Carlos Sobera trae la comedia al Arriaga con 'Miles Gloriosus'
El montaje se representa en el teatro bilbaíno hasta el sábado, avalado por la asistencia de 15.000 personas en el festival internacional de Mérida
Con unos cuantos '¡Viva la comedia!' cerraban ayer por la mañana los intérpretes de 'Miles Gloriosus' la presentación de la obra en el Arriaga. El ... montaje, estrenado en la última edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y avalado por el éxito de público (lo vieron entonces más de 15.500 personas), llegaba ayer al teatro bilbaíno para iniciar la nueva temporada y para quedarse durante cuatro funciones, hasta el sábado. Y lo hacía con un protagonista máximo, como corresponde al tal Miles Gloriosus: Carlos Sobera, del que sus compañeros ya esperan que anime todas las ruedas de prensa y tenga carrete para rato. Estuvo comedido, Sobera, aunque siempre tiene algo que decir. Por ejemplo, nada más sentarse, que esta adaptación de la obra de Plauto -un clásico de los de miles de años- es otra jaula de las locas, en referencia al último espectáculo que les ha precedido en el escenario.
El adaptador del texto y actor que da vida al fiel criado Capadocio, Antonio Prieto, asegura que este clásico es «muy fácil de montar» debido precisamente a la fuerza de la comedia. La hilaridad, el juego, las trampas que se traen los personajes para darle una lección al fanfarrón de Miles Gloriosus, para «reírse del narcisismo y la egolatría de un militar», es decir, del poder, siguen vigentes. Se ha actualizado el lenguaje, pero ni se han 'traducido' los chistes a lo local y pegado a nuestra realidad, ni se ha trasladado la acción a nuestros tiempos. Solo han tenido que aprovechar lo que de actual tiene ese personaje principal que, como dice Sobera, bien podría ser un productor de cine de hoy al que le pasa por encima el movimiento #Metoo.
Resumiendo: un tipo «con poder, con un desprecio absoluto a los demás, egocéntrico, agresivo con el sexo opuesto» al que, en cuanto abandona el escenario -nada, diez minutos-, ponen de vuelta y media todos los demás. Todos menos Capadocio.
El general ha secuestrado a Cornelia (Elena Ballesteros) y se la ha llevado a Éfeso, alejándola de su enamorado Plenilunio (David Tortosa), que no duda en ir tras ellos. Está «muy enamorado y es muy payaso» y se encuentra con un par de esclavos avispados que montan un plan para reírse del tirano y darle un escarmiento -Geta y Senectus, interpretados por Ángel Pardo y Juanjo Cucalón-. A este hombre obsesionado por el sexo que cree que todas las mujeres caen a sus pies, le ponen delante a la supuesta gemela de Cornelia. Se suman al engaño las prostitutas Porcia y Minervina, o Arianna Aragón y Elisa Matilla. En total, ocho actores y actrices que hacen de esta adaptación una obra coral frente al original en el que el abosluto protagonsita era Miles Gloriosus.
El director Pep Anton Gómez defiende «la comedia por la comedia», sin más complicaciones, ni crítica ni reflexión, porque aunque con este montaje se puedan hacer paralelismos entre el abuso de poder que contaba Plauto y el de hoy en día, aquí lo importante es reírse todo el tiempo con «el vodevil» montado para darle la lección de su vida al fanfarrón. Acaban por todo lo alto, con momento musical que hace a los espectadores marcharse a casa con la sonrisa puesta.
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