Crítica de 'Sin instrucciones' (2024): Padre por accidente

Es un 'remake' de la mexicana 'No se admiten devoluciones', de Eugenio Derbez (2013), que se hacía más melosa y rancia, y que la nueva versión mejora. El argumento, idéntico en ambas aunque haya bastantes cambios en lo superficial, juega a varias bazas para hacerse con el corazoncito del espectador. Primero, la del varón totalmente ajeno a la paternidad que se ve de pronto con una bebé en brazos (una chica con la que ligó se lo deja en casa y huye, tras dejar una nota diciéndole que se ocupe de ella, que es hija suya) y no sabe dónde tiene el botón de apagado. O sea, el mismo mecanismo de 'Tres solteros y un biberón'.

Luego nos engancha con el cambio del protagonista, transformado en un padre volcado y enrollado. Y después, cuando regrese la madre, con el conflicto. Por si hubiera pocos elementos para el sentimentalismo hasta hay una enfermedad terminal por ahí.

Que 'Sin instrucciones' no consigue hacerse inolvidable más allá de sus 99 minutos es la verdad. Como lo es también que, si no nos ponemos demasiado exigentes, funciona, entretiene y casi emociona como melodrama blanco y 'buenrollista'. Parte del mérito lo tienen Paco León, con su gracejo natural, y la niña arrasatearra Maia Zaitegi, encantadora tras sus pecas. Esta es su tercera película, tras 'La ermita' y 'Cuatro Paredes', de Ibon Cormenzana, pendiente de estreno.

'Sin instrucciones' se deja ver con agrado y transcurre en su mayor parte en un Bilbao pintado como felizmente multicultural. Coproducida por Basque Films, la ha financiado Kutxabank.