Despedida de su trabajo en un bar de Zalla por denunciar abusos sexuales de un cliente
La madre de la víctima señala que su jefa la despidió al día siguiente de que le entregara la orden de alejamiento alegando que estaba en periodo de prueba
Indignación y rabia en Zalla. Una joven de 18 años, Nayara, que trabajaba como camarera en el bar del hogar del jubilado, ha denunciado haber ... sufrido abusos sexuales de forma continuada por un cliente del local, de unos 48 años. La historia ha sido desvelada por la madre de la víctima, «por obligación moral y social», en un vídeo colgado en las redes sociales, que ha llevado al Ayuntamiento a activar el protocolo contra este tipo de agresiones. Tras convocar una junta de portavoces de urgencia, la Corporación leyó a mediodía de ayer una declaración institucional, condenando los hechos.
«La Justicia de momento ha actuado bien porque Fiscalía ha dicho que no se trata de un delito leve y lo ha considerado grave, y como tal se está investigando», explicó la progenitora. La mujer relató que su hija ha denunciado lo ocurrido «cuando ha tenido fuerzas suficientes para pedir ayuda y decir basta ya, después de que el otro día el hombre se pusiera a aporrear la puerta del bar para entrar y hacerle algo». Según contó, la joven habría sufrido tocamientos por parte de este hombre, «quien ha forcejeado con ella y la ha intentado besar».
Unas agresiones continuadas que junto al informe policial han propiciado una orden de alejamiento del presunto agresor, cliente del bar del hogar del jubilado en el que Nayara estaba empleada. Un escenario que, supuestamente, habría aprovechado el acusado para sobrepasarse con ella.
«Silenciarla»
Pero la historia no acaba ahí. Tras este duro episodio, la camarera fue despedida al día siguiente de comunicarle a su jefa la existencia de esa orden de alejamiento. «Fue por WhatsApp, diciéndole que no había superado el periodo de prueba. Es más que evidente que ha pretendido silenciarla», denuncia la madre indignada, asegurando que la tenía trabajando muchas más horas de las que figuraban en el contrato y afirmando que solicitará una inspección. «Lo que más le duele a mi hija es que le hayan puesto en duda y que la despidan de esta forma tan cruel».
El Ayuntamiento, por su parte, mostró su rotunda condena y rechazo ante la presunta agresión, y ha ofrecido a la víctima y a su entorno «todos los recursos psicológicos, jurídicos sanitarios, de protección y de acogida que requiera». La institución admite que el local en el que se encuentra este bar es de titularidad municipal, pero recuerda que fue cedido a la Asociación Hogar del Jubilado en 1999 por un periodo de 50 años. La junta de esta agrupación, señalan las mismas fuentes, es la encargada de gestionar tanto el contrato de hostelería como otro de peluquería.
El alcalde, Unai Diago, ya se ha puesto en contacto con el presidente de dicha asociación, y pidió ayer que, con independencia de que el local sea o no municipal, se actúe «con el máximo rigor y se apliquen los mecanismos existentes a través de sus estatutos y de los contratos que poseen con los arrendatarios».
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