«Antes hacíamos lo que podíamos en los 'san faustos', ahora todo es mucho más organizado»

Para alguien como Iñaki Zorriketa, basauritarra del barrio de Basozelai e integrante desde hace «nada menos que 43 años» de la cuadrilla Txikerrak, haber ganado el primer premio del concurso de cartel de los Sanfaustos es todo un «orgullo». Testigo de excepción durante estas décadas de cómo han evolucionado los festejos, recuerda perfectamente cuando se vistió por primera vez de blanco y se ajustó la faja roja. «Yo soy del siguiente grupo de edad a los fundadores», explica.

Con su trabajo, que lleva por nombre 'Alaia', pretende evocar la alegría y diversión que deben acompañar a las fiestas. «Ya tocaba después de dos años», señala. El lienzo es un retrato de la Eskarabillera acompañada por una fragua y la fábrica de La Basconia. «No se nos tiene que olvidar que son los orígenes de Basauri, de cómo creció el municipio por aquellos que venían de fuera a trabajar», manifiesta Zorriketa.

Los colores oscuros prevalecen sobre los típicos fondos claros. «Si no, desvían la mirada y lo importante queda en un segundo plano», aclara. «Es la primera vez que me presentó- su obra se impuso a otros 32 aspirantes- pero lo cierto es que después de terminarlo tenía dudas porque siempre se te van ocurriendo nuevas ideas», concluye el artista que tiene a Gustav Klimt, uno de los pintores austriacos más relevantes de todos los tiempos como su referente.

La agrupación de Zorriketa tiene un papel relevante porque es la encargada de sacar al santo el día grande y lanza todas las mañanas el txupin que marca el arranque de cada nueva jornada -durante nueve días hay que ponerse las albarcas, el traje de fiestas al ritmo de los cascabeles y salir a disfrutar-. «Esto ha cambiado mucho, antes hacíamos lo que podíamos, ahora todo está más organizado y ha ido a mejor. Yo ya las veo más desde la barrera porque es cierto que las lonjas y la fiesta en sí son más de jóvenes. Aunque todos disfrutamos: los mayores con nuestros amigos y los niños descubriendo los cabezudos y todas las actividades que hay», explica a EL CORREO.

«No soy creyente, pero sacar al santo es otra cosa. Es un lugar de reunión, de juntarte con la gente de tu edad, de ver a tus amigos, de reencontrarse con aquellos que se han ido a vivir a otros sitios y vuelven por fiestas. Siempre hace mucha ilusión», apunta el conocido vecino, que en los últimos años se ha volcado en fotografiar todos los rincones de los barrios de Basauri.

Zorriketa ha sido durante muchos años la persona que atendía la taberna municipal de Zaratamo, hasta que hace cuatro años sufrió un ictus del que poco a poco se recupera. «Cada vez me arreglo mejor, pero ha costado, así que este año me lo tomaré con tranquilidad. Aprovecharé para poder enseñarle a mi nieta los cabezudos y que disfrute de los festejos porque ahora tiene 4 años y con la pandemia todavía no sabe lo que son los Sanfaustos.

El problema circulatorio que ha sufrido le impedirá probar el zurrakapote. «No puedo beber alcohol, aunque también es cierto que ya lo hice de joven», recuerda entre risas.

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