La Plaza Nueva inicia un año de obras que se aprovechará para reordenar las terrazas
La próxima semana se comenzarán a instalar los andamios para llevar a cabo un tajo que busca frenar el deterioro dela fachada y el techado de los soportales
La Plaza Nueva de Bilbao necesita un arreglo, un diagnóstico y un cambio de aires. El arreglo tiene que ver con las filtraciones en las ... fachadas, que durante décadas han estado dejando entrar agua en la estructura de los edificios. El diagnóstico es porque esos aportes podrían estar comprometiendo el techado de los soportales, y hay que comprobar hasta qué punto hay daños internos, si es que los hay. Y el cambio de aires se refiere a que el movimiento que va a suponer toda esa obra en la plaza lo va a aprovechar el Ayuntamiento de Bilbao para reorganizar las terrazas que ocupan parte del espacio público. Esto último tiene como finalidad adaptar cada velador a los derechos que tiene cada establecimiento hostelero (algunos saldrán perdiendo y otros ganando) y garantizar las vías de evacuación.
El concejal de Regeneración Urbana, el socialista Jon Bilbao, ya había avanzado hace algo más de un mes en este periódico que se iba a llevar a cabo esta obra, que será sufragada al 50% por el Ayuntamiento a través de Surbisa, mientras que la otra mitad correrá a cargo de los vecinos. No es en principio un gran presupuesto, 288.000 euros, pero sí supone una intervención importante durante un año en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. Además, como los andamios se van a levantar donde ahora hay terrazas, también va a suponer un impacto importante para la actividad hostelera.
Pues bien, el tajo va a comenzar la próxima semana, el lunes día 17, «con el acopio de materiales y la instalación de contenedores en la calle Fueros», explica el edil socialista. Ha cambiado un poco la hoja de ruta. Hay que tener en cuenta que para evitar grades afecciones a la hostelería los trabajos se van a desarrollar de manera progresiva. En un principio el plan era arrancar en el lado donde está el café Bilbao y tras terminar ahí, en dos o tres meses, pasar al siguiente lateral en el sentido contrario a las agujas del reloj. Pues ya no. Ahora se ha resuelto arrancar en el lado de Euskaltzaindia y luego ir avanzando en el sentido de las agujas del reloj.
Pendientes de Aste Nagusia
Esta nueva forma de proceder está condicionada, explica Jon Bilbao, por el panorama que queda para agosto. No se trabaja ese mes y conviene dejarlo todo del modo menos lesivo posible para la celebración de Aste Nagusia. Con el plan inicial, ese momento clave se afrontaría con los andamios instalados en el lado de Euskaltzaindia, lo que resultaba poco conveniente para la Semana Grande porque ahí suelen ubicarse las instalaciones tras el escenario. Así que se trata de que quede libre la zona. La propuesta de los hosteleros era retirar los andamios durante el mes de agosto para reducir las afecciones a cero, pero la maniobra «encarecería mucho la obra» y le restaría agilidad para arrancar lo antes posible en septiembre, apunta el concejal.
Toda la operación va a tener su impacto en las terrazas. Como los andamios se van a montar fuera de los soportales, invadirán una parte del espacio que ahora ocupan los veladores. Así que éstos deberán desplazarse. Algunos de ellos, en alguno de los laterales, perderán dimensión porque, al no poder entrar en el centro de la plaza y deber quedarse antes del murete, se quedarán sin sitio. Otras no.
Al margen de la afección puntual, el Ayuntamiento ha decidido aprovechar el momento para reordenar el espacio que ocupan las terrazas. Era algo que tenía pendiente desde hacía tiempo para darle más amplitud a empresarios que ahora tienen menos del que les correspondería; y esto será a costa de que otros pierdan presencia. ¿Cómo va a quedar la cosa? Según explican fuentes del área de Espacio Público, «cuando se acerque el momento de la reorganización de la plaza se les trasladará (a los hosteleros) el plano definitivo de las terrazas».
El sector hostelero está bastante preocupado con todo esto; tanto con el impacto que puede tener celebrar la Aste Nagusia con un andamio ahí en medio, como por la futura huella que podrán ocupar en el espacio público, y cómo va a afectar a ésta la liberación de vías de evacuación de la que habla el Ayuntamiento.
175 años de antigüedad y una estructura porosa
Lo que pasa con la Plaza Nueva de Bilbao, según detallan desde el Ayuntamiento, es que el agua de lluvia se queda estancada en la balconada corrida del primer piso y, debido a la naturaleza porosa de los materiales, se infiltra en la estructura. «Puede llegar a meterse en el suelo de madera, que también es el techo de los soportales», explica el concejal de Regeneración Urbana, Jon Bilbao. Por eso, además de la obra para terminar con las filtraciones, lo que se va a hacer ahora es comprobar el estado de ese techado bajo el que se desarrolla una parte importante de la vida social de la ciudad. Si las cosas no estuviesen bien, el coste de la reparación podría elevarse bastante por encima de lo previsto.
La Plaza Nueva de Bilbao tiene ya 175 años y es uno de los espacios públicos cuya construcción más se demoró en el tiempo: hubo seis décadas de proyectos y obras. Ahora acoge a 17 comunidades de propietarios, que deberán hacer frente a la mitad del coste de la obra de reparación.
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