Un restaurante, un spa y otros modos de rentabilizar la inversión
El revolcón que se le va a dar al entorno de La Casilla y la construcción del nuevo edificio va a ser, sobre todo, muy ... caro. ¿Cómo va a rentabilizar semejante obra la empresa que se embarque en el asunto? Dependerá del proyecto y de cómo se concrete, lo que también determinará el coste final de la operación. Todo ello saldrá del diálogo competitivo. En principio, lo más evidente a la hora de obtener retornos es la explotación del parking subterráneo que se creará. Habrá que ver cuántas plantas tendrá. Cuanto más profundo, más caro, aunque también contaría con más plazas a rentabilizar.
Además, hay negocio en la organización de eventos. ¿Tendrá mercado un equipamiento como este cuando en la ciudad ya existen otros con usos similares que se encuentran lejos de estar saturados? El concejal Asier Abaunza sí cree que habrá demanda suficiente, porque se tratará de un escenario intermedio entre el Euskalduna y el Bilbao Arena. Y está bien situado. Podrá acoger «los tradicionales bailables», así como otros eventos de tipo cultural, musical, comercial y encuentros profesionales.
Pero todo está abierto. Desde la perspectiva deportiva, es cierto que el equipamiento se integrará en Bilbao Kirolak y deberá ofrecer a los usuarios la sala fitness, las polivalentes o la piscina al precio regular. Sin embargo, también se podrá habilitar spa, sauna, hidroterapia... Y eso se cobraría aparte. Incluso, dice Abaunza, se podría plantear una terraza en lo alto del edificio, o un aprovechamiento hostelero. Las posibilidades son variadas.
Dos plantas más bajo tierra
Hay que tener en cuenta que el edificio no podrá ganar en altura, pero sí se podrán utilizar para equipamientos hasta dos plantas subterráneas (es algo a lo que autoriza el nuevo Plan General de Ordenación Urbana), lo cual multiplica las opciones. Aunque eso también supondría limitar las plazas de aparcamiento, un negocio bueno en la zona.
Son los equilibrios que tendrán que hacer las empresas que se presenten al diálogo competitivo a la hora de presentar sus propuestas. También podría ser que el Ayuntamiento tuviese que arrimar el hombro por el lado financiero para hacer posible unos objetivos demasiado ambiciosos para ser levantados a pulso por la iniciativa privada.
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