'Lear' revisa los conflictos de padres e hijos
Richard Sahagún estrena en el Arriaga su versión de la obra de Shakespeare, con Gonzalo Cunill como protagonista
«¿Qué hacemos con los mayores?». Esta pregunta le venía a la cabeza a Richard Sahagún cuando pensaba en 'El rey Lear', una obra que ... le atrae «por su vigencia. 400 años después, seguimos cometiendo los mismos errores y traiciones», dice. Se estrenó en 1606 y se han hecho grandes versiones en cine y teatro. Kurosawa la trasladó al Japón feudal, Calixto Bieito dirigió a José María Pou y Lluís Pasqual, a Núria Espert. Para el actor, director y dramaturgo bilbaíno, adaptar la tragedia de Shakespeare para hablar «de los conflictos de hoy en día» entre padres e hijos ha sido «como una cruzada». El proyecto empezó en 2018 y se ha ido demorando por la pandemia. Finalmente 'Lear' se estrenará en el Arriaga el 4 de noviembre (funciones viernes, sábado y domingo) con el protagonista, Gonzalo Cunill, rodeado de óxido y hierro.
«Quiero un montaje impactante, que las imágenes de Shakespeare respiren y palpiten como él las contó»
Richard Sahagún
Director
«Es un antagonista que maquina un complot para enfrentar a su hermano y a su madre»
Kepa Alesso
Edmund
El escenario posindustrial «muestra el antiguo poder de nuestra tierra, como un viejo reino que se desmorona», afirma Sahagún, que asume la adaptación, dirección y producción del montaje con apoyo del Arriaga. Se trata de una versión libre que dura casi la mitad que la original (de tres horas a cien minutos) y prescinde de varios personajes. De los ocho que aparecen, solo dos llegan vivos al final de la función. En eso, en el lenguaje y en la esencia de la historia, es fiel a Shakespeare. Vemos al viejo Lear postrado en una cama, a punto de morir, «y se presentan los familiares a ver si pillan algo». De sus tres hijas, dos le cubren de halagos para garantizarse una jugosa herencia y solo Cordelia es sincera.
Junto a «la deslealtad y la ambición desmedida», la obra aborda la distinta medida del amor entre padres e hijos, las envidias, el abandono en la vejez y el abismo de perder la razón. «Las hijas le plantean al padre si está cuerdo o no y a partir de ahí se empieza a volver loco. Nos metemos en su cabeza y vemos esa confusión». Otro de los protagonistas, el conde de Gloucester, es una mujer en esta versión porque «así tiene más potencia la relación con sus dos hijos, tanto el cariño como el desafecto y la traición». El malvado Edmund, que engaña a su familia mediante una carta, se convierte aquí en un 'hacker'.
«Cuesta encontrar el impulso de cólera de una madre que decide destruir a su hijo»
Lidia Otón
Condesa de Gloucester
«Son como niños pijos, lo tienen todo, pero él está perdidísimo y se disfraza para sobrevivir»
Marc Domingo
Edgar
A por el público joven
Hay una intención declarada de atraer al público joven. «Buscamos imágenes impactantes, que palpiten y respiren. El teatro tiene que ser una experiencia conceptual y estética», asegura Sahagún. En la escenografía creada por el artista plástico Fernando Bayona, que ha expuesto en ferias como ARCO, ArtBasel y Art Miami, domina el negro y cada elemento tiene una doble utilidad, la cama se convierte en potro de tortura. Usa telones de PVC que desprenden brillos metálicos y un ciclorama. Las proyecciones audiovisuales abarcan desde los bosques de Carranza y los salones del palacio de El Carpín, que también simula un manicomio, hasta imágenes de peleas de perros extraídas de informativos de Cuba y México. «Este espectáculo me parece el resumen de la corrupción humana».
«Es un reto muy bestia, intento escapar de cómo se supone que hay que hacerlo y ser cercano»
Gonzalo Cunill
Lear
«Este el personaje con el lado oscuro y la maldad más extrema que he hecho hasta ahora»
Helena Lanza
Goneril
Para poner en pie esta obra se ha creado una compañía con actores procedentes de Bizkaia, Madrid y Barcelona. Mario Gas iba a ser el protagonista, pero las fechas no encajaban y el elegido ha sido Gonzalo Cunill, argentino con una larga trayectoria en España y Europa. En Bélgica, donde trabaja con la Needcompany de Jan Lauwers, exploró el personaje del Rey Lear «en una adaptación muy libre de diez tragedias de Shakespeare». Ahora asume «un reto muy bestia. Dicen que es imposible de interpretar por todo lo que abarca, quieres llegar a él y te supera. Con los textos emblemáticos, que normalmente son como muy solemnes, intento escapar de cómo se supone que hay que hacerlos», explica.
Una dificultad añadida es «mantener la coherencia» pese a los saltos temporales que implica recortar el texto. También Lidia Otón, actriz y docente muy ligada al Teatro de La Abadía, debe hacer creíble en pocas escenas el «shock emocional» que vive la condesa de Gloucester. El tercer veterano del reparto es Emilio Tomé, miembro de la compañía La Abducción y actor fetiche de Pablo Remón, que encarna a Kent, fiel servidor del rey pese a sus errores.
«Hay una lucha de egos, de poder. La envidia y la falta de cariño al final se transforman en odio»
Paule Barcenilla
Regan
«Cordelia es la luz de esta obra y parto de ahí, también hemos trabajado mucho la rebeldía»
Irati Herreros
Cordelia
Ellos son los patriarcas de la otra familia de 'Lear', la que convive en dos pisos de Bilbao durante las seis semanas de ensayos. «Nos nos conocíamos y somos de distintas generaciones, pero hemos hecho una piña», cuenta Lidia Otón. «Es la primera producción en la que participo que no se monta en Madrid», apunta Helena Lanza, que trabaja con el Centro Dramático Nacional. Marc Domingo (CDN y Teatre Lliure) le acompaña en esta «inmersión total en Bilbao» junto a tres jóvenes vizcaínos que se sienten «privilegiados». Kepa Alesso viene de Pabellón 6 y Paule Barcenilla e Irati Herreros, de la compañía La Haceria. «Esto es como un máster», resume esta última. «Fuera de los ensayos te cuentan sus experiencias y al final te quedas con todo». El director asegura que su Cordelia «va a sorprender».
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