La fantasía musical que acabó con los sueños de Coppola
«A quien Dios desea destruir, primero le otorga éxito en el mundo del espectáculo». Francis Ford Coppola envió esta profética paráfrasis de Eurípides al personal de los estudios Zoetrope en 1977. Cuatro años después, el monumental fracaso comercial de 'Corazonada' puso fin a su sueño de erigirse en un magnate con libertad creativa al margen del sistema de estudios. Coppola se jugó a una sola carta su futuro y perdió. Nunca se repuso de aquella quiebra. Jack Singer, el millonario canadiense que en 1981 le había prestado 3 millones de dólares para rodar 'Corazonada', compró en 1984 por 12 sus quiméricos estudios. La culpa la tuvo una extravagante comedia musical irresistiblemente melancólica y romántica... que nadie fue a ver. Un ejercicio de extremo virtuosismo que rebosa estilización, con el que su director quiso experimentar con la alta tecnología.
'Corazonada' se grabó en vídeo de alta definición, borrador de la sucesiva filmación en celuloide en una Las Vegas enteramente recreada en estudio. Coppola se construyó un puesto de control en una caravana con todos los adelantos y comodidades que bautizó Silver Fish. La leyenda cuenta que llegó a dirigir escenas desde la bañera. Cuando los sindicatos protestaron al elegir a Vittorio Storaro como director de fotografía, Coppola se reunió con ellos, agarró una silla y rompió todas las ventanas de su despacho. ¿Qué cuenta 'Corazonada'? No importa. Solo hay que dejarse llevar por las imágenes, la música y unos personajes perdedores. «Todo brilla y es luminoso, pero nada es real», canta Tom Waits en la banda sonora de esta ensoñadora, irrepetible historia de amor.
Disponible en: Filmin
En familia
Se pronuncia «Fronkonstin»
A sus 93 años, Mel Brooks aparecía al comienzo de la pandemia junto a su hijo Max en un vídeo aconsejándonos medidas de prevención contra el coronavirus. 'El jovencito Frankenstein', al igual que 'Sillas de montar calientes' y 'La última locura', fueron largometrajes arriesgados en los 70. Ahí es nada dirigir en el seno de los estudios un homenaje-parodia de los filmes de terror de la Universal en los años 5o ¡y en blanco negro!; un western donde el sheriff es negro; y una comedia de 'slapstick' muda, donde la única palabra la pronuncia el mimo más famoso del mundo: Marcel Marceau.
La primera de ellas permanece como la más redonda de todas. Sin el histerismo 'glam' de otras revisitaciones de la iconografía del horror de la época - 'The Rocky Horror Show', 'El fantasma del Paraíso'-, el doctor Frankenstein de Brooks resultaba hilarante, al mismo tiempo que respetuoso con las convenciones del género.
Gene Hackman escaldando con sopa los genitales del monstruo o el inolvidable Marty Feldman puntualizando la manera correcta de pronunciar su nombre, «Aigor», son momentos que forman parte de la moderna comedia americana. Todavía quedaban unos años para que las bromas metacinematográficas de 'Scary Movie' suplieran inteligencia por escatología.
Disponible en: Movistar Plus