Así quedará el cementerio de Begoña convertido en parque
'El jardín de las memorias', donde reposaba la mayor fosa de la guerra Civil hallada en Euskadi, estará listo a partir de 2025
'El jardín de las memorias', del equipo formado por Ramón Cuesta González de la Aleja, de IWA Studio, Juan Escudero Pablos, de IWA Studio, ... con sede en Madrid, Peter Veenstra y la bilbaína Leire Calvillo, en representación de Lola Landscape Architects, con sede en Rotterdam, y la historiadora Estibaliz Álvarez Trejo ha ganado el concurso de ideas convocado por el Ayuntamiento de Bilbao para dar una nueva vida al cementerio de Begoña, al que se presentaron 13 proyectos. En el camposanto se han hallado 4.700 cuerpos merced al proyecto 'Begoñako Argia', llevado a cabo por la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Además de encontrase la mayor fosa de la guerra Civil hallada en Euskadi, también se han exhumado cuerpos de las guerras carlistas, de víctimas de las sucesivas plagas que asolaron Bilbao y de fallecidos por enfermedades comunes o por crímenes en tiempos pretéritos.
El equipo ganador recibirá 20.000 euros (IVA excluido) y el Consistorio podría adjudicarle la redacción del proyecto de ejecución y dirección de las futuras obras. En cualquier caso, el edil Asier Abaunza ha explicado que la tramitación requerirá de un tiempo y que el jardín no estará listo al menos hasta 2025, cuando se prevé que se ejecute la obra. Las propuestas tituladas 'Argiaren bidea' y 'Alanbike' han sido, tras la ganadora y por este orden, las más valoradas por el jurado y sus autores recibirán, 6.000 euros (IVA excluido), respectivamente.
El concurso pretende convertir el cementerio de Begoña en un nuevo espacio verde, de estancia, paseo y también de reflexión. Se trata de un espacio singular, de unos 6.150 metros cuadrados, bordeado por muros y cierres. El jurado estaba formado por cinco personas (Asier Abaunza, concejal del Área de Planificación Urbana, Proyectos Estratégicos y Espacio Público; Javier Martínez Callejo, arquitecto y director de Planificación Urbana; su antecesor en el cargo, el arquitecto urbanista Mikel Ocio; Anartz Ormaza, arquitecto de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y la persona que ha dirigido el trabajo de campo en el proyecto 'Begoñako Argia'; y Arantzazu Luzarraga en representación del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro). El certamen se ha realizado bajo lema, de forma anónima. Todos han valorado que el proyecto ganador diese atención a los valores naturales, culturales e históricos del lugar. Mediante exposiciones itinerantes viajará por diferentes centros de distrito. La primera arrancará en otoño en del 4.
La propuesta ganadora divide el espacio en un jardín central y una galería botánica o anillo perimetral, cubierta en gran parte por árboles que la aíslen del ruido. El jardín central tendría una superficie de 2.200 metros cuadrados aproximadamente –comparable en tamaño y dimensiones a la Plaza Nueva– y estará atravesado por caminos a lo largo los cuales se ubicarían o reubicarían los panteones y los objetos más relevantes extraídos del antiguo cementerio. La galería botánica, por su parte, contaría con una superficie total de 3.700 metros cuadrados y contendría un jardín memorial de 660, además de un pequeño establecimiento de hostelería. Una columnata de esculturas verdes separará el jardín central de la galería botánica. Éstas albergarán piezas artísticas seleccionadas. Se presentan como esculturas ajardinadas, con plantas trepaderas que las cubren. Se mantienen los restos de la capilla, condición del concurso. El espacio de la entrada principal, mientras, será un memorial dedicado a las víctimas encontradas en las fosas comunes. El pavimento está configurado basado en fragmentos del patrón de ADN de las víctimas y compuesto por losas de hormigón pigmentado y musgo, aunque también habrá arbolado. El pavimento de la galería botánica, mientras, será de base de gravilla y tendrá fragmentos de los objetos y piezas hallados en el cementerio que tengan menor valor. Así, se reutilizaría todo el material procedente del antiguo cementerio. Por otro lado, el jardín se convertiría en «un nodo importante dentro de una potencial ruta entre parques urbanos, y un nodo cultural entre instituciones como el Museo Vasco o la Catedral de Santiago».
'El jardin de las memorias' tendría tres accesos para conectarlo con su entorno. La vieja entrada o entrada del memorial, ubicada en la calle Virgen de Begoña, y dos nuevas entradas que se relacionan con dos edificios existentes: la entrada de San Pablo, o la de la Capilla, que se situaría en la calle Bilintx y la entrada de San Juan, o de la morgue, en la calle Elizalde. El parque se cerraría en horario nocturno, podría acoger eventos, visitas guiadas y celebraciones especiales.
El cementerio funcionaba ya en 1814. Fue construido siguiendo los modelos arquitectónicos del siglo XIX: planta rectangular claustral, cerramiento de su perímetro en piedra para evitar profanaciones, entrada monumental, capilla y otras dependencias auxiliares como depósito de cadáveres, sala de autopsias o vivienda del capellán. En la actual calle Bilintx se construyó una nueva capilla de mayores dimensiones, aunque ahora solo hay restos porque fue destruida por un incendio. «Uno de los temas es cómo intervenimos sobre esa capilla», ha explicado el edil Asier Abaunza. «Queremos que el cementerio sea una zona de descanso y de memoria y que ponga en valor todo el patrimonio y la historia que acumula», ha explicado, tras agradecer el esfuerzo de Aranzadi por clasificar los restos.
El cementerio se cerró a nuevos enterramientos en 2006. Pero allí había miles de personas enterradas sin que hubiera registro de su fallecimiento. La Sociedad de Ciencias Aranzadi logró realizar 4.700 exhumaciones, casi cinco veces más de lo previsto inicialmente. Terminaron hace justo un año. Los huesos contaron la historia de Bilbao. Aparecieron inhumaciones de principios del siglo XIX. Se encontraron también los restos de medio centenar de combatientes liberales de la primera guerra carlista, se excavó una fosa común con fallecidos en una epidemia cólera de finales del XIX y también se vació otra de la Guerra Civil –la mayor registrada en Euskadi–, con restos de gudaris y milicianos. Por eso, el proyecto de conversión en parque quiere aunar memoria e historia. Los restos de la Guerra Civil fueron trasladados al Instituto Gogora. Varios eran víctimas de la batalla de Artxanda y fueron devueltos a sus familiares. Por ejemplo, los de Luis Gauna y Ángel Pérez, que murieron en 1937 en el monte Artxanda y no se supo más de ellos hasta la exhumación de la fosa en Begoña. Aún quedan gudaris y milicianos sin identificar, pero los familiares que busquen a sus padres o abuelos pueden dar muestras de ADN, ha relatado Abaunza. Los demás restos no reclamados por las familias fueron trasladados a Derio «y formará parte de la licitación habilitar un espacio, un monumento identificativo de las personas fallecidas con los restos que no han sido reclamados», ha detallado Abaunza.
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