Vecinos de San Ignacio denuncian otra vez picores de garganta y ojos y apuntan a Profersa
La empresa niega ser la responsable y asegura que la planta de fertilizantes funciona «con normalidad»
Varios vecinos del barrio de San Ignacio llamaron en la tarde de ayer al 010 (atención ciudadana del Ayuntamiento de Bilbao) y al 112 para ... denunciar que sufrían picores de ojos y de garganta. «El aire olía a productos químicos y no se podía respirar», asegura uno de ellos, que ha presentado una queja por email al Ayuntamiento. Los afectados apuntan hacia la fábrica de fertilizantes Profersa, ubicada en el barrio de Zorroza. El viento predominante ayer empujaba los humos de su chimenea hacia el otro lado de la ría, tal y como se puede ver en el vídeo que acompaña esta información.
Las asociaciones vecinales de San Ignacio y Zorroza, así como una veintena de organizaciones y grupos ecologistas, llevan tiempo quejándose de la calidad del aire que respiran. Este año han protagonizado varias manifestaciones exigiendo el traslado de esta factoría, al igual que Sader, que es una empresa del mismo grupo y que se ubica a su lado, fuera del casco urbano. Esta última se dedica al tratamiento de todo tipo de residuos: peligrosos y no peligrosos. Es el último complejo industrial con un alto potencial contaminante que funciona dentro del área urbana de la capital vizcaína.
La marcha de Sader y Profersa es todavía una incógnita. El Grupo Agaleus ha iniciado los trámites para abrir una línes de tratamiento de residuos en el Puerto de Bilbao. Estas instalaciones harían el trabajo que ahora lleva a cabo Sader. El problema es que el adiós de estas industrias sigue pendiente. De no prosperar esta iniciativa, podrían permanecer en Zorroza varios años más, ya que el convenio que firmaron con el Ayuntamiento para facilitar la recuperación de Punta Zorroza requiere de una serie de trámites y compromisos urbanísticos que el Consistorio está lejos aún de satisfacer.
Desde Profersa insisten en que cumplen la normativa y que ayer no hubo ningún problema ni disfunción. «El funcionamiento fue el normal», apuntaron fuentes de la empresa química.
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