El bizcocho estrella de los 50
Se llama 'bundt cake' y originariamente se hacía en un molde de hierro que ideó un matrimonio estadounidense en el sótano de una casa de Minneapolis. Hoy 70 millones de hogares tienen la versión moderna que sigue produciendo la firma que crearon Dotty y Dave Dalquist
Julia Fernández
Sábado, 5 de diciembre 2015, 22:38
Que se come con los ojos no es nada nuevo. Todo lo que tenga una vista agradable nos va a apetecer más que aquello que ... no la posea. Muchas familias se han saltado a la torera lo de que con la comida no se juega para reproducir toda clase de cosas con alimentos en el plato de sus miembros más pequeños. Lo que sea con tal de que se coma el pescado y no escupa el brócoli.
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Y no solo eso. Desde que en nuestro televisor habitan cocineros y proyectos, lo de emplatar se ha vuelto un reto. Ya no vale con tirar las lentejas al plato con su trozo de chorizo. Ni con hacer unas natillas de lujo. Hay que presentarlo bonito, que luzca. Que si una tierra de galletas, que si una lluvia de cebollino, que si una roca de caramelo... Pero no todo es tan complicado. A veces, y sobre todo si hablamos de repostería, basta con encontrar un molde bonito.
El pasado 15 de noviembre, reposteros de todo el mundo celebraron el día del 'bundt cake', uno de esos dulces que llevan décadas deleitando paladares, sobre todo anglosajones, aunque haga poco que han llegado a nuestras mesas. Su principal particularidad es el aspecto: se trata de un bizcocho con un agujero en el centro y todo tipo de formas en su superficie. Definirlo es más difícil que verlo, de ahí la necesidad de mirar las fotos.
Inspiración nórdica
Conseguir que salga perfecto no tiene mucho mérito. Todo lo más, encontrar el molde adecuado. Hay varias marcas que los fabrican, pero la mítica, por la que todo repostero suspira, es Nordic Ware. Esta firma fue fundada en 1946 por el matrimonio que formaban Dotty y Dave Dalquist en el sótano de su casa de Minneapolis (Estados Unidos) con solo 500 dólares. Hoy, en la factoría, radicada en la misma ciudad, trabajan más de 300 personas.
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En un primer momento, Dotty y Dave hicieron un puñado de moldes en hierro con inspiración nórdica que bautizaron con Rossette, Krumkake, Platte y Ebelskiver. La fama les llegó cinco años después de la mano de uno nuevo, al que llamaron Bundt. Fue usado para elaborar un bizcocho que acabó ganando en un concurso de la época y se puso de moda. Hoy 70 millones de hogares de todo el mundo tienen al menos uno.
Pero el 'bundt cake' no es solo el bizcocho que se hornea en un molde Bundt. La masa también debe cumplir ciertos requisitos. Acostumbra a ser bastante densa y la grasa principal que lleva es mantequilla (aunque en algunas recetas se puede sustituir por aceite, dependiendo del resto de ingredientes). Ello hace que tras el horneado quede jugosa. Otro de los distintivos de este tipo de bizcocho es que se suelen decorar con azúcar o cacao espolvoreado e, incluso, con un glaseado.
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La receta
Lo primero es comprobar que tenemos la mantequilla en punto pomada. Para eso, es necesario tenerla a temperatura ambiente durante algunas horas. Lo ideal es sacarla la noche anterior. La ponemos en un bol y añadimos el azúcar. Batimos bien con ayuda de unas varillas hasta lograr una crema. Entonces, echamos un huevo y mezclamos hasta que se integre. Repetimos la operación con los otros dos. También es muy importante que los huevos no estén fríos de la nevera para que no se nos endurezca la crema.
Sin dejar de batir, vertemos el yogur. Lo ideal es que tampoco esté frío (un truco es ponerlo en un vaso de agua caliente para que temple). Hacemos lo mismo con el anís y la canela. Una vez que está todo bien mezclado, es el momento de tamizar la harina y la levadura. Se la añadimos en tres veces y mezclamos. Lo mejor es hacerlo con una espátula y con movimientos envolventes, aunque sin pasarnos de vigorosos.
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Es hora de verter la masa en el molde. Lo ideal es seguir las recomendaciones del fabricante. Si usamos un Nordic Ware, por ejemplo, el Heritage (el de las fotos), lo ideal es untarlo bien de mantequilla. Como tiene muchas estrías, nos facilitaría el trabajo tener la grasa muy muy blandita y ayudarnos con un pincel de silicona.
Lo llevamos al horno, que tendremos precalentado, durante 40 minutos a 180 grados. No debemos abrirlo antes de que pasen, al menos 30, para que la masa suba con normalidad. Y antes de sacarlo, debemos comprobar con una brocheta de madera o una aguja que no está cruda por dentro. Si sale limpia, está perfecto. Si no, lo dejamos unos minutos más.
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El desmoldado es la parte crucial. En los moldes de silicona o antiadherentes no hay mucho secreto (sobre todo porque sus diseños no son tan estriados), pero en el caso de los Nordic Ware el secreto está en esperar al menos diez minutos antes de darle la vuelta sobre una rejilla. Si lo hemos hecho bien, caerá solo y quedará perfecto.
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