«El ciberespionaje nos convierte en esclavos digitales»

«El ciberespionaje nos convierte, cada vez más, en esclavos digitales», afirma el autor de 'El dominio mental', un libro que explora las estrategias más recientes para conseguir el control de los individuos. El escritor participará en un encuentro del Aula de EL CORREO que tendrá lugar hoy, a partir de las 20.00 horas, en formato online y desde la web del periódico. El acto, realizado en colaboración con la editorial Ariel, cuenta con el apoyo de Obra Social 'la Caixa'.

Colgar un vídeo divertido en la plataforma Tiktok puede parecer una simple broma. «Pero en realidad es mucho más, ya que estamos aportando información», aduce. Recuerda que, todos los días, el 50% de la población se conecta a alguna red social y a servicios de mensajería instantánea. «Todo lo que llevamos a cabo dibuja un perfil de nosotros y, a la postre, nos convierte en individuos transparentes. Incluso aportamos información que no conocemos sobre nosotros mismos».

Datos tan directos e íntimos como las fotografías, los metadatos, esos elementos de carácter involuntario que aparecen inmersos en la comunicación, y nodatos, circunstancias también reveladoras como el hallarnos en un dominio determinado y siguiendo a otros usuarios, proporcionan una identidad precisa de la persona que teclea. «El poder siempre ha querido conocer al ciudadano para condicionarlo», señala y explica que ese cúmulo es tratado con algoritmos que revelan cuestiones de todo tipo. «Pueden conocer nuestra ideología y afinidades políticas, nuestro grado de inteligencia, estado de salud, lo que gastamos o con quien nos relacionamos».

El 90% del tráfico con temática política tiene lugar en Twitter. «Esa característica implica un altísimo interés por saber lo que se cuece, aunque sólo sea para enviar propaganda individualizada», indica. Las 'fake news' se benefician de ese conocimiento. «Hablamos de la mentira de toda la vida, de engañar al adversario y los países y los partidos son plenamente conscientes de la importancia de las redes sociales para imponer una línea de pensamiento».

¿Qué podemos hacer ante esta utilización subrepticia de nuestra identidad? «Primero, debemos saber que esto sucede y reflexionar cuando encontramos mensajes que apelan a lo emotivo, porque se juega mucho con los sentimientos y la visceralidad. No hay que dejarse llevar por el arrebato, por algo que se repite y tiene aureola de prestigio porque, simplemente, lo dice alguien solvente», aconseja. Asimismo, hay que ser conscientes del tiempo que dedicamos a estas herramientas. «Tenemos que desengancharnos del ciberespacio y del uso abusivo del móvil. No olvidemos que, a través de la geolocalización, revela dónde estamos y qué hacemos». Baños habla de esta necesidad como un hábito higiénico «para preservar la libertad y no perder el contacto físico y real con las personas».