Larga tradición
El apoyo institucional a la producción artística en el País Vasco tiene una larga tradición y diferentes modalidades, lo mismo que algunos periodos más florecientes ... que otros o, incluso, etapas de total absentismo en materia de política cultural. Piénsese, por ejemplo, en las compras, becas y pensiones otorgadas por las diputaciones vascas entre finales del XIX y principios del XX, en la ausencia de una política de promoción cultural desde la Guerra Civil hasta bien entrada la democracia o también, claro, en la posterior creación del entramado institucional vasco, con los órganos de la cultura pública y la modernización o el establecimiento de nuevos centros y espacios museísticos, dependientes de diferentes poderes públicos territoriales. Esto último ha determinado un mapa de autonomía competencial en el ámbito cultural, en el que la coordinación para la promoción de la producción artística nunca es fácil, sobre todo por las diferentes estrategias de las diputaciones y las distintas especialidades de los museos públicos. Tanto los premios Gure Artea como las compras de la Colección Compartida puesta en marcha por el Ejecutivo vasco en 2020 constituyen valiosas iniciativas en favor de la creación y la divulgación de los artistas vascos contemporáneos, por supuesto sin interferir su libertad creativa en el primer caso y sin menoscabar la autonomía en las compras de los tres museos implicados en la segunda. Naturalmente, la idea de una Colección Compartida tendría mayor consecuencia si la jerarquía del presupuesto de Cultura tuviera mayor peso en las Cuentas vascas si además de unas compras anuales también se apoyara la difusión nacional e internacional de los creadores vascos contemporáneos y si se pusieran en marcha verdaderas políticas de oferta y de demanda para revitalizar el hoy decaído mercado del arte y en general la trama del arte vasco.
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