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Maria Luisa Goikoetxea utilizando la plataforma que habilitaron para ella en las estaciones de Orduña y Abando. E. C.

La incansable lucha para mejorar la accesibilidad de María Luisa Goikoetxea

El proyecto del Gobierno vasco de elevar el nivel de los andenes en la línea C-3 es la recompensa a los años de esfuerzo de esta vecina de Orduña

Iñigo Agiriano

Orduña

Lunes, 8 de diciembre 2025, 15:12

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La vida de María Luisa Goikoetxea cambió por completo en 2014. Aquel año sufrió un ictus que la dejó en coma durante veinte días. Logró salir adelante aunque desde entonces necesitó una silla de ruedas para desplazarse. Sus esfuerzos de independencia chocaron con el estado de los andenes de la línea de cercanías C-3, que conecta Orduña, su ciudad, con Bilbao. La altura respecto al tren hacía imposible que Goikoetxea pudiera viajar por sí misma. Así comenzó una lucha que se ha extendido durante más de una década y que puede tener un final feliz de concretarse el proyecto anunciado por el Gobierno vasco de crear recrecidos parciales en espacios concretos de los andenes, situándolos a la misma altura que las puertas de acceso al tren.

«Cuando me desperté del coma tenía las cuatro extremidades afectadas y había perdido la vista», cuenta Goikoetxea. Solamente la insistencia de su marido porque le viera un oftalmólogo logró que los médicos se dieran cuenta de que la ceguera estaba provocada por la sangre acumulada, y tras una operación pudo recuperarla. Ocho meses estuvo ingresada entre Cruces, Gorliz y Mondragón hasta que por fin volvió a casa. Finalizada esa batalla comenzó otra que María Luisa no esperaba. «Yo tenía que ir tres veces por semana a Bilbao para la rehabilitación. Convencí a mi marido para que me comprará una motillo y en ese momento pensé: ya soy libre». No fue hasta que llegó a la estación y vio la distancia del tren al andén cuando se dio cuenta de que aún no podía serlo.

«Lo primero que hice fui escribir al Ararteko, pero me dijo que él no podía hacer nada al tratarse de una empresa nacional, aunque me puso en contacto con la defensora del pueblo», explica. Cuando le dijeron que no había posibilidades de cambio por falta de medios, Goikoetxea comenzó a recoger firmas en Change.org. La entonces diputada de Acción Social, Isabel Sánchez, se hizo eco de su problema, y la puso en contacto con las senadoras del PNV.  «Una de ellas consiguió hablar con el director de Renfe y le dijo que el interventor de la estación debía ayudarme a subir». También se puso en contacto con Fekor, la federación coordinadora de personas con discapacidad física de Bizkaia. «En 2016 hicimos una manifestación en Orduña que fue increíble, la ciudad invadida por sillas de ruedas», relata Goikoetxea con una sonrisa.

Su idea era entregar las firmas en Bilbao, pero le convencieron de hacerlo en Madrid, donde tendría un impacto mayor. Allí lo hizo junto a 'El Langui', el conocido actor y cantante que también padece problemas de movilidad. Para su sorpresa, la plataforma había logrado concertar una reunión con Atendo, el servicio de asistencia de Renfe para viajeros con movilidad reducida. «Me ofrecieron una prueba piloto, a la que accedí encantada, pero la promesa era que en el futuro sería para todos». No fue así, sin embargo y sólo ella podía hacer uso de la plataforma especial que se instaló en la estación de Orduña. «Sentía que había defraudado a mucha gente», señala.

Llegó la pandemia y la situación se paralizó, pero una vez terminada Maria Luisa decidió proseguir con la lucha. «No era justo que únicamente me beneficiara yo». Así comenzó una nueva etapa, en la que pusieron hojas de reclamaciones pidiendo accesibilidad en todas las estaciones de la línea. «La respuesta de Renfe fue que estos procesos llevan periodos amplios de ejecución por el volumen de inversión que implican, y nosotros les recordamos que la accesibilidad es de obligado cumplimeinto y que los plazos que marcaron en su momento ya se habían cumplido».

Finalmente, poco después de que el Gobierno vasco firmara el acuerdo de transferencias, la consejera de Movilidad, Susana García, se puso en contacto con Goikoetxea. «Me presentó el plan de realce de andenes y me dio esperanza. Se que mucha gente pensó que las firmas no habían servido para nada, pero fue lo primero que miró la consejera cuando tomó posesión del cargo», cuenta Goikoetxea. «Tengo que darles un voto de confianza. Si consigue salir adelante abriré una botella de champán».

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