«Si echo la vista atrás no me doy asquito»

El Premio Ercilla a una trayectoria artística en su 34 edición reconoce a un actor que a sus 75 años está en el cénit de su talento. El señorito déspota de 'Los santos inocentes', San Juan de la Cruz y el mismísimo Franco han cobrado vida en la gran pantalla gracias a este andaluz enjuto con voz de trueno, que en los inminentes Goyas tiene dos películas nominadas: 'Oro' y 'No sé decir adiós'. Este año no verá la gala, entre otras cosas porque no es candidato y porque el 3 de febrero le pillará representando en el teatro Campos bilbaíno 'Una gata sobre un tejado de zinc caliente'. «En Bilbao me lo paso muy bien y la gente es cojonuda. Se come muy bien, aunque sea un tópico», piropea.

Juan Diego atesora tres Goyas -dos como secundario y uno de protagonista por 'Vete de mí'-, una Concha de Plata y una cincuentena de galardones. «Los premios siempre son agradables, se reciben igual a los veinte años que a los setenta y cinco. Es un regalo que te hacen», reconoce un hombre que nunca ha trazado planes a largo plazo en su carrera. «No me paro a pensar en cómo llevar mi vida, yo voy para adelante y si lo que viene me gusta, lo agarro, porque uno camina mejor sin cargas. ¿Hollywood? Bah, está muy lejos de Bormujos».

El protagonista de 'La noche oscura' se tiene por un hombre de pueblo, capaz de asir una guadaña para segar y de ordeñar una vaca. Trató a su padre de usted durante casi toda su vida. Cuando sus progenitores enfermaron, el actor se retiró de la vida pública durante cuatro años para cuidarlos. «Decidí que el público se merece muchas cosas, pero que si no tengo de dónde sacar y de dónde ser...». Con sus dos hijos, de 47 y 18 años, asegura mantener una relación «de colega».

Militante en el Partido Comunista desde finales de los 70 hasta 1982, Juan Diego ha sido uno de los 'rojeras' oficiales de nuestra farándula. Estuvo detenido tres veces y fue junto a Concha Velasco uno de los cabecillas de la huelga de actores de 1975, exigiendo un día de libranza en los teatros. Porque hasta entonces trabajaban los siete días de la semana a doble función. La mismísima Lola Flores se sumó a la primera movilización política del sector cultural en España.

Hoy el actor andaluz también se cabrea al advertir que el cariz de las noticias varía según el medio donde se lean. «Es como si hubiera desaparecido el periodismo de investigación, contrastar las noticias», explica. «Ahora se enteran de cualquier chorrada y la publican sin más. Todo se enmierda por culpa de esta virtualidad en la que nos movemos, con los móviles y la sobredosis de información mentirosa. Y no estamos en lo que tenemos que estar, que es exigir a los Gobiernos lo que nos prometieron. Hemos decidido que la democracia es esto».

El Premio Ercilla recompensa 60 años subido a un escenario con hitos como 'El lector por horas', 'Hipólito', 'Don Juan Tenorio' y esa 'Gata sobre el tejado de zinc' de Tennesse Williams que le trae a Bilbao con mensaje de absoluta vigencia. «La obra habla de cómo nuestras vidas están diseñadas en función de la familia. Es el núcleo a partir del cual se estructura todo. Yo creo que la anarquía en lo personal sería estupenda. No tendríamos tantos miramientos por dar de comer a los hijos, la hipoteca... Esas mil cosas en las que entretenemos nuestras vidas para que el poder siga dándonos la lata».

Como toca hacer balance, Juan Diego echa la vista atrás y respira aliviado. «Me parece que he sido medianamente consecuente, he hecho lo posible para estar contento conmigo mismo. Hasta ahora no me doy asquito».