Los golpes de las migraciones
Los cruces conflictivos entre Oriente y Occidente inspiran la obra de un autor que llegó a Inglaterra desde Bombay a los 14 años
Salman Rushdie comenzó a ser alguien en el mundo literario con su segunda novela, 'Hijos de la medianoche', publicada en 1981 y ganadora del Booker ... Prize, el premio con el que sueñan todos los autores en lengua inglesa. Competía en aquellos años con otros escritores de una generación especialmente brillante en el Reino Unido, entre los que se encuentran Martin Amis y Julian Barnes. No obstante, su literatura -con frecuencia encuadrada en el realismo mágico- no se parecía en nada a la de estos. Por ella circulaban las conexiones y disrupciones provocadas por las migraciones entre Oriente y Occidente.
Su familia profesaba la fe suní, pero él nunca se sintió especialmente religioso. No obstante, en su cuarta novela, 'Los versos satánicos', recreaba la posibilidad de conciliar el islam con la modernidad. Fue precisamente eso lo que desató las amenazas de Jomeini, más que la supuesta herejía sobre las tres diosas que Mahoma incluyó en una versión del Corán y que luego quitó por temor a no ser moralmente recto.
En febrero de 1989, el ayatola le sentenció a muerte y ofreció una recompensa por él que fue subiendo hasta llegar a los cuatro millones de dólares. La amenaza le obligó a vivir e scondido y bajo protección policial durante una década.
Había nacido en 1947, en Bombay, en una familia ilustrada y rica. Su padre, Anis Ahmed Rushdie, estudió Derecho en Cambridge y luego se dedicó a los negocios. Su madre trabajaba como maestra. Creció entre libros, sin preocupaciones, con la idea de ser escritor desde los cinco años, según ha dicho en varias ocasiones.
A los 14 le enviaron a una colegio privado inglés, donde se encontró con la discriminación racial por parte de sus compañeros y el desprecio de los mismos por su falta de habilidades atléticas. La experiencia de ser un expatriado no se le olvidaría. Estudió en Cambridge, como su padre, y se fue de la universidad con un título de máster en Historia bajo el brazo.
La canción de U2
Su primera novela, 'Grimus' (1975), pasó desapercibida para el público pero no para la crítica, que en general le puso un notable. Cuando terminó 'Hijos de la medianoche' y sin que todavía tuviera editor, decidió dejar sus trabajos en la industria publicitaria para dedicarse sólo a la escritura. Su protagonista, Saleem Sinai, nacido en el periodo en que India consumaba su independencia, posee poderes especiales y capacidad para conectar con otros niños que, como él, habían nacido en la medianoche.
Después publicó 'Vergüenza', contextualizada en el conflictivo Pakistán, a la que se siguió 'La sonrisa del jaguar' (1987), libro basado en su experiencia en la Nicaragua sandinista. En 'El último suspiro del moro' relata con pulso épico cien años de historia de una familia y, por ende, de India. En su siguiente novela, 'El suelo bajo sus pies', rescata el mito de Orfeo y Eurídice y reemplaza la lira por el rock. U2 utilizó sus palabras en la canción del mismo nombre y sus miembros le acreditaron como letrista de la misma.
Decidió dedicarse a la literatura cuando terminó 'Hijos de la medianoche' y aún no tenía editor
Italo Calvino, Thomas Pynchon, Günter Grass, Jorge Luis Borges y Lewis Carroll, entre otros, figuran entre sus influencias, según sus ensayos y declaraciones. Una lista exigente, que no le ha privado de tener millones de lectores. Su popularidad también aumentó con su boda con la modelo y actriz india Padma Lakshmi, presentadora del concurso 'Top Chef' en la televisión de Estados Unidos.
Celebró la salida de su libro autobiográfico 'Joseph Anton' (2012) con una fiesta en Londres con decenas invitados, muchos de ellos apoyos constantes durante su forzado cautiverio. En abril de 2011 ya había viajado a Bilbao, sin escoltas y en un vuelo regular con escala en Madrid, para inaugurar el festival Gutun Zuria de la Alhóndiga.
Rememoró en la fiesta las buenas relaciones que se crearon entre sus guardaespaldas y el Londres literario. Y recordó también algunos momentos cómicos, como cuando uno de ellos se olvidó la pistola en casa de Hanif Kureishi, que salió a la calle gritando «¡la pipa, la pipa'».
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