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Marieli Guinea desde la ventana de su piso, que colinda con el patio del instituto Txurdinaga Behekoa, donde se encuentra la vegetación. J. M.

Treinta años esperando la poda de unos árboles en Txurdinaga

Los residentes denuncian que las ramas, provenientes del instituto Txurdinaga Behekoa, invaden sus viviendas y lamentan la inacción de la administración

Jueves, 20 de noviembre 2025, 08:43

Los vecinos de los bloques 2 y 4 de la avenida Gabriel Aresti, en el barrio bilbaíno de Txurdinaga, llevan más de 30 años conviviendo ... con un problema que ya forma parte de su día a día: los árboles del instituto público Txurdinaga Behekoa, que colinda con sus viviendas. La falta de mantenimiento de esta vegetación ha hecho que, con el paso de los años, las copas hayan alcanzado incluso las plantas más altas de los edificios. «Los plantó un profesor al que le gustaba mucho la naturaleza. Él ya está jubilado y aquí nadie se ha preocupado nunca de podarlos», denuncia Marieli Guinea, vecina del quinto piso del portal número 2. Los residentes llevan reclamando sin éxito el cuidado de los árboles desde 2013.

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Tras mantener varias reuniones infructuosas con distintas instancias, los vecinos decidieron presentar una queja formal ante la Diputación Foral de Bizkaia. Aquel año coincidieron en el barrio varias protestas vecinales contra la decisión del Ayuntamiento de celebrar algunos conciertos de Aste Nagusia en el parque Europa, lo que implicaba la tala de varios árboles del entorno para instalar los escenarios. «Cuando bajamos a hablar con la dirección del instituto nos dijeron que, con la polémica que había montada, cómo podíamos pedirles nada. Pero nosotros no queríamos que los cortaran, solo que los cuidaran un poco», recuerda Marieli. Desde entonces, aseguran, no han recibido más respuesta ni se ha tomado ninguna medida respecto a los árboles.

La queja presentada ante la Diputación –a la que ha tenido acceso este periódico– denunciaba la «falta de poda de los árboles desde hace cinco años, desde 2009», así como la escasa luz que entraba en las viviendas durante la primavera y el verano, coincidiendo con la floración. «En invierno no se nota tanto porque las hojas se caen, pero hemos perdido muchísima luz. Antes veía el monte y el parque. Ahora solo veo ramas», lamenta Marian, vecina del 2.º B. Es precisamente en ese piso donde la vegetación se siente más cerca, en algunas zonas las ramas ya sobrepasan la valla que separa la parcela de los bloques y se adentran en los jardines de la comunidad.

«Cualquier día pasa algo»

El problema se agrava con la llegada del verano, cuando, según cuentan, resulta «prácticamente imposible» abrir las ventanas. «Se nos llena la casa de bichos, las ramas tocan algunas de las ventanas y nos quedamos sin vistas ni luz», explican las vecinas. Entre las especies plantadas se encuentran un cerezo, un nogal y un avellano. «El que más problemas da es el nogal, porque le crecen mucho las ramas y cuando hace viento se doblan y golpean las ventanas. Pasamos momentos de miedo», asegura Ángel, vecino del segundo piso. Cuando llegó al edificio, los árboles ya estaban, aunque aún eran pequeños. Hoy, desde su ventana, puede ver también restos de maleza acumulada en el suelo del centro, lo que considera «un riesgo evidente de incendio».

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«Cualquier día pasa algo», advierte Marieli, quien añade que el viejo cableado eléctrico del instituto está peligrosamente cerca de las ramas. A pesar de los múltiples intentos de los vecinos por buscar una solución, no han obtenido nuevas respuestas ni avances por parte del centro ni de las autoridades. «La queja se quedó archivada. Nadie nos ha hecho caso», lamentan.

Txurdinaga Behekoa, en riesgo de cierre desde hace meses

Hace apenas unos meses, en marzo y con el curso escolar a punto de terminar, alrededor de 200 alumnos y familias del instituto Txurdinaga Behekoa se movilizaron en contra de su posible cierre. Las protestas estallaron después de que la dirección informara de que la consejería había pedido vaciar las instalaciones antes del 30 de junio. Aunque desde el Gobierno vasco negaron el cierre, dejaron abierta la opción de convertir el centro en uno de Formación Profesional. Tras la presión social, Educación decidió retrasar la decisión al menos un curso más. El instituto cuenta con un Bachillerato artístico en modelo A que acoge a estudiantes muy diversos, y su clausura supondría un duro golpe para las familias.

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