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Carlos Castillo y el arte del patronaje: cuando las cosas se hacen bien en Bilbao

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Ángel Robles Robles

Carlos Castillo y el arte del patronaje: cuando las cosas se hacen bien en Bilbao

MAN 1924 es una firma de moda masculina que reivindica la sastrería de calidad en pleno centro de la villa

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Domingo, 3 de noviembre 2019

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En los últimos años hemos sido testigos del giro de 180º que ha experimentado la sastrería. La generalización de la moda y el auge de las firmas 'low cost' han permitido que las americanas y los trajes de chaqueta se consoliden definitivamente como piezas de fondo de armario entre un público de lo más dispar. Sin embargo, esta revolución textil también ha desembocado en un deterioro de los exquisitos patrones de antaño y en una palpable pérdida de calidad, hasta tal punto que se está perdiendo la técnica minuciosa y la esencia sibarita por las que antes se regían las piezas de sastrería. Aunque los más puristas de la industria advierten un horizonte no demasiado favorable, aún hay lugar para la esperanza y en Bilbao tiene nombre propio: MAN 1924.

Los socios de MAN 1924, Carlos Castillo y Jorge Navares, con estilismos de la firma
Los socios de MAN 1924, Carlos Castillo y Jorge Navares, con estilismos de la firma Ángel Robles Robles

Cuando hablamos de este arte no nos referimos solo a la formalidad de un traje de chaqueta, sino a distintas piezas como blazers, abrigos o pantalones que se confeccionan con patrones impecables y respiran un mismo estilo, encajando indistintamente con unos Oxford o un par de zapatillas, en una boda o en un plan informal. Esta es, precisamente, la clave de MAN 1924, a cuyos mandos se encuentra Carlos Castillo. Madrileño de nacimiento, bilbaíno de corazón y viajero por vocación, lleva prácticamente toda su vida viviendo en la villa y más de la mitad desarrollando su carrera profesional. «Aún guardo un fuerte vínculo con Madrid, he pasado varias temporadas y tengo familia allí. Sin embargo, llevo toda la vida en Bilbao. Aquí se vive muy bien, es una maravilla», reconoce.

Carlos Castillo con look de MAN 1924
Carlos Castillo con look de MAN 1924 Ángel Robles Robles

Desde su tienda de la calle Ercilla 21, Carlos se encarga de la parte creativa, diseñando las colecciones y decidiendo los tejidos, las composiciones y los patronajes. Su primo, Jorge Navares, es otro de los socios de la firma y su hermana, Olga, es quien lleva las riendas de todo lo relacionado con la gestión y el seguimiento de los otros establecimientos, el de Claudio Coello 23 de Madrid y el de Óbidos, en Portugal. Además, también venden en otros puntos de Europa, Japón, Corea o Estados Unidos y, como no, en su página web, una importante ventana al mundo para seguir creando su propio nicho de mercado a base de esfuerzo, constancia y una fe ciega en que la calidad siempre será mejor que la cantidad. «Queremos que MAN 1924 tenga un nombre a nivel mundial, aunque sea para unos pocos, para un mercado selecto», reconoce Carlos, ante unas perspectivas en las que el viento no sopla a favor. «El textil ha dejado de tener importancia, se está infravalorando la calidad de la ropa y nos olvidamos de que es una carta de presentación muy importante», valora.

  1. Una imagen reconocible

Dicen que una imagen vale más que mil palabras y este director creativo puede ser una buena descripción gráfica de su propia firma. Da igual el escenario en el que se encuentre, su estilo siempre está unido por el mismo hilo conductor. Su reconocible barba, un cierto aire 'effortless' y ese aspecto a caballo entre el clásico y el 'sport' definen los pilares de la filosofía que pretende transmitir con sus piezas de sastrería. El prestigioso fotógrafo internacional, Scott Schuman, también nos da la razón. Delante de su refinado objetivo tan solo aparecen personas con clase y actitud que va encontrando por las calles de Londres, París, Milán o Nueva York, esas que parecen vivir en una eterna Fashion Week y que viven con normalidad ser avasallados por una nube de flashes. Luego, las publica en 'The Sartorialist', un tótem del fotoperiodismo de moda. Hace tiempo, Carlos se convirtió en uno de esos rostros habituales. «Nos veíamos siempre en las ferias, me hacía fotos y yo no sabía quién era. Un día me acerqué a saludar y entablamos conversación. Se quedó con mi teléfono y comenzó a invitarme a sus famosas reuniones. Hemos tenido bastante vínculo durante estos años». Aparte de asistir a estas selectas comidas donde solo tienen cabida una veintena de elegantes elegidos a nivel mundial, también ha tenido la oportunidad de codearse con figuras como la de Anna Wintour, la archiconocida directora de Vogue USA, durante una cena en la embajada de Estados Unidos en Madrid. «Me regaló un libro dedicado. Es una persona muy interesante».

Carlos Castillo con look de MAN 1924
Carlos Castillo con look de MAN 1924 Ángel Robles Robles

Incluso, el icónico Jeremy Hackett, uno de los máximos exponentes de la elegancia británica y fundador de la prestigiosa compañía de moda masculina Hackett London, se acercó personalmente a su local para echar un vistazo a sus propuestas. «Yo creo que le gustó lo que vio», reconoce. Y no es de extrañar, porque cuando llevas la moda en la sangre, se nota. Carlos pertenece a una estirpe de creadores con pasión por la confección y el patronaje. MAN es el acrónimo de 'Manufacturas Ambrosio Navares', la empresa que su abuelo fundó en 1924 y que ha pervivido hasta hoy sin perder sus señas de identidad. Su padre era el propietario de las conocidas tiendas de moda masculina Denis y él, parecía tener el destino marcado desde niño. «Desde que tenía 7 años tenía claro lo que me gustaba. Me fascinaba ir a la fábrica artesanal de mi abuelo, incluso en vacaciones, para ver personalmente cómo se hacían todos los procesos: cómo se mojaban los tejidos con paños húmedos para evitar que encogieran, cómo se marcaban y cortaban las piezas, cómo se cosían y planchaban las prendas y cómo se las probaban una vez acabadas», relata.

  1. «Créate una historia»

Con el bagaje transmitido a lo largo de varias generaciones, Carlos comenzó su andadura en solitario a los 19 años. Empezó a fabricar su propio producto y lo compaginaba con otras marcas que compraba, sobre todo, inglesas. Así, comenzó a escribir su propia historia. «He hecho algo en España que nadie ha hecho. Algo especial, algo mío. Lo importante es crear una historia para que la gente te identifique y, entre toda la oferta, vayan a buscarte a ti, porque quieren y valoran lo que ofreces». Por eso, en sus etiquetas se puede leer 'MAN 1924 Masterpieces', porque sus piezas son únicas y trascienden la moda para convertirse en iconos, en unas pequeñas joyas de fondo de armario totalmente atemporales que pueden utilizar indistintamente desde chicos de 18 años a hombres de 70 e, incluso, mujeres.

Carlos Castillo con look de MAN 1924
Carlos Castillo con look de MAN 1924 Ángel Robles Robles

En MAN 1924, aparte de ofrecer trajes y chaqués a medida, se pueden encontrar las mejores calidades en algodones y lanas inglesas como Harris tweed: chalecos, abrigos de corte impecable, camisería, polos, corbatas de seda natural, 'bucket hats', gorros, viseras 100% lana y pañuelos, como aquellos de color blanco que el propio Carlos lleva siempre en el bolsillo de su chaqueta. «Nunca salgo de casa sin él. Yo fui a un colegio inglés y lo usaba hasta para jugar al fútbol, porque no me quitaba ni el blazer ni la corbata. Para mí es parte de mi vida y de mi historia» asegura. También ponen a la venta los fulares de su segunda firma, LOVAT & GREEN, que Carlos capitanea junto a su hermana Olga y su mujer, Isabel Calonge. Entre esta amplia oferta, sin embargo, reconoce que tiene especial predilección por los pantalones 'Tomi', un modelo que se impone a los clásicos chinos y que tiene una gracia especial en su hechura. Además, admite su devoción por las americanas 'Kennedy', las niñas mimadas de cada colección. Y es que son unas piezas que nacieron con vocación de icono para reinventarse cada temporada. «El 70 u 80 % de la colección son chaquetas, para nosotros son fundamentales».

Sin duda, en estos tiempos de 'fast fashion', siempre es agradable encontrarse con un negocio que sigue fiel a las líneas metódicas de antaño y que evolucionan bajo el prisma innovador de profesionales como Carlos. En este caso, MAN 1924 puede presumir de tener el alma de su dueño, una persona obcecada en devolver la sastrería al lugar privilegiado en el que estuvo tiempo atrás.

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