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Christian trabaja 11 horas al día dentro del gorila que atemoriza a la Gran Vía de Bilbao.

El verano asfixiante de Christian: trabaja 11 horas al día dentro del gorila que atemoriza a la Gran Vía de Bilbao

Este venezolano de 37 años, afincado en Madrid, se gana la vida estos días repartiendo sustos y risas entre bilbaínos y turistas bajo un disfraz sofocante. «El calor es horroroso, pero me hace feliz hacer feliz a la gente»

Martes, 1 de julio 2025, 20:10

Christian Becerra es la persona que está dentro del gorila gigante que sorprende a los viandantes en la Gran Vía bilbaína. Este venezolano de 37 años, afincado en Madrid, convive en la Puerta del Sol con Peppa Pig, Chucky o Bob Esponja. Pero desde hace cuatro años, casi los mismos que lleva con su disfraz de gorila, viene a Bilbao un par de meses para repartir sustos y risas entre el público bilbaíno. «La gente aquí es increíble, la mejor que me he encontrado. Te preguntan si necesitas algo, te dejan agua, fruta, magdalenas...». Christian está acostumbrado al calor de la capital, pero no esperaba asfixiarse también en el botxo, con jornadas sofocantes que rozan los 40 grados. «Lo estoy pasando fatal. El disfraz lleva un ventilador para que se mantenga inflado, pero si el aire de fuera ya está caliente, dentro es un horno. Y las chanclas van pegadas dentro del muñeco para poder caminar, pero son de goma y se calientan muchísimo», explica mientras se quita la máscara y deja ver su cara empapada en sudor.

Christian Becerra.

A las diez de la mañana, duchado y vestido, Christian llega a su lugar de trabajo, justo frente a El Corte Inglés. Ahí mismo se enfunda el traje de gorila y no se lo quita hasta las nueve de la noche, cuando termina su jornada. «A la gente lo que más le gusta son los sustos. Hay una señora mayor que viene todos los días con su cuidadora y se sienta en el banco de al lado para reírse y verme trabajar. Hacer felices a los demás es lo que me hace feliz a mí». De lunes a sábado se queda en esta zona; los domingos, cuando los grandes almacenes cierran, se traslada al Casco Viejo, que hay más ambiente. ¿Cuándo descansas? «Cuando llueve», responde tras una jornada agotadora.

Hace unas semanas regresó de un viaje de mes y medio por Francia, donde también intentó ganarse la vida con sus disfraces. «He estado en Montpellier, Toulouse, Nimes, Marsella... pero por la inseguridad me tuve que volver. Las personas sin hogar me intentaban robar e incluso me amenazaban con cuchillos». Christian ha pasado todo tipo de calamidades dentro de sus muñecos. «En Madrid me han pegado varias veces, y una vez en Santander me prendieron fuego. Menos mal que una señora me echó rápido un vaso de agua. Ahora me muevo todo el rato y grito 'foto, foto' para que la gente sepa que dentro del muñeco hay una persona».

Christian desayuna fuerte y luego ya no come nada hasta la noche. «Para desayunar, me hago tres arepitas o unos huevos. Y aunque no soy muy cafetero, me tomo un buen café, porque me quita el hambre. Por el día prefiero no comer nada, porque dentro del traje, con el calor, me entran náuseas». En verano, trabaja en camiseta y pantalón corto. Mete las zapatillas deportivas en una mochila que deja en el suelo detrás de él, junto a una botella que saca del congelador al salir de casa. La llena mitad con zumo industrial y mitad con agua. «Así me mantengo hidratado y el azúcar me da fuerzas».

Al día gana unos 60 euros. De ahí saca para ayudar a su familia, que se quedó en Venezuela, y para su hijo Mathias, que tiene siete años y vive en Madrid. «Cuando alguien te da un billetillo de 5 o 10 euros, te alegra el día. Algunas personas se disculpan porque quieren hacerse una foto pero no llevan dinero suelto. Les digo que adelante, que sin problema. La semana pasada un señor que se fotografió conmigo me trajo el dinero al día siguiente».

Duerme en una habitación compartida que le cuesta 12 euros la noche. «Me permiten cocinar y cargar el móvil», agradece. Este martes puso rumbo a Pamplona, donde le esperan «días muy fuertes» por los Sanfermines, pero regresará a Bilbao el 14 de julio con la intención de quedarse hasta Aste Nagusia.

Más de 11.000 seguidores en TikTok

Durante años trabajó como cocinero en empresas de catering para residencias de ancianos, pero hoy no imagina su vida sin sus muñecos. «Yo esto lo hago con amor. Aunque algún día haya ganado solo cinco o seis euros, he vuelto a casa contento porque siento que hago feliz a la gente. Los ancianos se mueren de risa, y eso es lo que me llena. No es solo el traje, sino lo que quiero expresar con él», cuenta.

Además del gorila, también se disfraza de los perros de la 'Patrulla Canina' o de Álex el león, de 'Madagascar'. «Varios representantes me han contratado después de verme en la calle. Actué en una fiesta de Halloween en la discoteca Bataplán de San Sebastián y con el grupo Ojete Calor en Madrid», cuenta orgulloso mientras muestra sus vídeos de TikTok, donde supera los 11.400 seguidores.

Su mirada se ilumina aún más al hablar de su hijo. «Presume con sus amiguitos. Y cuando era más pequeño, en el colegio, siempre decía: '¡Foto, foto!', como su padre», ríe. Y cuelga su disfraz hasta el día siguiente.

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