Se mueven las codornices
Como siempre, al aproximarse la desveda algunos aficionados, jóvenes normalmente, empiezan a dudar de lo que les va a deparar la temporada. Y es normal, ... porque saben bien que las codornices les pueden jugar la mala pasada de encontrar pocas donde hace poco abundaban, como me temo que va a ocurrir esta temporada. Por el contrario, para el cazador veterano de codornices, la práctica de la caza es la razón positiva permanente, mientras que para los principiantes es indispensable el estudio de los distintos factores de adaptación al desarrollo del trabajo práctico. En definitiva, que donde a día de hoy se está cosechando en zonas frescas y altas hay codornices. Por contra, donde se ha cosechado hace dos o tres semanas es posible que brillen por su ausencia.
En las parameras es importante fijarse al empezar a cazar, si las botas se mojan por el rocío mañanero, suficiente para que las codornices puedan beber y aguantar en la zona, porque llover no ha llovido hace más de un mes y eso es fatal. Andar mucho no quiere decir que se ande bien o que se cace bien y menos si no se tiene un buen perro. Tampoco llevar una escopeta significa que se posean los conocimientos que esta práctica requiere. De hecho, la mayoría de las piezas que se fallan podrían haberse cobrado si el cazador no se hubiera precipitado al disparar.
Para terminar, unos consejos para los cazadores de nuevo cuño: el perro que cace siempre despacio, cortando bien el terreno, con el viento de cara y el sol de espaldas si es posible, contar hasta tres antes de doblar el dedo índice, mostrada la pieza intentar los diestros cerrar la salida del lado derecho de forma que se obligue a la codorniz a arrancar por el lado izquierdo, posición mucho más fácil para correr la mano y abatir al animal, para encontrar la pieza abatida y no despistarse, no quitar la vista del lugar donde cayó dejando una señal en el lugar.
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