Un siniestro para el cine global
El drama de los incendios obliga a retrasar eventos en una temporada de premios esencial para estimular la taquilla
Hollywood parece acosada por la gafada. Primero fue la huelga de guionistas e intérpretes. Después, los retrasos en el calendario de estrenos que tuvieron un ... impacto decisivo en los ingresos de la taquilla global del año pasado. Y ahora, encima, los incendios que han generado cuantiosos daños personales y que están produciendo un impacto muy negativo en la industria del cine. Piénsese que cerca del 30% de los técnicos de la industria cinematográfica de los Estados Unidos vive en el área de Los Ángeles asolada por los incendios, algo que acrecentará una tendencia progresiva a la emigración de la región iniciada tras la pandemia y los conflictos laborales, incluso a pesar de los estímulos fiscales del estado californiano para retener un negocio que aporta a la economía regional 45.000 millones de dólares anuales. Aún más, el drama material y humano de los incendios ha obligado a retrasar casi todos los eventos en una temporada de premios que este año iba a ser el principal reclamo para estimular una taquilla norteamericana que ha cerrado el ejercicio precedente un 23% por debajo de los ingresos del 2019.
Pero este panorama que parece sacado de una película apocalíptica se completa con la suspensión de numerosos rodajes y producciones de cine y televisión o incluso con la cancelación de los estrenos que estaban anunciados estas semanas, todo lo cual afectará a la programación de una cartelera que necesitaba recobrar la normalidad en la programación para recuperar taquilla. Por supuesto, el perjuicio para el cine de Hollywood permite una mayor oferta de cine europeo en la cartelera global, lo cual beneficia a las producciones francesas e inglesas -que tienen una buena cuota local de pantalla- pero no tanto a las españolas -cuya cuota es menor-. Con todo, cualquier quebranto en Hollywood es siempre un siniestro para el cine global, porque Hollywood todavía sigue siendo fundamental para la cartelera y además es la meca esencial para el mejor talento de la creación cinematográfica.
Balance encomiástico
Como ya nos tienen acostumbrados al inicio de cada año, los responsables del Teatro Arriaga han vuelto a hacer un balance encomiástico de su propia gestión, esta vez ensalzando el logro de las mejores cifras de la etapa de Calixto Bieito al frente de su dirección artística desde 2016, es decir, en los mismos parámetros de las cifras de espectadores que se alcanzaron en los años 2008, 2009 y 2010, ejercicios en los que oficiaba como director Emilio Sagi. El logro del Teatro Arriaga en 2024 se sustenta muy especialmente en la gran acogida del público a los musicales 'El fantasma de la ópera' y 'Chicago' o a la cantata 'Carmina Burana', de La Fura dels Baus, que lleva ya 15 años de recorrido escénico. Naturalmente, el recuento auto-laudatorio no ha incluido el balance final entre subvenciones y gastos, esto es, entre los 8,1 millones de euros de las subvenciones públicas, los 902.000 de ingresos previstos en taquilla, los 4,9 millones de gastos artísticos, los 1,1 millones de desembolsos por suministros y los 3,5 millones de gastos de personal -más del 44% de las subvenciones públicas-.
'Precios dinámicos'
El libre mercado en la venta de entradas para conciertos y macrofestivales no parece siempre una buena solución. Me refiero al sistema de los 'precios dinámicos', que se ajustan en función de la demanda. Ha pasado con las entradas para los conciertos de Oasis y Taylor Swift o incluso en eventos deportivos. El sistema no es transparente y se ve agravado cuando hay reventas, dando lugar a precios de hasta seis veces su coste inicial. El Gobierno del Reino Unido ya ha lanzado una consulta pública sobre una propuesta que establece un límite al precio de las entradas para que no supere el 30% de su coste inicial. Y también, sí, un límite en el número de entradas que pueden ofrecer los revendedores. No está mal la idea.
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