«El momento de euforia del Estado Islámico pasó, pero el yihadismo seguirá»
Asegura que el Estado Islámico está ya en «decadencia», pero advierte que su «visión ideológica» puede permanecer en colectivos musulmanes
David S. Olabarri
Miércoles, 2 de noviembre 2016, 01:22
El coronel de Artillería Ignacio Fuente Cobo, analista principal del Instituto Español de Estudios Estratégicos, dio una conferencia en la Universidad de Deusto en la ... que abordó el impacto del yihadismo en la seguridad europea.
- ¿Qué respuesta se debe dar contra este terrorismo?
- En primer lugar hay que acabar con el Daesh (Estado Islámico) como estructura política. En segundo lugar hay que acabar con la narrativa de los grupos yihadistas, que tiene un gran atractivo entre determinados colectivos musulmanes. Además, hay que mejorar la problemática de la integración de las minorías musulmanas que han llegado a Europa en los últimos tiempos.
- El surgimiento del Estado Islámico ha fomentado la radicalización individual en occidente.
- Ha creado un imaginario que abre la posibilidad a la creación de una sociedad perfecta de acuerdo con el dogma más riguroso de la sharía, de la concepción islámica del mundo. Eso tiene un gran atractivo en algunos colectivos musulmanes.
- ¿Cómo se debe abordar este problema?
- No tenemos respuesta. Tenemos la experiencia de lo que han hecho diversos países. También en el mundo árabe, donde están los países que más padecen este problema. En Europa tenemos experimentos de integración de minorías con éxito desigual. No sabemos cuál es la fórmula, pero sabemos que las fórmulas que se han aplicado hasta ahora no han funcionado bien.
- ¿Cómo se puede acabar con una narrativa cuando ya está creada?
- El mensaje que hay que lanzar es que es una narrativa falsa. El Daesh no está construyendo una sociedad perfecta de acuerdo a la concepción de islam, sino todo lo contrario. Está creando un régimen del terror. Esta idea tiene que entrar tanto en los colectivos musulmanes que viven en Europa y entre los sectores más radicalizados en países árabes a través de la destrucción de la estructura política del mismo.
- ¿Se puede acabar con el Daesh como estructura sin que los países occidentales intervengan militarmente sobre el terreno?
- Yo creo que sí. Los regímenes políticos basados en el terror tienen un momento álgido, un momento de euforia que en el caso del Daesh ya ha pasado. Está en un momento de decadencia muy acusado en todos aquellos territorios en los que ha intentado imponerse como estructura política. Es decir, puede desaparecer como estructura política pero puede permanecer la visión ideológica en determinados colectivos árabes. En cuanto a la intervención exterior, la experiencia nos dice que quizá es mejor que sean las propias sociedades árabes las que den respuesta a este problema.
- ¿En qué se basa para decir que está en decadencia?
- Vemos que está en retroceso prácticamente en todas las zonas en las que ha intentado implantarse. Si caen Mosul y Raqqa, el concepto de Estado Islámico como estructura política desaparecería en Oriente Medio. En Libia también hemos visto un cerco en la zona en la que se había implantado.
- ¿Se puede vaticinar una derrota a corto plazo?
- La victoria y la derrota no se puede entender en un sentido clásico, como se ha entendido en las guerras convencionales. Poco a poco la situación va derivando hacia un yihadismo preocupante, pero controlable, que no sea una amenaza existencial. Algo parecido a lo que ocurrió con los fenómenos yihadistas después del 11-S. Hay yihadismo para muchas generaciones. Pero lo importante es que las cosas se hagan bien a nivel internacional para mantenerlo por debajo de esos umbrales que internacionalmente se acepta como tolerables.
- ¿Una intervención militar puede acabar con el yihadismo como amenaza terrorista?
- La intervención militar puede acabar con el Daesh como estructura política. Como concepción ideológica, posiblemente no. Porque hay que dar respuesta a las causas profundas y a las propias contradicciones que sufren las sociedades árabes. Ahora bien, si se acaba con el Daesh se acaba con una parte importante del problema. Y el nivel de virulencia se pueda reducir hasta un umbral que internacionalmente puedan ser gestionable.
Refugiados
- ¿Cree que los estados pueden llegar a modificar sus sistemas de libertades por el terrorismo?
- Eso es lo que pretenden los terroristas. Otra cosa es que lo consigan. Poco a poco, si no hay fenómenos geopolíticos importantes, el efecto Daesh se irá amortiguando y, a la larga, terminará siendo residual.
- ¿Algo parecido a Al-Qaida?
- Por ejemplo. Existe la amenaza. Pueden cometer auténticas barbaridades. Pero llega un momento en que no es capaz de trastornar las formas de vida de las sociedades a las que ataca.
- ¿Qué opina de las voces que alertan de que entre los refugiados pueden infiltrarse terroristas?
- Los refugiados han venido para quedarse. Y detrás de estos vendrán otros. Forman parte de los movimientos de la historia de la humanidad. La gente huye de los lugares en los que hay conflictos. Esto ocurre hoy y ha ocurrido siempre. Tenemos que articular mecanismos suficientemente poderosos para que dentro de estos movimientos podamos filtrar a todos esos elementos peligrosos. Y eso se hace a través de la inteligencia y la cooperación internacional. Pero mediante una respuesta sensata y proporcional.
- Ahora está encima de la mesa el debate sobre el burkini. ¿Prohibir esta prenda es favorecer la integración?
- Este debate debería haberse limitado a una cuestión estética. En el fondo hay un debate sobre los valores, sobre hasta qué punto son compatibles. Yo creo son compatibles. También es cierto que en las sociedades de acogida es importante que se haga una defensa centrada de los valores que nosotros mismos hemos tardado generaciones en asentar. Y que estamos dispuestos a mantenerlos. Lo fundamental es identificar nuestros intereses con nuestros valores. Cuando las reglas del juego están claras, el resto es sencillo. Así se evita por ejemplo que existan espacios grises donde surge el radicalismo.
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