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Un visitante en la Sala Amárica junto a la fotografía que se puede ver al entrar a la derecha. JESÚS ANDRADE
Exposición en la Sala Amárica

'La piscina', otra forma de sumergirse en los recuerdos de Javier Berasaluce

La exposición se puede ver hasta el 15 de mayo. El fotógrafo reúne una serie de instantáneas tomadas en una residencia de verano de Alicante

Miércoles, 6 de abril 2022, 13:53

En el reflejo se ve medio cuerpo desfigurado por la ondulación del agua en una piscina. La otra mitad se proyecta como una sombra agigantada ... por el borde. Y en la parte más próxima al espectador se ve parte del tronco de quien saca la fotografía y los pies en chanclas del autor de la imagen. La instantánea se puede observar al entrar en la sala Amárica, en la pared derecha, y es el ejemplo más claro de la forma en la que Javier Berasaluce (Madrid, 1975) concibe la fotografía. «Cualquier proyecto es autobiográfico», apunta. En 'La piscina', la muestra que se puede ver hasta el 15 de mayo, reúne una serie de imágenes que tomó entre 2010 y 2020 en la residencia familiar de Alicante.

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Si en las pinturas de David Hockney o en la particular travesía de Ned Merrill, ese personaje de John Cheever que dio vida en el cine Burt Lancaster en 'El nadador', las piscinas han estado presentes de una forma más que sugerente, en esta exposición de Berasaluce, sin embargo, el tema no era buscado. Es decir, no se había propuesto hacer una serie sobre estos lugares de baño. La elección de estas diferentes imágenes partió de la revisión de sus álbumes con el fin de captar «esas sensaciones que se nos escapan como el agua entre los dedos», dice en el texto que acompaña al catálogo. Aunque a cada espectador le puede provocar una sensación -desde la tranquilidad estival a ganas de darse un chapuzón-, lo autobiográfico en su caso conecta y le retrotrae al momento de apretar el botón de disparo. «No podemos retener todo, pero sí podemos retener algo», defiende el conocido conservador de los Fondos Fotográficos del Archivo Municipal de Vitoria desde finales de los ochenta, tarea que compagina con la fotografía creativa. En su trabajo de copiador admira el talento de quienes le han precedido en Vitoria como Alberto Schommer, Enrique Guinea o el equipo Arqué.

Diferentes imágenes tomadas por Berasaluce que se pueden ver en la exposición. JESÚS ANDRADE

En estas imágenes sacadas con una cámara analógica aparecen familiares; ese particular autorretrato al borde de la piscina o un vestido movido por el viento en un colgador en la misma terraza donde se encuentra la piscina. Y a esa serie fotográfica se le han sumado dos paneles interactivos en los que el visitante puede mover diferentes imágenes con un imán. Esa composición móvil con nueve elementos da lugar a «permutaciones» que dan un total de 270.000 imágenes. Hay algo de reivindicación en ello. «Un amigo me decía que la fotografía había muerto y que no había posibilidad de variación. Por ello pensé en estos paneles».

Con obra en el museo Artium y en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en esta selección vuelve a tratar el paso del tiempo, los recuerdos y cómo la imaginación participa en el acto de rememorar algo. «Mi gran proyecto es fotografiar», asume. En la sala Amárica se puede respirar estos días un ambiente más veraniego, a pesar del frío invernal. La pasión de Berasaluce por los retratos le llegó a los 14 años cuando su padre, el mítico guardameta Javier Berasaluce -que falleció recientemente- le enseñó el laboratorio aficionado que tenía en el camarote de su casa. «Como pasa en las novelas y películas, cambió mi vida, costara lo que costara me iba a dedicar a ello», comenta acerca de una afición que se desborda en esta exhibición.

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