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Una declaración de amor al circo
El Campos acoge mañana 'Circlassica', un show dirigido por Emilio Aragón que rinde homenaje a su familia y repasa los 250 años del 'espectáculo más grande del mundo'
Hacía cuatro décadas que no trabajaba en un circo. El tiempo vuela y parece mentira que Emilio Aragón, antaño 'Milikito', haya cumplido 60 ... años (La Habana, 1959). Con tres nietos y un sinfín de proyectos para cine y televisión, es un hombre que se empeña en mirar hacia adelante pero -en esta ocasión y sin que sirva de precedente- no ha tenido inconveniente en echar la vista atrás. Sin necesidad de ponerse la nariz de payaso, ha vuelto a sudar la camiseta bajo una carpa para montar un espectáculo. Se titula 'Circlassica' y aterriza mañana, a las 18.45 horas, en el Teatro Campos de Bilbao.
Se trata de un homenaje a su familia, la saga Aragón, con mucha magia. Todo arranca con la historia de amor entre un seminarista español y una acróbata sueca experta en caballos. Tal fue el flechazo que el futuro cura no dudó en colgar los hábitos y enfundarse el traje de 'clown' para compartir su vida con la amazona. Así nace un clan imparable; los tatarabuelos de Emilio Aragón tuvieron 14 hijos. Esa es la chispa que da vida a 'Circlassica', un show de dos horas -con una pausa de 15 minutos- que lanza a la pista a más de 30 artistas, lo mismo de Cuba que de Italia, Rusia, Brasil, España y Bielorrusia.
Son profesionales que han recorrido medio mundo, de escenario en escenario, y que hacen alarde de sus habilidades atléticas y también de su buen humor. Ofrecerán nueve funciones en Bilbao y la última será el domingo 3 de noviembre. Eso sí, que nadie espere ni elefantes, ni leones, ni chimpancés. En este espectáculo no restallará el látigo y nadie correrá un peligro mortal. El propio funambulista, que hace volatines y piruetas sobre un alambre, no sufrirá de vértigo. De hecho, se deslizará a una altura de menos de dos metros. No se trata de un montaje escalofriante, sino entrañable y muy ilustrativo. Los números de los payasos, alambristas, malabaristas y acróbatas no solo servirán para recordar el idilio entre Gabriel Aragón (1830-1915), alias 'Pepino', y la amazona nórdica Virginia Foureaux (1850-1930).
El objetivo es repasar los 250 años del 'espectáculo más grande del mundo', con música en directo y un hilo argumental. Bajo esa premisa, se abordarán las disciplinas circenses, al compás de una chelista, con una estética 'vintage' y glamurosa. Las cabriolas, saltos y equilibrios se sucederán a un ritmo que oscila entre lo poético y lo enigmático. ¿Qué buscan los personajes? ¿Qué quieren? Enigmas que se irán despejando poco a poco. El atrezo y el vestuario se inspiran en cuadros de Dalí y cargan las tintas en un mundo de ensoñación. Las dos horas pasan volando. Más de 180.000 espectadores tuvieron oportunidad de presenciar el show las pasadas navidades y la gira nacional acaba de arrancar hace unas semanas.
Hasta el día 3
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Dónde. Teatro Campos Elíseos de Bilbao.
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Horario de funciones. Mañana, a las 18.45 horas. Viernes 25 de octubre, 18.45. Viernes 1 de noviembre, 16.30. Sábados, a las 12.00; 16.30 y 19.30. Domingos, a las 12.00, 16.30 y 19.30.
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Precio. De 25 a 50 euros.
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Venta de entradas. www.entradas.circlassica.es
Invento de un militar inglés
La firma Productores de Sonrisas, liderada por Manuel y Rafael González Villanueva, es la impulsora del proyecto. Al igual que Emilio Aragón, los hermanos González Villanueva llevan «serrín en las venas». Así lo recalcan con orgullo, convencidos de que el ADN les ayuda a conectar con el público. Por algo son hijos del fundador del Circo Mundial. Les mueve la vocación, el olfato empresarial y una agenda de contactos con los teléfonos de los mejores del gremio.
Ficharon a Emilio Aragón como director artístico de 'Circlassica' para reivindicar el 'espectáculo más grande del mundo'. Había que hacerlo por todo lo alto, y con más razón, porque el año pasado se celebró su 250 aniversario. Una curiosidad: el padre del circo moderno, en 1768, fue un exmilitar inglés llamado Philip Astley. Había sido oficial de Caballería y descubrió su vocación de artista con números ecuestres y cómicos. Y todavía más, también tuvo la ocurrencia de montar una pista redonda. El invento dura hasta hoy.
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