Escritores y profesores homenajean en la UPV/EHU a Jon Kortazar
El crítico literario cumple 30 años como catedrático de Literatura Vasca
No sólo hay sectarismo en la política. También existe en la vida académica, en los grupos de investigación. Para Ur Apalategi, escritor y profesor de la Universidad de Pau en Baiona, Jon Kortazar (Mundaka, 66 años) representa lo contrario.
«Abierto como investigador y como persona», según le definió Apalategi. Un crítico literario que en el aula y en los medios de comunicación ha relacionado la literatura vasca y otros lenguajes, como el del cómic, con enfoques sobre cómo los textos llegan a los lectores a través de los filtros institucionales y de la industria.
Kortazar ha celebrado este miércoles en la Facultad de Educación del campus de Leoia sus 30 años como titular de la cátedra de Literatura Vasca de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea.
Su decana, Urtza Garay, ha destacado sus trabajos sobre poesía vasca –se doctoró con una tesis sobre Esteban Urkiaga 'Lauaxeta' – y su talento como investigador. Prueba de ello, ha agregado, son los dos sonetos de la época juvenil de Gabriel Aresti, desconocidos hasta ahora, y que Kortazar acaba de dar a conocer en la revista de la Fundación Sancho El Sabio.
El catedrático se ha acordado de sus maestros, como Mikel Zarate, el profesor de Filología en Deusto que le enseñó a amar la literatura; Juan Mari Lekuona, que le descubrió la riqueza de la poesía; y de Koldo Mitxelena, uno de los padres del euskera batua y el filólogo que puso en marcha la cátedra.
El profesor Xabier Etxaniz ha enumerado los textos de Kortazar sobre Mogel, Etxaide y Jon Mirande, dentro de una obra que incluye su 'Historia de la Literatura Vasca' en ocho tomos, a la que ha dedicado veinte años.
Especializado en la modernidad literaria que empezó a fraguarse en euskera con Lauaxeta, los participantes han elogiado su trabajo en el grupo de investigación sobre literatura e identidad, Laida, que él dirige.
Por vídeo han entrado varios de sus amigos, como el poeta Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, que le agradeció haberle descubierto a Aresti, del que se siente «muy cerca». El exdirector de la Real Academia Darío Villanueva alabó su renovación de los instrumentos en el análisis literario, como los aportados por el sociólogo Pierre Bourdieu.
Kirmen Uribe, su alumno, ha desgranado su aproximación a la literatura, «científica, nada romántica», y su labor en su caso como persona «que le marcó una dirección, que le empujó a ser moderno». Miren Agur Meabe le ha dibujado como un profesor al que escuchaba con placer y como un crítico «orfebre», meticuloso.
