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«La moda rápida mata»: tres amigos vascos crean la ropa «sostenible de verdad»
Jon Kareaga, Maddi Bercianos y Mikel Izurieta son los emprendedores que están detrás de 'Bask', la marca de prendas y accesorios que apuesta por un cambio de rumbo en la industria a favor del planeta
El 2019 marcó un nuevo rumbo en la vida de Jon Kareaga, Maddi Bercianos y Mikel Izurieta, quienes pudieron descubrir en primera persona la dura realidad que esconde el 'fast fashion'. «Viajamos a los lugares más remotos de Asia, desde Bangladesh o India hasta China, para grabar 'El Viaje que abrió mis ojos', un documental que muestra la realidad oculta detrás de nuestras prendas», cuentan. Lo que vivieron, experimentaron y sintieron superó con creces todo lo que habían imaginado. «Nos marcó de por vida. Entendimos de primera mano el impacto que tiene la segunda industria más contaminante del mundo en las personas y en el planeta», aseguran. El dolor, la rabia y la impotencia de ver tanto sufrimiento detrás de la bonita fachada de la industria de la moda les hizo reflexionar y formar parte del cambio con 'Bask', su propia firma de moda sostenible. El proyecto da respuesta a los problemas ambientales y sociales del sector: «Hemos establecido las reglas de la sostenibilidad. La marca nace con el claro objetivo de dar ejemplo a otras firmas y liderar el movimiento». De hecho, ya lo están logrando. Desde la semana previa al 'Black Friday', cerraron su tienda 'online'. Después, muchas marcas les siguieron la corriente y se revelaron de la misma manera frente a esta fiesta de los descuentos que nos lleva a la compra por impulso.
La sostenibilidad medioambiental y social es un valor fundamental en Bask. «Vamos mucho más allá de simples prendas. Nuestra ropa y las personas que las fabrican son tratadas con respeto y, a su vez, respetan el entorno que las rodea», precisan. Además, la firma se proclama pionera en muchos aspectos, como la transparencia y la tangibilidad. «No podemos ser sostenibles si no somos capaces de demostrar qué está pasando en cada punto de producción», aseguran. Ellos lo han conseguido y así lo demuestra el vídeo que han colgado en su web. En él, estos jóvenes siguen cada paso de su cadena de producción e indican cuánto les cuesta cada fase.
No ha sido un camino fácil
Tratar de cumplir los valores fundamentales de la firma les ha obligado en más de una ocasión a empezar de cero: «Ha sido un proceso muy complicado. En un principio, decidimos contar con un proveedor de Bangladesh porque queríamos crear un impacto positivo allí, pero nos dimos cuenta de que no podíamos saber qué pasaba durante el proceso. Creíamos que éramos sostenibles por usar algodón orgánico y que producíamos de forma ética por tener un certificado, pero para nosotros no era suficiente». De esta manera, rompieron relaciones con aquel proveedor y tras la pandemia trasladaron su producción a Mataró (Barcelona). Pronto se percataron de que las condiciones de los trabajadores no respetaban sus valores y pararon la fabricación. «Perdimos 4.000 euros. De ahí sacamos la conclusión de que una producción local no asegura la sostenibilidad», señalan. Actualmente, sus sudaderas, gorros y camisetas se elaboran en Portugal y los calcetines en Pradoluengo (Burgos). «Hemos encontrado proveedores que nos aportan la sostenibilidad, trazabilidad y transparencia que estábamos buscando. Ahora somos capaces de testar la cadena de producción», aseguran.
El 19 de abril del año pasado la marca lanzó al mercado la línea 'Activista', que permite a las personas vestir un mensaje acorde a sus valores. «Era necesario. Es muy diferente a que Zara ponga en una camiseta 'Girl Power' y que por detrás haya una niña explotada», indican. En sus diseños, se pueden leer mensajes como 'Make love not CO2' ('haz el amor y no el dióxido de carbono' en inglés), 'Climate crisis' ('crisis climática') o 'Fast fashion kills' ('la moda rápida mata'). «Desde la firma nos rebelamos invocando la alegría, la creatividad y la belleza», aseguran.
Campañas sociales
También han realizado acciones sociales en las que han recaudado fondos para diferentes causas. El pasado verano estos emprendedores crearon una colección de calcetines en la que los beneficios fueron destinados íntegros a la mastectomía de Bruno León, un chico 'trans' que pidió ayuda a sus seguidores. «Quisimos reivindicar los derechos del colectivo LGTBIQ+. Bruno es una persona que nos inspiró mucho y decidimos ayudarle por todo lo que ha aportado al mundo en sus redes sociales», explican. Siguiendo la misma línea, estos jóvenes que se han empeñado en hacer de nuestro planeta un lugar mejor, también se aliaron con Heura, la marca alimentaria de proteína 100% vegetal, para ayudar a las personas que están inmersas en el umbral de la pobreza extrema: «Donamos un kilo de Heura por cada calcetín vendido a la organización 'Health Warrior', que hace que comer no sea un privilegio».
Por el momento, sus camisetas, sudaderas y calcetines, inspirados en la naturaleza y que pretenden concienciar a la sociedad, se pueden encontrar en su tienda online. «En verano cogimos una furgoneta y recorrimos 213 kilómetros por toda la costa vasca y aprovechamos para vender nuestros diseños», cuentan. A pesar de que sus piezas están creando impacto en personas de todas las edades, estos emprendedores se dirigen en especial a las nuevas generaciones, porque «en sus manos está el futuro de la moda y del planeta». Además de cientos de personas anónimas, diferentes 'influencers' concienciados con el medio ambiente y la explotación laboral ya se han rendido a las prendas sostenibles de estos jóvenes vascos: desde Maren o Carlota Bruna hasta el bilbaíno Mikel García. «Nos han ayudado mucho a difundir nuestros mensajes», aseguran.
Jon, Maddi y Mikel pretenden seguir concienciando y educando a la sociedad para que sepa distinguir la sostenibilidad de verdad. «Creo que podemos contar con los dedos de las manos las marcas que realmente lo están haciendo bien. La mayoría dicen que son 100% sostenibles cuando siguen produciendo de una manera destructiva y sin respetar los derechos de los trabajadores. Así están humillando la palabra sostenibilidad. ¡No tienen escrúpulos!». Además, adelantan que ya están preparando campañas «muy guais»: «¡Qué tiemblen las marcas 'fast fashion!»