El puerto de Ondarroa desembarca en Itsasmuseum con la obra de García Ergüin

El director del Museo de Bellas Artes, Miguel Zugaza, ha subrayado que esta novena edición del programa demuestra «la continuidad de un proyecto que cumple una misión clave, dar la mayor visibilidad posible a las obras que conservamos». Cada vez que una pieza viaja al museo marítimo, añade, «adquiere otra relevancia, otra lectura, a través del tema y de su vinculación con la historia universal y local».

Zugaza ha destacado además el papel del propio García Ergüin en la historia artística de Bilbao: «No se entiende lo que pasa en las tertulias de arte en la ciudad a partir de la posguerra sin la figura de Iñaki», ha afirmado. Recuerda su papel en grupos clave como Emen, su intensa reflexión en torno a la pintura y su capacidad para moverse con naturalidad «entre el mundo figurativo y el mundo de la abstracción». De hecho, sobre 'Ondarroa' ha señalado que si se diera la vuelta al lienzo, «podría verse como un cuadro literalmente abstracto».

A lo largo de su carrera, García Ergüin ha consolidado un lenguaje propio marcado por el expresionismo, el uso vibrante del color y una experimentación constante con técnicas, texturas y materiales. Su obra incluye también escenografías para ópera y pinturas murales de encargo, como las realizadas para el Athletic Club o las iglesias de San Vicente y San Antón en Bilbao.

Nació en Bilbao, se formó en París y profundizó en Múnich tras obtener una beca de Iberduero. Su vínculo con los puertos pesqueros —especialmente los de Bermeo y Ondarroa— fue decisivo, hasta el punto de protagonizar en 1974 una exposición monográfica sobre ellos. De esta serie procede 'Ondarroa', donde las casas del puerto, los reflejos del agua y la evocación humana a través de los botes y la ropa tendida condensan la mirada del pintor hacia la vida marítima. «En cuanto pisas un puerto te ofrece todo, color, figuras… sale solo», ha dicho el autor antes de posar ante su obra.

El director de Itsasmuseum, Jon Ruigómez, ha puesto el foco en el diálogo entre patrimonio artístico y marítimo que permite este programa: «No solo conversan las obras de arte, también las patrimoniales e incluso la memoria oral», ha expresado.

La pieza ha sido sometida a un tratamiento de conservación antes de su exposición. La restauradora del Museo de Bellas Artes, Ainhoa Otaño, ha relatado que el cuadro llegó con pequeñas grietas y levantamientos de pintura que exigían una intervención precisa: «Antes de transportarla protegimos y fijamos las grietas con un adhesivo leve y papel japonés, para asegurar un traslado seguro», ha explicado. «Consolidamos esos levantamientos y retiramos antiguas reintegraciones pictóricas que estaban viradas de color. Volvimos a estucar y reintegrar, y ajustamos los brillos». El proceso, dice que fue «sencillo, pero fundamental para presentar la pieza tal y como la vemos hoy».