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Primer mensaje del nuevo obispo de Vitoria: «Vuestra sorpresa es la mía»

Primer mensaje del nuevo obispo de Vitoria: «Vuestra sorpresa es la mía»

Juan Carlos Elizalde, nombrado este viernes por el Papa nuevo prelado de la Diócesis de Vitoria, se dirige a los fieles en euskera y castellano: «No sé ser obispo, así que ya me ayudaréis»

elcorreo.com

Viernes, 8 de enero 2016, 17:16

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El recién nombrado obispo de la Diócesis de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, en sustitución del saliente Miguel Asurmendi, se ha dirigido este mismo viernes a los fieles alaveses en un mensaje distribuido por el Obispado. Elizalde, como hemos informado en elcorreo.com, ha sido designado este mediodía por el Papa Francisco como nuevo obispo de la Diócesis con sede en el capital alavesa. Por su interés para la comunidad católica y para el conocimiento del nuevo prelado, lo reproducimos de forma íntegra:

«Un saludo lleno de afecto a toda la Diócesis de Vitoria y a todos los alaveses. Agur bero bat bihotzez arabar guzioi. Urte berri on! Nere desio oberenak hasi berria dugun 2016 urtearentzat. Un saludo a mis hermanos sacerdotes y diáconos, consagrados y laicos.

Vuestra sorpresa es la mía y agradezco al Papa Francisco la confianza inmerecida que ha depositado en mi. Vuestra oración por mí me anima a decir sí a la llamada de Jesús como lo hicieran los apóstoles en el lago de Galilea. Pongo esta nueva andadura vuestra y mía bajo la protección de San Prudencio patrono de Álava y de la mano de la Virgen Blanca, patrona de Vitoria.

Azkar ezagutuko dugu elkar eta, aurrera begiratuz, ideak eta ametsak partekatuko ditugu.

Ya sabéis mi nombre. Tengo 55 años y desde hace 28 soy sacerdote. Soy de Mezkiritz, un pueblo pequeño de la montaña de Navarra, y el mayor de 5 hermanos. Los últimos años he servido a mi diócesis de Pamplona-Tudela como vicario episcopal de Pamplona y prior de Roncesvalles siendo párroco de 9 pueblos pequeños cercanos al mío y a la Colegiata de Roncesvalles. Toda mi vida sacerdotal ha estado vinculada al mundo estudiantil universitario y los últimos 17 años a la Universidad Pública de Navarra en concreto.

Lógicamente no sé ser obispo así que ya me ayudaréis. Nunca he tenido una conciencia tan grande de la desproporción entre mis posibilidades y la misión que el Señor y la Iglesia me encomiendan. He predicado muchas veces que Dios no elige a los capaces sino que hace capaces a los que elige. Pero en esta ocasión tendrá que ser a base de vuestra ayuda, consejo y oración.

Tengo, eso sí, el firme convencimiento de que Jesús de Nazareth es la respuesta a todo lo que el corazón humano anhela. Y que la Iglesia, santa comunidad de pecadores, trae la salvación de Jesús a este mundo nuestro apasionante pero necesitado y roto.

Desde el primer momento me gustaría, como lo está haciendo D. Miguel (Asurmendi, obispo emérito) durante 20 años, acompañar a todas las comunidades cristianas a seguir saliendo hacia las periferias que nos señala el Papa Francisco: los más pobres, la gente golpeada por la violencia, la increencia deshumanizadora y la desunión entre nosotros. Y todo ello desde la alegría contagiosa del Evangelio.

Me siento deudor de la herencia espiritual de San Ignacio de Loyola y de la escuela de espiritualidad sacerdotal de la diócesis de Vitoria así que concibo mi ministerio como un servicio apasionado desde el agradecimiento por los bienes recibidos del Señor para compartirlos con los hermanos. Procuraré entregarme con todo mi tiempo, con todo mi caudal afectivo y hasta el límite de mis fuerzas. Me gustaría que pudierais contar conmigo incondicionalmente desde el principio y que juntos pudiéramos compartir la alegría de la misericordia en este Año Jubilar.

Agradezco de corazón a D. Miguel su entrega total a la diócesis y su cercanía conmigo en el relevo. Él me irá comunicando toda la riqueza y posibilidades de nuestra diócesis y como lo que soy, un servidor necesitado, me abro a vuestras sugerencias, consejos y aportaciones con enorme esperanza. Viniendo de una diócesis de tan cercana sensibilidad social y eclesial espero, que con vuestra ayuda, me sienta desde el principio en mi casa. Besarka haundi bat. Jadanik nere otoitzean zaudete. Junto a mi oración por vosotros, un abrazo lleno de afecto y mi bendición».

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