatro español
Interpretó personajes memorables durante medio siglo y pasó sus últimos años retirada al cuidado de Julieta Serrano
Bernarda Alba, Hécuba, Madre Coraje... a todas ellas prestó alma y voz Berta Riaza, que ha fallecido a los 94 años en Madrid. Durante más de medio siglo fue una de las mejores actrices del teatro español, con una vena trágica que brilló en los grandes personajes femeninos del repertorio universal. Llevaba dos décadas alejada de los escenarios. Se retiró en 2002 –su última obra fue 'Tío Vania', dirigida por Miguel Narros– cuando la memoria empezó a traicionarla y pasó sus últimos años al cuidado de su compañera y amiga Julieta Serrano.
A ella el teatro nunca podrá olvidarla. Nacida en Madrid, hija de maquilladores de cine y artes escénicas, llegó a la profesión de forma natural. Con 14 años ingresó en la Escuela superior de Arte Dramático y en 1947 actuó como meritoria en Lara con una compañía llamada Nuevos artistas. A principios de los años 50 ingresó en la Compañía del Teatro María Guerrero, donde trabajó a las órdenes de prestigiosos directores como Luis Escobar y Humberto Pérez de la Ossa.
Fueron los inicios de una carrera reconocida con el Premio Nacional de Teatro entre otros galardones. Pisó todos los escenarios importantes, del festival de Mérida, donde interpretó obras como 'La Orestiada' y 'Edipo rey', al Centro Dramático Nacional. Contribuyó a su consagración 'El diario de Ana Frank', estrenado por Tamayo en el Español en 1957. Entró en las casas de millones de españoles a través de 'Estudio 1'. El cine no sacó partido a su talento aunque se recuerdan sus interpretaciones en 'Entre tinieblas' (1983), de Pedro Almodóvar, y 'Luces de bohemia', (1985), de Miguel Ángel Diez, junto a Paco Rabal.
En 1997 celebró sus cincuenta años en la escena representando 'El avaro', de Molière, junto a Rafael Álvarez El brujo. Los últimos veinte años de su carrera estuvieron ligados a Miguel Narros, con quien trabajó en un impresionante 'Macbeth' en el teatro Español en 1980. De estatura menuda, tenía una gran voz a la medida de los personajes dramáticos y una vocación que la llevó a ser maestra de actores jóvenes. Con Julieta Serrano coincidió varias veces en escena, la más reseñable su duelo interpretativo en 'Las criadas' de Jean Genet, que se representó en Barcelona porque la censura franquista la prohibió en Madrid. Julieta, su gran apoyo en los últimos años, nunca olvidó la ayuda que ella le prestó cuando se instaló en Madrid. «Berta y Alicia (Hermida) eran como dos madrecitas, porque yo era una niña perdida en el bosque», contaba en una entrevista concedida a este periódico.