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A Eva Llorach (Murcia, 1970) le sorprendió el premio honorífico del FANT, hasta que empezó a darse cuenta de que muchos de su personajes tenían ... un ramalazo de cine fantástico. La ganadora del Goya a actriz revelación por 'Quién te cantará', que ha hecho el tránsito del cine independiente al 'mainstream', pide al periodista que sea escrupuloso al transcribir sus reflexiones sobre su descubridor, Carlos Vermut, acusado de violencia sexual por seis mujeres anónimas en un reportaje de 'El País'.
–¿Sabía que era buena actriz antes del Goya?
–Sí. Los reconocimientos tienen que ver con la vanidad, con lo que ya sabes de alguna manera en tu fuero interno. Te dicen que has elegido bien tu carrera. Yo puse mi vida patas arriba, dejé la empresa familiar. El reconocimiento para mi padre empezó en el estreno de 'Quién te cantará'. Se emocionó tanto que tuvo que salirse del cine Callao. Se dio cuenta de que su hija es actriz. Todos buscamos el reconocimiento de nuestros padres.
–No hay falsa modestia.
–Yo sé cuándo hago bien un trabajo y cuándo lo hago mal. Perfectamente. Sé que tengo trabajos que no son tan buenos como hubiera querido por mis circunstancias vitales o las del rodaje.
–Hasta que encontró la estabilidad como actriz trabajó de camarera, teleoperadora, en ACNUR... ¿Qué le arrastraba a seguir intentándolo?
–No sé responderte a eso. El profundo convencimiento de que quería hacer cine, de que yo deseaba ser actriz. Desde lo más profundo de mi interior sabía que estaba hecho para ello. En todos esos años hasta 'Quién te cantará' iban saliendo cosas pequeñitas, pero nunca pensé en tirar la toalla. Estaba convencida de que iba a pasar. Claro que también hay mucha gente que siente lo mismo y nunca le pasa.
–Habla de vanidad. El tatuaje de su brazo dice 'Ego free'.
–Es una declaración de intenciones. Me lo hice con una amiga, vamos al mismo terapeuta. Muy contadas veces en mi vida he experimentado momentos que yo llamo ataques de felicidad, cuando sientes una sensación de plenitud. Uno de ellos lo tuve en Bilbao, paseando por la Ría escuchando a Coldplay en una gira teatral. Mi terapeuta llama a esos momentos 'ego free', porque no piensas en ti, no hay vanidad, tan presente en el mundo de los actores. Creo que a la mayoría de nosotros nos gusta nuestro trabajo, pero no todo lo que tiene que ver con la exposición.
–Hay actores que aseguran que su terapia es su propio trabajo.
–No creo que haya ningún personaje que te cure de nada. De algunos aprendes sobre ti misma, pero no sustituyen a la terapia. En mi caso, ha servido para comprenderme y me ha dado más herramientas para la vida. Como actriz, el hecho de saber cada vez más quién soy me ayuda para afrontar personajes y no juzgarlos. Cuando hice de Clara Stauffer en 'Los pacientes del doctor García', falangista y nazi, me costó entender que pusiera sus ideales por encima de todo.
–Dirigió un cortometraje arrastrada por su miedo a la maternidad. ¿Todavía lo sigue teniendo?
–Yo decidí no ser madre ya en la adolescencia. Y eso se ha mantenido hasta ahora, cuando ya tengo una edad. Recibes presiones externas, antes no se hablaba de ello y ahora me congratula que se haga. Yo sentía la necesidad de expresarlo artísticamente, de hecho tengo cosas escritas que no sé si verán la luz. Si lo analizas, es algo terrorífico, porque un alien sale de tu cuerpo. Un parto es algo muy gore. ¿Cómo no vamos a sentir terror? Lo que no es normal es romantizar ese momento, como se ha hecho durante tanto tiempo.
–¿Todavía tiene miedo de quedarse sin trabajo?
–Sí. Siento que me quedan muchísimas cosas por hacer, tengo mucha hambre de personajes. Hace unos años, me recuerdo diciéndome a mí misma que había perdido un poco la ambición. Había dejado de lado mi vida personal, porque cuando empiezas tan tarde sientes que tienes poco tiempo. Casi no conocía a mi sobrino. Paré un poco, pero ahora pienso que no me puedo retirar hasta los 104 años.
–Un informe de CIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas, revela que más de la mitad de las mujeres de la industria audiovisual ha sufrido alguna agresión sexual.
–Ese informe tiene toda mi confianza, ese dato no me parece exagerado. ¿Qué es un abuso sexual? Va desde un tocamiento, que antes se hacía sin más, una palmada en el culo que era ley de vida. Ponías cara de 'me cago en tu puta madre' y te callabas. Pero ahora no nos callamos. Se superará todo esto. Es duro, pero tiene que haber una reorganización del mundo, en el que algunos hombres sientan que no pueden campar a sus anchas y que tienen que tratar a una mujer como a una igual. Tienes que respetarnos y muchísimo más en tu lugar de trabajo. Hay que señalar todo tipo de comportamientos de este tipo. Venimos de una costumbre, y cambiarla costará muchísimo.
–¿Se sintió traicionada cuando leyó las informaciones sobre las acusaciones de abusos sexuales a Carlos Vermut?
– No. Sentí mucha pena. Carlos es una persona a la que aprecio. Pena por todo lo que estaba pasando, por las víctimas y la situación. Era el momento de los Premios Feroz, iba a haber mucha repercusión mediática; se hizo precisamente para que la hubiera. Sentí tristeza por todo.
–¿Le sorprendió?
–Bueno... (Pausa). Ya no te puede sorprender realmente casi nada. Lo que realmente me sorprendió, y esta es la verdad, es que haya tantos nombres que todas sabemos y que no han salido. Hubo un encarnizamiento brutal con Carlos por ser la primera persona que salió. También ha habido un ensañamiento despiadado con Karla Sofía (Gascón), como lo hubo con Carlos, aunque evidentemente no voy a comparar unos tuits con esas conductas. No puedo estar de acuerdo con que esos nombres de gente muy importante que todas sabemos no salgan.
–Son vox populi entre las mujeres de la industria audiovidual.
–Actores, directores... A mí me empiezan a llegar nombres mucho antes de lo de Carlos, y él no estaba en esa lista. El #MeToo se iba a empezar con otros nombres. Los hombres de la industria con este tipo de comportamiento tienen que tener claro que nosotras hablamos. Sabemos todo.
–¿Esos nombre saldrán a la luz?
–Hay algunos que no, porque son pesos pesados de la industria. Además, son personas que de cara a la galería tienen un rostro muy diferente. Ojalá.
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