Es una expresión que nos encontramos a diario en las redes sociales, los chats y los wasaps; una onomatopeya cotidiana que, según la RAE, se ... debe escribir con comas pese a que nadie obedece a la RAE. Y es que todos los ja ja ja que llegan a mi móvil están escritos incorrectamente, lo cual me parece lógico y comprensible. La coma enrarecería esa carcajada que se quiere representar rudimentariamente pulsando unas teclas. Bastante artificial y forzada, bastante falsa es por sí misma esa risotada escrita como para añadirle encima ese engolado signo ortográfico que la haría absolutamente ortopédica, afectada, protocolaria. La risa, por propia definición, lleva dentro de sí misma el espíritu de la espontaneidad y de la incorrección. Una risa que suene a correcta, a bien puntuada y puntualizada, no es una risa sino un colegial y pedante ejercicio de redacción.
La Real Academia nos propone una risa académica y por lo tanto irreal. A mí esa normativización gráfica y ortográfica del «ja ja ja» me confirma que vivimos unos tiempos extraños. La misma institución que admite como correctas las «cocretas» y las «almóndigas» se pone luego estrecha con la triplicación lúdica y desenfadada de esa interjección y trata de dilatarla, de espaciarla, de retardarla, o sea, de restarle toda naturalidad. La RAE, en fin, sintoniza con este insólito presente que es a la vez y paradójicamente tolerante y reglamentarista, transgresor y represor. El mismo sujeto al que se le ha quedado el cerebro de chorlito a base de fumar porros te recrimina que tú te fumes un simple Winston. Se legaliza lo inusual y a la vez se normativiza, cuando no se prohíbe, lo habitual.
No. Las comas no son nada cómicas. Son envaradas, sosas, circunspectas. Las comas del ja, ja, ja me recuerdan una aseveración del moralista protestante Lavater -«cuando el sabio ríe, apenas sonríe»- que les gustaba mucho a los curas de mi colegio y de la que se burlaba Baudelaire en sus reflexiones sobre 'Lo cómico y la caricatura'. Los curas de mi cole no tenían ningún sentido del humor, pero no recuerdo que compensaran esa ausencia con unas grandes dosis de sapiencia. Más bien eran la demostración de que ambas carencias son compatibles.
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