Maialen Lujanbio: «Somos artistas medievales en pleno siglo XXI»
Entrevista realizada en 2017 tras ganar su segunda txapela ·
La ganadora del Campeonato Absoluto de Bertsolaris ama la montaña, la bici y, sobre todo, las letras. Se describe como «tranquila, ajustada y nada pretenciosa»Ser la mejor en un «arte medieval propio, que funciona en pleno siglo XXI» es para estar orgullosa. Más aún si tu capacidad para crear ... la atmósfera perfecta no ensombrece la profundidad del mensaje que intentas trasladar desde la tarima. Eso es lo que hace mágicos los bertsos de Maialen Lujanbio, la nueva reina del bertsolarismo, que es capaz de hacer que una simple persecución en coche derive en una denuncia contra la trata de blancas, narrada de manera improvisada desde el asiento más frágil, el del copiloto.
Su imaginación para meter en nuestras casas a una drogadicta sin hacer una sola mención a su enfermedad también es marca de la casa. Y con detalles así, al final, la txapela acabó donde debía estar: en la cabeza sensible, comprometida y con buen rollo, que desde el primer momento entra con una sonrisa a pesar de que su interlocutor sea un desconocido y lleve grabadora.
Lujanbio, que el pasado domingo hizo vibrar al BEC junto a otros siete artistas euskaldunes de la improvisación, se define a sí misma como una profesional «tranquila», «ajustada» y «nada pretenciosa». Habla cuatro idiomas (euskera, castellano, catalán e inglés) y es tan prolífica en sus bertsos como discreta con su vida privada.
Los viajes que ha realizado a lo largo de su vida le han servido para descubrir otras culturas y nuevas formas de expresión oral. Además, el haber pateado lugares como Australia e Inglaterra con el propósito de mejorar en la lengua de Shakespeare también ha enriquecido otros aspectos de su personalidad. «Tuve mi época viajera (sonrisa) y la verdad es que es algo que me gusta, aunque ahora lo haga menos. Moviéndonos por otros lugares hemos sabido, además, que nosotros no somos los únicos con una cultura oral improvisada. En Sudamérica, los Balcanes, Cerdeña e incluso Baleares y Canarias también utilizan otros géneros de improvisación y a mí esto me interesa mucho», explica.
«Es muy doloroso cuando te equivocas y se entiende mal o dices lo contrario de lo que querías»
Además de patear el mundo, a esta hechicera de la palabra le gusta la montaña, la bici y todo lo relacionado con el mundo de las letras. Empezó a interesarse por la que hoy es su profesión cuando tenía sólo 11 años y, como en su familia no hay bertsolaris, tuvo que seguir los pasos de un vecino para acercarse a lo que pronto se convertiría en su pasión y principal fuente de ingresos. «Estaba en tercero y no sabía nada de esto. Empezamos a trabajarlo como un juego, ya que es un género muy lúdico, y pasito a paso fuimos aprendiendo», recuerda. Absorbió tantos conocimientos y lo hace tan bien que el domingo volvió a lucirse delante de 15.000 oyentes absortos en sus reflexiones y las de sus compañeros.
Campeona absoluta de bertsolaris
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Nació en Hernani , donde reside, en 1976. Se inició en el bertsolarismo en su ikastola a los 11 años, y con 15 comenzó a participar en «plazas». Licenciada en Bellas Artes, habla catalán e inglés, además de euskera y castellano.
Eso sí, en lo que todo el mundo coincide es en la capacidad de esta Licenciada en Bellas Artes -nunca ha ejercido en esta área- para sacar personajes castigados socialmente y abordar desde ahí los temas que le preocupan. «Mi objetivo no pasa por dibujarlos, más que nada los utilizo en beneficio de la idea. En verdad, la ficción no es lo que más me interesa del bertso y me supondría un peso muy grande haber utilizado la carga emotiva que ya de por sí desprenden estas personas en beneficio de mi trabajo. Sería pornográfico y nada ético», zanja.
Entrenamiento
Aun así, sabe que «el bertsolari siempre está sobre el alambre» y destaca que cuando uno improvisa es muy fácil meter la pata. «Las palabras que eliges pueden acabar dando pie a una confusión y siempre estamos jugando con esa ambigüedad, algo que hace de nuestro trabajo un asunto muy delicado. Si tuvieramos más tiempo para pensar lo que vamos a decir, no patinaríamos, pero el directo es así y, cuando te equivocas y se entiende mal, o dices lo contrario de lo que querías, es muy doloroso».
En cuanto a cómo trabajar eso, Lujanbio explica que parte del entrenamiento, que es muy difuso y del que no constan fórmulas mágicas, está en las bertso eskolas. Ella ha pasado muchas horas en estos centros (existen en todas las comarcas) y ha disfrutado muchísimo allí. «Ahora solo voy en época de competición, ya que con todas las actuaciones que hago no me queda demasiado tiempo, pero se lo recomiendo a todo el mundo porque es un entorno muy amable, que sirve para trabajar por el euskera de una manera entretenida, y ayuda a quitar las vergüenzas». Según explica, allí hay grupos de diferentes edades y todo el mundo tiene más o menos un nivel parecido». Habrá que probar, aunque será complicado calzarse algún día la txapela en el BEC.
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