«Lo de sufrir escribiendo se lo dejo a gente muy seria»

- Usted definió su obra hace unos años como 'novela macedonia' en el sentido de que lo mezcla todo. Y así sigue: aquí hay elementos gore, relato policial, misterio, humor...

- Sigo con el mismo plan. Mantengo lo de la macedonia en la que se mezcla todo, aunque en 'No contaban con mi astucia' domine más el policiaco. Me autoimpuse escribir este libro para continuar con los personajes de 'Temblad, villanos', con la que gané el Premio Málaga. Mucha gente me animó entonces a seguir su peripecia.

- El hijo de la policía debe ser obligado a jugar con la 'play' y salir con los amigos porque él solo quiere estar inventando cosas. Parece ciencia ficción.

- No crea (risas). Me dedico a la educación y eso es una autoironía. Dicen algunos que ahora hay tantos niños superdotados que es casi cómico. Conozco chavales así. Mi hijo mayor es 'asperger' y le interesan cosas abstractas y en cambio no se siente nada atraído por fútbol.

- La novela comienza con un crimen en un congreso de fanáticos aficionados a los 'playmobil'. ¿Cómo se le ocurrió algo así?

- Durante años escribí novelas con enigmas históricos, algo como con mucha erudición. Quería hacer una historia menos solemne, que no jugara solo con los elementos de la alta cultura. Y yo mismo he sido fan de los 'playmobil', no hasta el extremo de esos asistentes al congreso, pero sí tengo una pequeña colección y he ido a mercadillos.

- Así que conoce bien el tema.

- Gran parte de lo que cuento sobre la marca y los modelos lanzados es real. Hay gente muy loca con todo esto, que paga cifras astronómicas por estas figuras, sobre todo si pertenecen a series que no se comercializaron. Cuestan casi como cuadros famosos o incunables. Son juguetes rodeados de rituales, aunque la mayor parte de la gente lo ignore. El congreso es una parodia, pero para documentarme he manejado un catálogo de todo lo diseñado para 'playmobil' y es un trabajo de rango casi académico. En este mundo hay muchos coleccionistas y muchos estudiosos. Y es un mercado en auge.

- ¿Le fascina la mezcla de elementos de la alta cultura y la popular?

- En los últimos años he estado más en lo popular, pero en mis libros la mezcla es una constante. Esta novela se centra en lo popular pero siempre me sale colar elementos de la cultura más seria.

- Hay mensajes cifrados, personajes disparatados y tesoros escondidos. ¿Se ha divertido mucho escribiendo?

- Los libros así me interesan como lector y como autor. Me crié con las novelas clásicas de aventuras y sigo volviendo a ellas. Aclimato esas aventuras al mundo actual. Y me lo paso muy bien.

- Algunos colegas suyos aseguran que sufren mucho en la lucha por la palabra justa.

- Yo no. Lo de sufrir escribiendo se lo dejo a gente muy seria.

- Titula el libro con una frase que repetía un personaje de una serie mexicana de la TV de los setenta. ¿Es un guiño a los lectores más veteranos?

- Aquí en Andalucía es una referencia más reciente porque Canal Sur puso esa serie completa en los noventa. Era muy cutre pero tiene un gran valor sentimental para mi generación, y mucha gente ya me lo ha dicho.

- Los personajes centrales proceden de otra novela anterior, y no es la primera vez que hace eso. ¿Le interesan las series novelísticas?

- Me interesa trabajar en la evolución de los personajes, definir cómo han proseguido sus vidas. Desde la novela anterior en la que salieron los protagonistas de esta han pasado casi diez años. Tuve que pensar qué habrían hecho en este tiempo. Me gustan las series, también como lector, aunque reconozco que tienen algo de esclavitud.

- En sus libros hay un contraste que quizá sea solo aparente. A una trama muy vinculada a lo popular le aplica un estilo muy trabajado, nada hay del desaliño que suelen mostrar esas historias.

- Toda mi vida literaria está entre dos aguas. A veces he pensado dedicarme solo a la literatura popular con todas sus características, y otras a la seria, con las suyas. Pero no me dejaría satisfecho ninguna de ellas. Así que me quedo en este híbrido.

- ¿El realismo no le atrae?

- Quizá tuviera más lectores, no lo sé. Lo que sé es que no me siento cómodo en ese terreno, no sería yo. Me lo he planteado, pero no me veo.

- Su hermano Daniel también escribe novelas con mucho sentido del humor pero habla de corrupción, arribismo... ¿No han pensado en cruzar tramas, que alguno de sus personajes haga un cameo en las suyas y viceversa?

- Tenemos mundos literarios divergentes. A mí me interesan más los mundos simbólicos. Pero podría ser divertido hacer uno de esos cruces de personajes aunque fuera para una sola página.