Clara y Haizea, las veinteañeras vizcaínas que reinventan la ropa de segunda mano
Con su marca nini.bow, estas dos jóvenes apuestan por la moda circular y el estilo propio a través de prendas vintage seleccionadas con mimo
Silvia Andrés
Lunes, 14 de julio 2025, 00:50
En un momento en que la moda rápida satura armarios y redes sociales, dos veinteañeras vizcaínas han decidido aportar su granito de arena para cambiar las reglas del juego. Clara Obieta, de Gernika, y Haizea Mazo, de Getxo, son las fundadoras de nini.bow, una marca que reivindica el valor de la ropa de segunda mano, seleccionada con mimo, prenda a prenda, en mercadillos y tiendas vintage, sobre todo en Madrid. «Fue allí donde nos conocimos, aunque ya nos habíamos cruzado alguna vez en Gernika. Empezamos a charlar y pronto hicimos piña con otras personas de aquí. Las dos somos amantes de la moda, tenemos formación en diseño y estilismo, y un día surgió la pregunta que lo cambió todo: «'¿Y si montamos algo nosotras?'», recuerda Clara.
Después de su paso por Madrid, donde ganaron experiencia trabajando en tiendas de firmas como Loewe o Adolfo Domínguez, la vida las trajo de vuelta a Bizkaia. Fue entonces cuando decidieron lanzarse. «Nosotras nos hemos pasado horas y horas rebuscando en los armarios de nuestras familias, y ahora queremos que la gente haga lo mismo en el nuestro», cuentan. En noviembre del año pasado pusieron en marcha la cuenta de Instagram de nini.bow, que ya roza los mil seguidores y se ha convertido en el escaparate donde cuelgan los tesoros que van encontrando, con la idea de ofrecer una alternativa más consciente a la hora de vestir.
El método que siguen es sencillo: selección minuciosa, calidad por encima de marca y una conexión emocional con cada prenda. «Tiene que ser algo que nos pondríamos nosotras. Incluso hay piezas que nos cuesta vender porque nos enamoramos, como un vestido verde de seda hecho a medida que encontramos en La Latina. Era una joya», recuerdan emocionadas. Aunque compran sobre todo en Madrid, donde han tejido una red de contactos que les facilita moverse en este mundillo, también han buscado tesoros en Barcelona o Galicia. «Siempre que viajamos aprovechamos para rebuscar en mercadillos y tiendas de la zona. Hace poco estuve en Oporto con una amiga y me traje algunas prendas. A veces cuesta elegir, no puedes llevártelo todo. Por eso lo importante es que la prenda nos guste, que sea diferente, incluso arriesgada, y que esté en buenas condiciones», explica Clara.
Inspiración para looks
Además de ser su plataforma de venta, Instagram se ha convertido en su principal escaparate, donde Clara y Haizea comparten looks e ideas para inspirar a sus seguidoras. «Por ejemplo, hace poco encontramos un bolso vintage y subimos distintas formas de combinarlo. Muchas veces nos dicen que, si lo hubieran visto sin más, quizá no les habría llamado la atención. Pero al verlo en conjunto, cambia la percepción», explican. A veces también realizan pequeños arreglos en las prendas para darles un toque más personal o adaptarlas a su estilo. «Suelen ser modificaciones muy sutiles. Hace poco, por ejemplo, cambiamos los botones de un abrigo que no terminaban de convencernos», detallan.
El objetivo de estas jóvenes emprendedoras, que actualmente compaginan sus respectivos trabajos con nini.bow, no es solo ofrecer prendas originales y con vida previa para que no todas vayamos iguales. También quieren fomentar un consumo más consciente. «No vamos a negar que compramos ropa nueva, pero siempre llevamos alguna prenda de segunda mano. Cuando entras en este mundo te das cuenta de lo importante que es la moda circular. Con este proyecto contribuimos a reducir el consumo de fast fashion y, con ello, su tremendo impacto medioambiental. ¡Además, son prendas de una calidad tan buena que pueden durarte toda la vida!», recalcan.
Por eso no es de extrañar que cada vez más personas estén pendientes de sus nuevas adquisiciones. «Nos escriben mucho para saber cuándo vamos a subir algo nuevo. Poco a poco estamos creando una comunidad muy fiel. A nuestras seguidoras las llamamos bowers. Y es que, además de ropa, nos gusta compartir planes, lecturas o una casa bonita que hemos visto. Ojalá pronto podamos lanzar nuestra propia página web y llegar a más gente», desean.
