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Una de las aspirantes al puesto en la prueba organizada por la Diputación y Cruz Roja.

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Una de las aspirantes al puesto en la prueba organizada por la Diputación y Cruz Roja. PEDRO URRESTI

La mala mar endurece la criba para los 280 aspirantes a socorrista

Tras superar las pruebas físicas se enfrentan a un examen teórico y una entrevista para hacerse con una de las 154 plazas de vigilante en las playas

Sábado, 27 de abril 2019, 16:27

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«Las playas de Bizkaia van a estar muy bien vigiladas este verano, porque los que superen la prueba hoy es que están preparados de verdad». El comentario se escuchaba este sábado entre el público de padres, parejas y acompañantes de los cerca de 280 aspirantes que se presentaron en Plentzia a las pruebas físicas para los 154 empleos de socorrista en las playas vizcaínas este verano. Una mar crispada, con un fuerte oleaje, la lluvia y el frío endurecieron la criba.

Los responsables de la Cruz Roja decidieron acortar un poco las distancias al comprobar las malas condiciones meteorológicas y alargar el tiempo de llegada. Fueron 600 metros de carrera y una distancia similar de natación con 45 minutos como máximo. La Cruz Roja desplegó un importante dispositivo de seguridad, con una tienda de campaña-hospital y dos ambulancias en la zona del paseo de la playa. También había cuatro embarcaciones, dos motos de agua, cinco tablas de rescate y dos tablones eléctricos para vigilar la travesía a nado.

Quince minutos

Los aspirantes, la mayoría de entre 18 y 30 años y un 20% chicas -muy preparados físicamente-, se concentraron en el puesto de la Cruz Roja de Plentzia desde antes de las nueve y media de la mañana. La Diputación de Bizkaia exige como requisito, además de la mayoría de edad, tener el título de socorrista acuático y saber euskera. Los que superaron la criba de ayer se enfrentan la próxima semana a un examen teórico y una entrevista personal.

La prueba comenzó pasadas las diez de la mañana, con una temperatura del agua cercana a los 13 grados, similar a la de fuera. Los aspirantes llevaban trajes de goma, aletas y gafas, junto con los gorros rojos numerados que les identificaban y la pulsera electrónica en el tobillo para marcar el tiempo conseguido al pasar por meta. Aunque no era una carrera y valía con completar el trayecto para seguir en el proceso de selección, el tiempo que lograban sí se tiene en cuenta, por lo que los candidatos salieron a por todas.

Los datos

  • Plazas 154 puestos para las que se han inscrito 287 aspirantes, un 20% mujeres.

  • Sueldo Entre 1.300 y 1.500 euros al mes, netos, según la peligrosidad de la playa, las fiestas y el número de socorristas en la playa.

  • Requisitos Título de socorrista acuático y euskera. Hay que superar las pruebas físicas, un examen teórico y una entrevista.

Muchas parejas, amigos, padres y hasta abuelos de los aspirantes siguieron la travesía desde la playa, algunos preocupados por el fuerte oleaje. El primero en entrar en la meta con un tiempo de 15 minutos y 5 segundos fue Mikel Salterain, un joven durangués de 18 años. A escasos minutos llegó Nerea Larrakoetxea, de la misma edad y de Amorebieta, la mejor clasificada de entre las chicas.

«Ha sido duro y complicado», «había corrientes y las olas nos los han puesto muy difícil», coincidían los jóvenes tras cruzar agotados la meta colocada en el arenal de Plentzia. Los efectivos de la Cruz Roja tuvieron que atender a tres participantes con problemas por el enorme esfuerzo realizado. Otros tantos aspirantes abandonaron. La última entrada en meta fue pasados los 38 minutos de iniciarse la carrera.

«Este trabajo está relacionado con mi futuro de enfermera»

«Soy estudiante de Enfermería y he sido nadadora. Estar de socorrista en la playa es una buena experiencia porque el trabajo que haré de asistencia está relacionado con mi futura profesión. Además, me gusta ayudar a la gente», explicaba Ángela Velasco, de 20 años, a pocos minutos de lanzarse al agua. Entre los aspirantes había estudiantes de carreras sanitarias, alumnos de grados relacionados con la educación física y un nutrido grupo de nadadores y entusiastas del deporte. A Olatz Sierra, de 23 años, que entró en meta en cabeza le gusta «la playa y hacer deporte», y le parece «muy bonito» el trabajo que hace un socorrista.

Héctor Ríos, de 25 años, catalán y jugador de waterpolo, se prepara para ertzaina y explicaba ayer que se presenta porque le viene bien «ganar un dinero en verano». El salario oscila entre los 1.300 y los 1.500 euros al mes y varía según la peligrosidad de la playa.

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