Las campanas del 'Réquiem' de Sender resuenan en el teatro
Llega a Bilbao la primera adaptación de la novela al escenario, con dos actores que representan a todo un pueblo
Cada detalle en la obra 'Réquiem por un campesino español' está cargado de simbolismo, desde el cartel. El elemento dominante es una quijada -que ... se suele representar como el arma con la que Caín mató a Abel- y al fondo aparece la iglesia románica de Chalamera, el pequeño pueblo oscense donde nació Ramón J. Sender. La novela que publicó desde el exilio en 1953 -y que para muchos, en su brevedad, es la que mejor explica la Guerra Civil- llega por primera vez al teatro en el 120 aniversario de su nacimiento, adaptada por Alfonso Plou. La compañía aragonesa Teatro Che y Moche trae a Pabellón 6 la sacristía donde Mosén Millán prepara la misa en memoria de Paco el del molino.
Con solo dos actores encarnan a todo un pueblo. Joaquín Murillo, que fue el primero en ver el «potencial dramático» de la novela, interpreta al cura que bautizó a Paco, celebró su boda y le dio la extremaunción en plena juventud. Saúl Blasco es el sacristán y a la vez se transforma en varios personajes: Paco, su padre e incluso la Jerónima, la más carismática de las mujeres del carasol. A los caciques los representan tres títeres que evocan el diseño gráfico de los años 30.
La obra es «una experiencia inmersiva en una historia muy dura y emotiva, no panfletaria»
«No queríamos hacer una obra sobre la Guerra Civil y la memoria histórica», afirma la directora, Marian Pueo. Les interesan más las relaciones entre los personajes, «por qué la gente acaba en un bando o en otro», y captar «ese ambiente rural que se va cerrando, la España de ricos y pobres que ha durado tantos años». Una historia universal y de raíz aragonesa, reconocible en «la austeridad de carácter», el acento y la música tradicional.
El espacio sonoro es tan importante como la escenografía, con un retablo que se abre y muestra la vida del pueblo. Las campanas «son una referencia». Tocan a muerto, celebran el bautizo y la boda. La obra evoca «la sonoridad del mundo rural», explica Murillo. «El viento, los grillos...». Es una experiencia «inmersiva» en una historia «nada planfletaria pero tremendamente dura y emotiva». Mosén Millán quiere a Paco, «pero no a sus ideas». El día que, de niño, le acompañó a dar la extremaunción a un hombre y conoció la vida miserable que llevaban en las cuevas empezó a fraguarse su rebeldía frente a la injusticia. El cura, en cambio, piensa que «si Dios permite la pobreza y el dolor, por algo será». Al recordar le asaltan los remordimientos. «Yo no condeno ni salvo a mi personaje», concluye el actor. «Lo que hago es recrear la vida de un hombre cargado de contradicciones, como todos los seres humanos».
EN PABELLÓN 6
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Funciones. 4, 5 y 6 de junio (19.00 horas).
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Adaptación. De Alfonso Plou, dirigida por Marian Pueo.
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